Estadísticas de la desigualdad clases-géneros.

 

Capítulo del libro: “LA GUERRA DE GÉNEROS MUNDIAL. (Maximización de la concurrencia, guerra de géneros y acumulación de capital”).

Mujeres obreras vascas en la fabrica de boinas Elosegi de TolosaMujeres obreras vascas en la fabrica de boinas Elosegi de Tolosa
La ideología dominante, la seleccionada por la Inteligencia Colectiva Dominante, que es la capitalista, normalmente traslada dos formatos de consideración con relación a la desigualdad de género. La primera consiste en afirmar que el hombre oprime a la mujer, sufriendo desigualmente las sevicias y humillaciones de este modo de producción y sus tipos de sociedad machistas. La segunda va más allá y sostiene que solo sufren las mujeres. Hay sin embargo importantes datos que desmienten radicalmente a esta segunda posición y matizan de manera muy importante a la primera, datos ante los que sin embargo gran parte de los comunistas hacen chitón y barren bajo la alfombra para no importunar sus posiciones políticas.
No se pueden despreciar, sin embargo, hechos estadísticos de la relevancia de los diferenciales de la esperanza de vida al nacer de las mujeres de familias burguesas y de la aristocracia obrera, por encima de los 84 años en el estado español, y de los hombres nacidos en familias con bajos ingresos y salarios, con un diferencial de esperanza de vida al nacer que oscila entre los 15 y 30 años dependiendo de si hablamos de los obreros manuales con empleo o de los obreros que caen en los bolsones de paro estructural. Ambas fracciones tienen, además, una esperanza de vida media al nacer menores que las mujeres de sus respectivas fracciones de clase.
No se pueden despreciar estas crudas realidades, pero se desprecian sistemáticamente a la hora de ubicar el feminismo realmente existente en la lucha de clases realmente existente. La elusión en los debates de datos como estos, su explicación biologista o culturalista (los hombres serían o estarían educados para ser “más brutos”, de donde vendría su mayor mortalidad), encubren la existencia de una brutal lucha de clases en las formaciones sociales en que se está realizando la abolición del patriarcado y la igualdad de géneros en condiciones capitalistas.
La esperanza de vida al nacer consiste en la media de duración de la vida de una persona en una formación social concreta (o en una fracción social o territorial concreta) calculada atendiendo a lo que realmente viven por término medio las personas componentes de esa formación social. Se refiere, por tanto, a fenómenos sociales del pasado, que arbitrariamente se proyectan al futuro de la vida de todos los recién nacidos en un país, y sin desagregar de la media. En las estadísticas de la esperanza de vida al nacer nos encontramos con resultados que hacen chirriar estridentemente algunas de las afirmaciones de la ideología dominante en el campo de las desigualdades de género, pues no se entiende bien por qué los hombres, opresores estructurales, viven menos que las mujeres, oprimidas estructurales.
Resulta sorprendente que las oprimidas vivan más que los opresores, pero la imagen de la brutalidad de los opresores explicaría esta circunstancia. El único problema es que la brutalidad, la ignorancia y las miserias suelen quedar restringidos al proletariado, siendo la educación, la sensibilidad y la sofisticación privilegio de la clase explotadora y sus socios y aliados. Sin embargo, este argumento tampoco aclara el por qué de existencia de una brecha de género en la esperanza de vida al nacer entre hombres y mujeres de clase obrera, que se registra en todo el mundo capitalista como una determinación pasmosa.

Brecha de género en la esperanza de vida y Esfera de la Producción.

Veamos este gráfico estadístico sobre la brecha de género en la esperanza de vida al nacer en la escala estatal española:
evolucion_de_la_esperanza_de_vida_en_el_estado_espaniol_por_sexos_1991-2010Evolución de la esperanza de vida en España, por sexos, entre 1991 y 2010. Fuente: El País, 2 de marzo de 2012, con datos del INE.(6)
Como vemos, en las crisis, cuando el paro aumenta, se reduce la brecha de género en la esperanza de vida, debido a la menor mortalidad masculina en la clase obrera, y cuando la acumulación de capital está en auge, cuando el paro se reduce o el trabajo aumenta y aumenta la mortalidad, la brecha de género también aumenta. Esto lleva a la convicción de que la mayor mortalidad de los hombres y las mujeres significa que el mayor tiempo promedio de vida de las mujeres se debe precisamente a su menor exposición en la Esfera de la Producción, y su mayoritaria presencia en la Esfera de la Reproducción, en la Producción de Vida y la Reproducción Social en el siglo XX.
Ahora bien, esto es precisamente lo que cambia la igualdad de género introducida en condiciones capitalistas, el que las mujeres abandonan masivamente, como veremos en el capítulo siguiente, la Esfera de la Reproducción para entrar masivamente en la Esfera de la Producción.
En realidad, las fuerzas productivas sociales cuidan y se interponen entre los riesgos y las reproductoras, asumiéndolos ellas mismas, a esto se suma, además, el hecho de que su menor participación en la Esfera de la Producción conlleva menor desgaste biológico.
Si mucho no me equivoco, a medida que declina esa posición ante el aparato productivo de las mujeres proletarias según decrece la necesidad del capital de reproductoras nativas de clase obrera en los países capitalistas con la explotación más avanzada, y a medida que las mujeres abandonan la Esfera de la Reproducción, necesariamente tiene que descender la brecha de género hasta igualarse completa o cuasi completamente la esperanza de vida de hombres y mujeres. De hecho, la brecha de género entre hombres y mujeres en la esperanza de vida al nacer muestra un lento descenso estructural, que dura dos décadas y que coincide con la “liberación” de la mujer a través de su cada vez mayor incorporación en la Esfera de la Producción. Descenso que sin duda está desigualmente repartido entre mujeres capitalistas y mujeres obreras.
Y, recordémoslo, lo que estamos viendo en las estadísticas demográficas de la esperanza de vida al nacer informa de la situación del pasado, por lo que en la elaboración de esas estadísticas debería haber un corrector.
Primero habría que sistematizar fielmente la esperanza de vida como lo que es, un reparto de la esperanza de vida, por lo que habría que dar la composición de esperanzas de vida medias por fracciones de clase, desgregado de su resultado general; en segundo lugar, habría que empezar a calcular la esperanza de vida de las mujeres considerando las mismas condiciones que los hombres actuales. Y en tercer lugar habría que cotejarlas con los resultados de las formaciones sociales con menor Salario General (Salario Directo + Salario Indirecto), dado que la tendencia estructural actual es a la apropiación o empoderamiento del salario general indirecto por parte del capital. O, en el caso en que el salario general obrero vaya al alza estructuralmente durante una época en un país, cotejar la esperanza de vida en esa formación social con la esperanza de vida de las formaciones sociales con mayor Salario General. De esta forma tendríamos una proyección realista de la esperanza de vida al nacer.
Como estamos viendo, la brecha de género contiene también una desigualdad con relación a la clase social de las mujeres. ¿Cuántos años viven más de media las mujeres burguesas que las mujeres obreras? Veamos esto:
“El reflejo de las desigualdades sociales en la mortalidad no ha hecho más que intensificarse desde la implantación de las políticas neoliberales en la década del 70. Según el informe de 2009 de la Comisión de Determinantes sociales de la OMS (que analiza datos anteriores a la crisis iniciada en 2007) citado por Vicente Navarro5 : “En Glasgow, un obrero no cualificado tiene una esperanza de vida 28 años menor que la de un hombre de negocios en el peldaño superior en la escala de ingresos” y añade el autor citado: “En Baltimore, un joven negro desempleado tiene una esperanza de vida de 32 años menos que un abogado blanco de un gran bufete” (7).

 Las desigualdades de la esperanza de vida de los hombres entre y dentro de los países seleccionados.
Las desigualdades de la esperanza de vida de los hombres entre y dentro de los países seleccionados.

Las afirmaciones de Navarro y Maestro, que vemos reflejadas en este gráfico estadístico no tienen en cuenta la brecha de género. Si se compara la esperanza de vida media de ese joven proletario y de una mujer de la misma fracción burguesa de ese abogado de Glasgow, hablaríamos quizás 40 años más de esperanza de vida al nacer de esta “oprimida” que ese “opresor”…
¿O no?
En el citado Informe 2009 de la Comisión de Determinantes Sociales de la Organización Mundial de la Salud, se nos muestra otro gráfico estadístico atípico pero crucial para entender en dónde estamos y cuáles son las contradicciones reales que estamos padeciendo, más allá de la ideología dominante, o cualquiera de sus ramales, que intente vendernos la Inteligencia Colectiva Dominante, que es la capitalista:
 La mortalidad ajustada por edad entre los hombres y las mujeres de la República de Corea del Sur por nivel educativo 1993-1997 (8)
La mortalidad ajustada por edad entre los hombres y las mujeres de la República de Corea del Sur por nivel educativo 1993-1997 (8)

Aunque este gráfico estadístico corresponde a Corea del Sur, es más que probable que pueda servir de prototipo para cualquier país con alta composición orgánica media de capital, es decir, con mucho capital por obrero empleado en la producción. Hay que tener en cuenta, no obstante, que Corea del Sur es un país industrial con una explotación de la clase obrera realmente brutal, país capitalista que ha logrado desarrollar potentes monopolios industriales e internacionalizarlos como corporaciones multinacionales aceleradamente. En todo caso, como la mediación principal de estos resultados es el carácter universal de la competencia, puede afirmarse que nos encontramos ante un prototipo.
El ranking de mortalidad, y así de menor esperanza de vida al nacer, lo lideran los hombres con estudios elementales, que suelen ser los que realizan los peores trabajos en el aparato productivo y los que soportan más el paro obrero, así como los más machistas. Lejos le siguen las mujeres de su misma fracción de clase. Y escalonadamente, siguiendo la lógica de la mayor mortalidad masculina, va reduciéndose la mortalidad a medida que se asciende en el grado de instrucción, lo que normalmente equivale a elevadas posiciones en la distribución de la renta, y a la disposición o no de capital. Llama la atención la igualdad en la mortalidad que se registra precisamente en el escalón más elevado. ¿A qué responde esta igualdad, sin duda igualdad de género subsidiada por desigualdad de clases? Al traslado del trabajo de cuidados de reproducción social hacia la clase obrera por parte de ambos géneros en esas fracciones de clase, en perfecta igualdad de géneros sufragada por la clase obrera, por un lado, y a que los hombres de la clase dominante ni intervienen en la parte peligrosa físicamente de la Esfera de la Producción ni padecen las miserias del paro obrero con su insuficiente renta y poder adquisitivo en materias como salud, conocimiento, vivienda, seguridad y ocio.
La conclusión es que la brecha de géneros desmiente de arriba a abajo la existencia de una posición dominante y opresiva estructuralmente por parte de los hombres del proletariado con relación al conjunto de las mujeres en lo que atañe a la prolongación de la vida. Pero este no es un parámetro cualquiera. Esto se intenta maquillar aludiendo a una supuesta brutalidad intrínseca de los hombres, lo que, de hecho, es una forma ideológica de hacer la guerra de géneros para, en realidad, hacer la guerra de clases y seguir alienando plusvalía en las mejores condiciones políticas posibles para la clase capitalista y sus aliados y aliadas.
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NOTAS

(6) Gráfico incluido en el artículo:(ESPECIAL | Las muertes aumentaron un 10% en España durante los seis primeros meses de 2012
(7) La clase obrera paga con su salud y con su vida la crisis capitalista. Entrevista a Ángeles Maestro.
(8) “Closing the Gap in a Generation. Health Equity through Action on Social Determinants of Health.” La esperanza de vida de los hombres, entre y dentro de los países desigualdades, países seleccionados.

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