POEMARIO: Cambio climático

CamBio Klimático

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Cambio Climático


El montón de escombros,
  el bosque arrasado por las máquinas,
la fiesta de las muñecas inquietantes,
      las pisadas sangrientas en la nieve,
tu corazón y el mio
   para siempre entremezclados.
Las montañas eternas
            que refulgen en la hora mágica
                 en que los gorjeos de los pajarillos
                   entre las memorias de la Historia
                        se abren paso a la consciencia
cuando esta se deshace
con sus hebras de tristeza y alegría
vertiginosamente girando
            hacia la plenitud
               como hacia la palma de una mano
inmensa en el cielo monumental
sobre troncos tirados por los tornados
por donde todos deambulan
                   caminando buscando eternamente
y tan solo nosotros quedamos,
    como dos brillos lejanos,
atrás, muy atrás
               angustiados entre las ruinas. 

Calentamiento de la Atmósfera




La rotunda verdad poética
implacablemente clara
en su misterioso enunciado
como envuelta,
torrencialmente lloviendo
sobre los campos y los caminos.

    La madre y el padre y el primer amor
y tu, como vistos desde una montaña
   al mirar hacia adentro,
para siempre hechos de la materia
                  de lo universal
que todo niño merece.

    La avenida.
La gran avenida,
los colores verde y naranja
en que camino en mi ayer muerto
geográficamente posicionados
bajo la manta del estío
alrededor de mil nuevos sumideros
      luchando conmigo mismo,
mientras sudo y los ojos me queman
      como un ser de cera inacabablemente
          insurgente de si mismo,
como todos
caminando en la playa
golpeado por las olas,
como si el Sol y el Océano
   me atrajeran irremisiblemente
     entre espejos del hombre
     que se adentra en la Mar.

Desglaciación

Los hielos abarcan hasta el final
   de la mirada interna y externa
pero el mayor témpano está en el corazón.
   
     Todo lo que escuchas es el viento
     de los siglos, cómo cambia, todo,
el mar viene, el mar se va, 
docenas, cientos de kilómetros,
el cielo rojo me persigue infinito,
  las rocas de los bajíos son prados,
las arenas del desierto nieves,
   el huracán el roció, y la hoguera
el lugar del encuentro de los humanos.

No apagaremos el fuego
          ni descuidaremos la senda hacia la hoguera
                 el inmenso domo universal de gigantescos icebergs
                       y los cúmulos de galaxias que nos esperan.

Subida del Nivel del Mar


Queda para siempre en las nubes,
en el milenario encinar,
en la montaña y luego en su arena,
y después en otra estrella y en otra estrella más,
ese dolor del hombre que vé subir el mar
imparablemente sobre las ruinas del Amor.

Tumbado en el prado, con una brizna de yerba
mordisqueada en la boca, bajo el radiante Sol,
    divertido miraba las nubes y el clamoroso azul
pero el agua subía y subía,
¡Ay, si yo lo hubiera sabido entonces!

Las montañas, los ciervos, la solitaria cuesta,
el rudo pedregal
como si fueran las páginas de un libro abierto
al otro lado mis pensamientos,
la imagen de la mirada
volando hacia tus ojos, memorias, recuerdos.

¡Ay, ardilla que me sigues por la floresta
durante décadas y milenios y cada segundo,
y cada lágrima y cada hermosa brisa y cada ensueño!
¿para qué lo haces si el mar eternamente me busca?

Desertificación

Creative Commos. Eldan Goldenberg

Quien debiera estar no está,
siempre fue así
un desierto de mar de una vida
de piedras de soledad
en la que de principio a fin
quienes debían estar no estaban.

En mis manos no está, no,
construir un hogar en el desierto,
solo casas de espejismos
de susurros de los vientos.

Me parece que de nuevo camino,
siempre sin lo esencial,
las cuentas del rosario
como fantasmas de piedra amarilla
corren entre los dedos.

Camino por las piedras
pensando en el mar estéril
con las olas golpeando mi cerebro,
       el suelo quema y corta,
la temperatura se eleva
      y la carcasa del alacrán
que no pudo resistir más el fuego
parece saludarme piadosamente.

¡Oh, adónde vas caminante por esta senda infernal!
                        No será peor que lo ya andado,
                                contesta el viento.

Salvar al Planeta



De la religión del salvar al Hombre
a la religión del salvar al Planeta
al hacer el viaje de su tránsito
me doy cuenta, a conciencia,
dolido por todo por adentro
de que somos más pobres todavía.

Pienso que no queréis salvar al planeta
sino justificar que no nos salvemos
los descalzos del mundo de las piedras
duras que irán al Sol y las nubes
y sienten que el mar y la luna
y el horizonte universal
salva al hombre y a la mujer
y al anciano y al niño.

Las fuerzas humildes de la antigua religión
son las más poderosas y, no os engañéis,
las más temibles
porque salvan al Hombre
y la sal de la Tierra
y la esmeralda de la Noche
y la palabra junto al Fuego.

CO2



No se cae, no se derrumba todo,
caminamos entre ruinas,
dicen que es el CO2.

La energía pasada, pasó,
los libros escritos en la arena
son cruzados por sendas
que luego barrió el viento.

Considero muy cierto el problema del CO2.

¡Oh, el CO2, ante la columnata derruida,
rezo en mi hacia el Cosmos,
inclino la cabeza exhausto,
mientras las zarzas invaden los senderos
de las montañas desde las que se divisa
el mar, todo lo que queda es una explanada
y escombros entre arenas y una costa estéril
y CO2.

Siempre hubo CO2
pues para llegar a Dios
siempre hay que cruzar
una región salvaje y devastada
desde la era de los dinosaurios al Apocalipsis
compuesta con CO2.

Proliferación de Catástrofes



Los dioses que devastaron el pasado
parecen sueltos corriendo como titanes
por los valles.

Doquiera miremos es el fin del mundo,
poderes que enclaustran los ríos
y acorralan a los hombres 
contra los precipicios,
hacia todos los lados abismos,
y aquí te busco a ti.

La mayor catástrofe es la epidemia
de tristeza, el sollozo popular
bajo aquellos que nunca comprendieron
el significado de la magnitud del mar.

Tiene que haber un sueño cada día
incluso bajo la tormenta
inabarcable, tiene que haber
danza de la mirada por los horizontes
hasta cuando la vastedad de las ruinas
ciega
(La lavadora no funciona,
se le cayeron las tripas
cuando hablaba con la vecina,
los ancianos fueron abandonados,
no viajéis, no gastéis, no comáis carne,
no améis).

La Historia como un tramo incomprensible,
un viaje astral, en su zona trágica.

Microclimas



Una caja de bombones
de colores y metal, vistosa,
repleta de cosas, - alfileres,
monedas, mecheros, grapas -,
es como las ilusiones
y lo que fue realmente.
Pero la dicha ocurrió a veces
como el claro entre las nubes,
la columna de luz en los cielos
tormentosos, los autobuses de servicio
en los fines de semana.
En el valle bajo la montaña,
en el invierno la sombra
tras el frío, allá a lo lejos,
el viento siega el calor.
¡Oh Dios¡
¿cómo fue la soledad
de estos parajes
hace diez mil años?
Quienes no estábamos allí
queremos saber vanamente
quiénes estaban allí;
 un rayo de luz nutricia,
     una gaviota errante,
      una lagartija aturdida,
        un peregrino imaginario
    saltando de costa a monte
   entre el amor y el fuego
y los caminos y el abismo.

Homo en Extinción


       

     Un viento entre la burocracia
rebasando los palacios y las oficinas,
el viento de la Historia Transcendental
enciende la mirada y la inquietud del gemido;
volver a la Edad de la Carcajada Espontánea
    cabalgando entre torbellinos aullantes
que irrestrictos transforman el Universo.

Toda la Soledad de los amores perdidos
recordados cuando caminábamos,
       brumoso humo vapor gris
                               negro azulado,
en el atardecer frío por la calle vacía,
luces blancas tristes rodeándonos como OVNIS danzantes,
    te miro y me miras entre la montaña y la playa
   es como un ancla en la floresta lo que nos une,
de pronto me miro a mi un segundo
          y ya no estás
           camino solo
   en mi nariz se agolpa la angustia
        caminando sigo
         homo sapiens
         o solo Homo.

K.A.García-Salmones. 2021. Baskonia


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