Charlie Hebdo, Geoclasismo y Etimología.” Por K.A.García-Salmones

Un momento de la persecución tras los atentados de Paris

Tras los brutales y sospechosos atentados contra la revista satírica francesa de derechas, Charlie Hebdo, y contra un supermercado judio, está saliendo al descubierto una extraordinaria, masiva y estrafalaria campaña de criminalización del proletariado africano de la Península Europea. El cuerpo ideológico de esta campaña que azuzan los media del capital superconcentrado se centra y pretende centrar el eje de las contradicciones fundamentales y nucleares en la supuesta antagonía Occidente / Islam, que estaría sucediendo y sustituyendo al viejo eje reaccionario Cristiandad / Islam, en cuya semántica quizás ocurre que no caben el sionismo de los neocons yankis e israelis y el liberalismo canibal de sus euroamigotes.

UN POCO DE HISTORIA DE LAS CIVILIZACIONES Y MARXISMO

A su vez, está oposición tan repentinamente convertida en espíritu de la totalidad durante estos gloriosos días para la sociedad del espectáculo, está enmarcada en lo ideológico con la teoría del choque de civilizaciones. Esta teoría, de Samuel Phillips Huntington, en donde geopolítica imperialista y lucha de clases son ordenadas según una cosmovisión de las tensiones friccionales de las grandes regiones mundiales causadas por las “civilizaciones”, – lo que responde finalmente a la contradicción territorial de la concurrencia capitalista sobre el excedente mundial, una forma de la lucha de clases mundial -, a su vez, está imitada de la vieja crítica a la teoría marxista realizada por el británico  Arnold J. Toynbee, a principios del siglo pasado, en su obra magna “Estudio de la historia”, en la que procede a considerar sujetos de la historia a las grandes acumulaciones culturales postpaleolíticas, que denomina civilizaciones.
Por supuesto, el post-atentado , que trae una nueva puesta de largo de esta cosmovisión de las elites oligárquicas burguesas, propietarias de los grandes capitales concentrados y superconcentrados, también ha traído la imposición, con una celeridad vertiginosa, de todo tipo de medidas bonapartistas, hacia el interior.
Medidas bonapartistas, cuando no directamente fascistas, y por tanto portadoras de profusa verborrea xenófoba enfocada a justificar la rabiosa agresividad hacia el exterior, ya activa en el pre-atentado, que estaban preparadas para la ocasión. En todo caso, con esta excusa, las burguesías oeste-europeas están movilizando la porra del policía contra los musulmanes, señalados sospechosos estructuralmente, que como por casualidad son mayoritariamente jóvenes, mayoritariamente proletarios y mayoritariamente “magrebís”. Así, el premio gordo de la nueva lotería de la persecución y la arbitrariedad de esta Civilización Capitalista en proceso de descomposición se lo lleva, qué casualidad, el proletariado en una de sus fracciones más depauperadas.
En lugar de la teoría marxista de la lucha de clases como motor principal de esta fase de la historia, Huntington plantea lo siguiente:

Mi hipótesis es que la fuente fundamental de conflicto en este nuevo mundo no será en principio ideológica o económica. Las grandes divisiones entre la humanidad y la fuente de conflicto dominante serán culturales. Los estados nación seguirán siendo los actores más poderosos para los asuntos exteriores, pero los principales conflictos de política global ocurrirán entre naciones y grupos pertenecientes a diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominará la política global. Las líneas de falla entre las civilizaciones serán las líneas de batalla del futuro.

El problema de esta posición es la fundamentación del concepto “civilización”, que en pura etimología materialista-marxista, significa ‘acción de urbanizar’, acción de hacer ciudad.
Los grandes procesos históricos de urbanización siempre se han basado en modos de producción en eclosión y con su respectiva lucha de clases, aun cuando hay que conceder que durante el paleolítico las gentes disponían de formas rudimentarias de urbanización, a modo de ciudad natural. Sin embargo, para los teóricos burgueses el concepto “civilización” remite, en último análisis, a un concepto ideológico, auto lógico, cuyo fundamento es, y son, finalmente, la Religión y las religiones.
Por el contrario, para los marxistas el concepto de Civilización está fundamentado en los grandes procesos de urbanización de los principales modos de producción, por esto podemos y debemos hablar de que en la actualidad hay, al contrario de lo que nos están contando con la ideología neoconservadora, una única Civilización, la Civilización capitalista.
Inmediatamente, las grandes diferencias culturales de larga data, a las que podríamos denominar civilizaciones sin mayúsculas, son explicables materialmente por las Diásporas del Género Homo a lo largo y ancho del planeta, durante el Paleolítico, y más en particular por su Especie Sapiens Sapiens, a la que todos pertenecemos. Así, habrá tantas civilizaciones, con minúsculas, como grandes acumulaciones culturales paleolíticas hayan llegado a la fase capitalista industrial y a su urbanización planetaria que algunos denominan, por su intenso impacto geofísico, El Antropoceno: El tiempo de una única y masiva urbanización en todo el planeta.
Por mucha difusión que se haga de la teoría de la lucha de civilizaciones, la lucha entre religiosos y empleando los dogmas religiosos, es un clásico de la fase de la historia en la que el motor principal de las transformaciones y del desarrollo es la lucha de clases. Lo que llamamos la Época de la Sociedad de Clases, cuyo inicio hay que remitir a -11.000 años antes del presente, tras los descubrimientos de Gobekli tepel.

 

Imagen del yacimiento de Gobekli Tepe, en Turquía. Es particularmente importante porque refleja el primer proceso de urbanización conocido, que sorprendentemente data del Paleolítico, hace más de 11.000 años. Créditos: Wikipedia

EL GEOCLASISMO Y SU CAUSA EN LA DESIGUALDAD TERRITORIAL DE LA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA MUNDIAL.

Una de las cosas que descubrimos con menor sorpresa es cómo el rechazo a los atentados es transformado en un rechazo a los “magrebís”, es decir, a los moros, forma despectiva de mauritano, que es el gentilicio original, donde moro-mauri significa pintado o coloreado, de la antigua raíz “mar”, color.
Por cierto que la mayoría de los estudios europeos de genética de poblaciones no incluyen datos sobre el norte de África, aunque si de Oriente Medio. Pero es evidente que no solo la tecnología y la cultura sino también la población misma del Norte de África y de Europa están ampliamente re-mezcladas, con frecuentes flujos intensos acaecidos hacia un lado y hacia el otro desde los inicios del proceso de neolitización. Y ahora ello va in crescendo debido a la formación de un sistema de urbanización mundial integrado, sobre la base de la expansión del sistema mundial productor de mercancías.
Pero los media ahora se están dedicando a informarnos de que “Occidente” está siendo atacado por el Islam, por el integrismo, por el fanatismo religioso, que esto es intolerable y que tenemos que hacer piña detrás de la burguesía europea en esta presunta guerra de civilizaciones. Los occidentales están, estarían, en guerra con los islámicos, lo que estaría sucediendo o porque el Islam fuera una religión negativa o porque habría “islamófobos“, -nadie entiende porqué no son descritos como simplemente antiislámicos – que se sobrepasan en su rechazo civilizacional al Islam surgiendo “un conflicto”, por supuesto que de identidades.
Todo esto es verborrea capitalista y pequeño burguesa, y en realidad lo que está ocurriendo es que durante el desarrollo del modelo de acumulación y valorización de capitales fordista, había la necesidad de una intensa demanda de fuerza de trabajo, precisamente para realizar la expansión de la urbanización, sus infraestructuras y sus sistemas, para eso necesitaban emplear inmensas masas de fuerza de trabajo, que hubieron de importar de África, por medio del ejercicio del imperialismo demográfico, porque la natalidad del proletariado interno caía derrumbada a medida que su mortalidad aumentaba, su fecundidad bajaba y una parte considerable de ese proletariado interno, eludiendo la depauperación y la proletarización, se transformaba en pequeña burguesía y en partes del salariado técnico no productor de plusvalía,  con el sobrenombre de “clase media”.
Pero desde los años 1970s se desató una revolución tecnológica, al par que comenzó una dinámica nueva en la que cada vez más iba disminuyendo la necesidad del empleo extensivo y prolongado de la fuerza de trabajo manual porque, fundamentalmente, ya estaba hecha la urbanización y, además, porque parte del proceso productivo se exportaba a regiones con menor composición orgánica del capital a la búsqueda de mayor masa de plusvalía.
La Tercera Revolución Industrial que estamos padeciendo, basada en la aplicación intensiva de la microelectrónica y la informática a los procesos productivos y organizacionales, convierte en obsoletas y relativamente prescindibles para la sociedad burguesa a masas cada vez más crecientes del proletariado, habiendo quedado embolsada en el estado francés una masa de más de veinte millones de proletarios en situación de sobrepoblación relativa estructural, en subempleo estructural, durante las últimas décadas. Así que uno de cada tres obreros estaba en abierta depauperación, pero a medida que se expanden y profundizan y enraízan los efectos de la III Revolución Industrial, sobre todo tras el estallido financiero de 2008, esta proporción de población, subempleada estructuralmente respecto al total de la población activa, tiene la tendencia a aumentar su proporción sobre el total hacia estar desempleados o subempleados estructurales uno de cada dos pobladores.
Pero el georigen de esta población subempleada estructuralmente, a la vez superexplotada y supermarginada, es sobre todo africano, aunque también hay crecientemente personas con un gran bloque con georigen del Hexágono y de otros bloques menores con georígenes que van desde Las Américas a Europa del este y Asia, habiendo quedado esa diversidad en una concurrencia maximizada por el empleo y el salario indirecto, que tiende a tomar formas políticas.
A medida que se profundiza la caída del empleo, a causa de la profundización del límite interno del capital por la reducción relativa, pero continua, de la fuerza de trabajo empleada, y así de la masa de plusvalía, las tensiones internas en esta base de la población, el proletariado subempleado, aumentan, en parte por la inercia estructural en parte por el desvío de las fuerzas de negación del proletariado endógeno con georigen francés desde la burguesía hacia el proletariado norafrooccidental.
Es sabido que en Francia en torno a unos 20 millones de personas sobre el total de 65 millones son de georigen externo, como corresponde a una potencia imperialista demográfica, mientras que unos seis millones provienen de la última inmigración, históricamente traumática, realizada desde Norafrica en el marco del periodo final de la expansión  fordismo. Esta ola inmigratoria que constituye el proletariado africano interno de Francia. Reune una doble condición negativa desde el punto de vista del capital y sus aliados, y así en la lucha de clases, que nada tiene que ver con la religión; es además el proletariado depauperado y subempleado, proletariado externo en la metrópoli imperialista demográfica. Por esto el capital está contra él, no por el terrorismo de estos pequeños grupos que el mismo capital monopolista europeo ha alentado durante la Guerra contra Siria de una forma extremadamente sospechosa.
Como vemos, el análisis marxista derrumba las tonterías y las idioteces de los alucinados por la supuesta lucha de civilizaciones… para justificar la represión y la guerra, empleando las religiones, y pasando muy rápido cuando no encubriendo con el mayor descaro el proceso de la lucha de clases.

GEOCLASISMO Y MANIPULACIÓN DEL LENGUAJE

Pero ahora nos están bombardeando en continuo con el rollazo de que “los occidentales” que hacen esto y lo otro, y claro, empleando continuamente el Nos inclusivo. Pues bien, el nombre empleado para definir el georigen de la parte proletaria de la población a la que el bloque neomacartista está encausando con su otra herramienta, ésta ya represiva, del supuesto “antiterrorismo”, resulta que es el de magrebís…
El caso es que “magrebí” significa occidental.
Magreb es Poniente y Máshrek es Levante en lengua árabe, como Occidente significa Poniente y Oriente significa Levante en latín.
Pero ¿por qué no decimos occidental en lugar de magrebí en su caso, pero en el caso de la gente del País Europeo si decimos occidental y no western? No lo decimos porque normalmente empleamos el lenguaje de la clase dominante, que es el lenguaje dominante. Y las fracciones dominantes de la clase dominante están interesadas en mantener esa oposición cultural en esta fase.
Como vemos, la palabra es distinta pero el concepto es el mismo. La lucha por las formas oculta, pues, la lucha por los contenidos, y los contenidos no son otros que la plusvalía, o el excedente mundial. Estas luchas interterritoriales por el excedente internacional y por o contra la producción plusvalía tienen que necesariamente tender a aumentar a medida que se reduce la masa de plusvalía durante la Tercera Revolución Industrial.
Caeríamos en una trampa si creyéramos que al proletariado afronoroccidental se les llama “magrebis” y no occidentales, y a los westerns, en realidad norterns, no se les llama westerns o norterns en lugar de occidentales, solo por una cuestión cultural, – aunque claro que opera la cultura -, pues la lucha de clases es el motor de la historia y del lenguaje. ¿Por qué a estas personas no se les llama “occidentales”, cuando lo son tanto o más como cualquiera de los “occidentales” del norte del mediterráneo o del norte de la Península Europea?
Pues está claro; por que la renta media de la población norteafricana, o sea de los occidentales del sur, afronoroccidentales (o surmediterráneos), ahora es menor que la de los normediterráneos, por esto los media del capital están más proclives a no respetarles y, como estamos viendo ahora, muy dispuestos a intentar aplicarles verdaderas dictaduras etnoclasistas, y vemos que también geoclasistas, que tienen que ver con la frontera salvaje frontera construida con el salvaje desnivel de renta que el capitalismo ha generado entre ambos riberas del Mediterráneo y entre Europa y África.
Y esta población proletaria se encuentra pues atrapada en una posición oprimida en una interactividad de la lucha de clases mundial en el que el imperialismo se expresa a dos niveles, como el Gran Juego Mundial por los recursos y la Hegemonía imperialista mundial, donde dominan los EEUU e Israel, y como el Pequeño Juego del estado francés, su socio español y el euroimperialismo alemán, avanzan en caída y retroceso histórico ante el cambio de las correlaciones de fuerzas en la lucha por alienar plusvalía mundial. Mientras que el trasfondo estructural es un proceso mundial de enorme trascendencia histórica en el que el capitalismo parece estar llegando a su límite absoluto interno, a causa del acelerado superdesarrollo de las fuerzas productivas que ha traído la III Revolución Industrial, basada en la microelectrónica y la informática. La tendencia al fascismo, el imperialismo y la guerra, en la dinámica de la estructuras, que se viene incrementando a medida que la crisis de sobreproducción se transforma en endogámica, tendrá su contratendencia hacia la revolución, el socialismo y la generalización de la lucha por la paz.

K.A.García-Salmones

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