Albricias, alegría y felicidad: ¡Aleluya! El falangismo de izquierdas, Podemos, logró colmar el vacío del Ausente y sus nuevos líderes fueron elevados a regenerar España, a salvarla. La pesadilla reformista regeneracionista, anti obrera, con un rechazo visceral al proletariado inscrito en su meritocracia, resuelto en un desprecio como ni siquiera llegan a tenerlo los fachas clásicos camisas viejas del régimen, había comenzado. Y, como regalo del rey mago de oro, incienso y mirra, los media del Banco de Santander, primero, y luego el bloque de medias corporativos, en lucha por cuota de pantalla, nuestros reformistas de siempre y los fachas obtusos fingidos del españolismo «nacional», saltan todos a echar leña a ese fuego; que suban las llamas, que alumbren la noche y se extienda el iluminismo regenerador. La historia del neorrefomismo español comenzaba con una interpretación magistral de Pablo Iglesias y el estomagante Nega en la presentación de un libro titulado ¡Abajo el Régimen!, en el exquisito Madrid de la izquierda hispter.
Don Quijote suelto de nuevo, con Sancho, lanzó esta ensalada falangista sobre la base del manipulado-manipulador 15M, aquel movimiento que surgió «espontáneamente» en los mismos días en que el régimen y España se debatían entre ilegalizar a la última intentona de los ilegalizados socialistas abertzales por presentarse legalmente a las elecciones, permitiendo finalmente los togados su entrada en el multipartido de estado en la confianza de que iba a ser la cooptación final, o cometer un genocidio. Deciden lo primero, pero ‘casualmente’, nuestros nazis democráticos, nunca mejor dicho, se ven beneficiados por el humo de una figura colectiva emergente, y más chachi, cuya contraposición ofuscaría a la figura de resistencia que allí caía, así Batasuna es lanzado como fondo figural en disolución mientras emerge a figura-movimiento democratizadora el 15m. En ese parteaguas el 15M era la capa inicial de una amplia maniobra necesaria para que se alzara lo que luego iba a ser esta pesadilla reformista que se llama Podemos, esta droga española venida a salvar que no destruir al régimen.
15M, de los parados a la «regeneración» democrática.
En realidad, recuerdo que cuando analicé de donde salía ese llamamiento del 15M, encontré su origen en una asamblea convocada por los jóvenes en paro de una agrupación local del PSOE. Su objetivo era social, obrero, ser revulsivo en ese partido, forzarle a moverse, pero el proceso subsiguiente de es convoctoria amalgamó a otros sectores muy distintos, que desviaron ese sentido inicial hacia el de la regeneración política del régimen, perdiéndose, hasta desaparecer, el impulso inicial de clase. Desde el surgimiento de ese 15m, en sus mismas raíces, el movimiento proletario, inconscientemente o no, era aplastado y re-dirigido hacia cumplir otras agendas. No tumbar el sistema, sino obligarle a regenerarse, que es casi, y ya sin casi, lo contrario.
Pero ahora nos interesa la dimensión artística, literaria, de ese proceso, la fraseología regeneracionista, revulsiva, de spitch nacionalista español, el verboso falangismo socializante, que la caverna inteligentemente se obstinaba y se obstina en presentar como nada menos que comunista, su música progre indignada atractiva, su hiel cada vez más densa. Ha sido, sin duda, una de las mayores farsas políticas vivida en Europa en las últimas décadas. Ni pestañearon cuando Syriza se quitó la máscara en aquella anulación de los resultados del referéndum contra la depauperación obrera y popular en Grecia. Lo que contrastó con el apasionamiento con que invitaban a cambiar España bajando abajo el régimen, lo que, efectivamente, es lo que han hecho hasta donde han podido.
Genocidios democráticos normales
En Euskal Herria barrieron, lo que no es extraño tras las posiciones tomadas por el bloque social-votante de apoyo a la burguesía imperialista vasco-española, aquí mayoritario, siempre sumergido entre la inconsciencia y el cinismo, durante la ilegalización de Batasuna. Todo por seguir participando en la farsa, como hasta ahora, pero ya hoy llegaba la hora de limpiarse la cara contándonos cuentos de regeneracionismo ya no únicamente español sino incluso también vasco. Toda esa mierda convive con la ruina y la muerte debajo de la alfombra de un proletariado que está destrozado, que ha padecido un genocidio, numérico incluso, especialmente centrado en su sobrepoblación sobrante; Cárcel, drogas, accidentes laborales, mala nutrición, atención médica deficiente, negación de la vivienda, sicopatologización, reducción forzada difusa de la reproducción biológica, aborto de los sobrantes no solventes, desempleo estructural, normalmente ocultado, persecución política, y malas condiciones urbanas y ambientales, entre otras maravillas del régimen capitalista, han formado parte de una verdadera maquinaria de producción de muertes prematuras, que han constituido un verdadero exterminio de masas en el tercio/mitad de la población de clase proletaria endógena, sobrante a la acumulación de capital. Pero la izquierda radical pequeño burguesa, regeneracionista, vasco-española, nos llama a votar, a cambiar el percal, a que nos desbordemos en las urnas, que como se ha demostrado lo son y únicamente pueden serlo del capital imperialista vasco-español. Qué les vote ramón, y Ramón será, es, quien les vote.
Y por muy grande que sea Ramón, por muy regeneración democrática que logren, será enemiga del proletariado, porque en el centro imperialista, en centros de acumulación de capital como el vasco, el madrileño o el catalán, el proletariado es todavía ahora minoritario, cubierto y oprimido por la «clase» «media», por un bloque social de apoyo de la burguesía muy desarrollado, al que no le causa ningún miedo la subordinación de la minoría a la mayoría, la democracia, porque su posición social relativa, su puesto en la jerarquía mundial del capital, depende precisamente de ello.
Sin embargo, los parados estructurales, los sobrantes, los subempleados prescindibles, si admiten la subordinación de la minoría, – ellos mismos -, a la mayoría, – esos bloques regeneracionistas y de «nuevo tiempo político» -, admiten su propia destrucción. No pueden ser, por tanto, no podemos ser, ni democráticos ni regeneracionistas de la democracia burguesa, necesitamos otra cosa, cuyo tiempo histórico de realización puede estallar en cualquier momento en forma de gran crisis política, económica y social. Claro que tenemos amigos verdaderos, pero estos no nos subordinan, sino que se subordinan ellos sinceramente a nuestro impulso político proletario, clasista, a la superior consciencia política, de clase, del proletariado, cuyo epicentro se encuentra en la comunidad de la clase, que no lanza a sus hijos a las ruedas del carro del Moloc democrático, al sacrificio que alienta la reproducción de la maldita «clase media», para la regeneración de su régimen.
COMPARATIVA: Dos interpretaciones magistrales
Maldito también el afán de des-substanciar el programa del proletariado para ser mayoritarios, para ser admitidos como partidos de estado y de gobierno y así lograr los anhelados sillones, la tranquilidad socialdemócrata muelle, el puesto y la carrera de espectáculos brillantes y simulación profesional. Pero aún así, interpretaciones como la del canalla Iglesias y su escudero El Nega, en el plano estético, tienen que ser reconocidas como verdaderas obras maestras de la transfiguración artística, del maquillaje y los juegos de camerino, cumbre de la comedia de enredos y del sainete sideral:
Compárese esta interpretación doble con la de Itsaso Arana y Violeta Gil, de Tristura, en «Años 90, nacimos para ser estrellas». Triunfal, porque, como ya nos han aclarado, PUEDEN, pueden ser estrellas nacidas para ser estrellas, como se les ha certificado. ¿Quien dijo que no…? ¡Aleluya!¡Aleluya!
Hale, todos a la capital.