A la vez que los ideólogos burgueses sostienen de una manera plomiza y aborrecible que este régimen de producción, el capitalismo, y sus supraestructuras políticas (Familia nuclear, estado autoridad, clase dominante, propiedad capitalista) durará siempre, que es eterno e inamovible, simultáneamente el movimiento de lo real es frenético, vertiginoso, de tal modo que el capital se afirma como cambio agudo…