Mientras el gobierno del capital, que es de facto un gobierno de concentración, se dedica en el Estado español a ponernos un estado de excepción permanente basado en el terror médico-científico del coronavirus, y el reformismo en bloque se complace en hacerse el tonto respecto a la ausencia de base objetiva para establecer estas medidas radicalmente contrarias al Juramento Hipocrático, sobre la base del funcionariado sanitarista antimédico y anti autogestión de la salud, – plantilla de los capitales superconcentrados bigfarma y biotechs -, los socialdemócratas están llevando a la población a un nivel de cosificación nuevo, jamás visto con anterioridad.

Esta cosificación tiránica, enrutada hacia la ingeniería demográfica, tiene una cibernética cada vez menos ocultable; el objetivo es reestructurar la base económica radicalmente, de un modo diez veces más brutal que los ajustes estructurales neoliberales clásicos del toyotismo, para recomponer la acumulación de capital y salvar las rentas de las clases medias más instaladas. Así confinan a las personas por millones y decenas de millones, impidiendo el turismo popular, diciendo que lo hacen a causa de un virus, pero desencadenando así un enorme proceso de concentración de capitales a partir de la cadena de quiebras que ellos mismos están promoviendo, aunque docenas de miles de esas empresas turísticas hubieran podido sostenerse por si mismas, así como millones de personas podrían haber tenido un medio de vida propio no dependiente de los subordinantes presupuestos estatales formados con la explotación del proletariado mundial.

Y claro, en estas condiciones, la monarquía española se apunta a caballo ganador y da el Premio Princesa de Asturias a la red monopolista GAVI, de epidemiólogos formados alrededor de los premios, becas, subvenciones, ventajismos y regalías, montada por la convergencia globo-oligopolista de los capitales archiconcentrados de Microsoft, Bayer, Monsanto, Bain Capital y el fraude publiprivado globo-oligopolista llamado OMS. Es la contrarrevolución mundial al coronavirus afanosamente rogando y con la reestructuración capitalista machacando.