Trompetas de Farsalia: La guerra de los capitalistas contra el viejo capitalismo

[Versión 1 / Corrección 108]

Tanto en Dirraquium como en Farsalia, Pompeyo se mostró tímido ante Cesar. ¿Cómo es posible que simplemente no lo aplastara al desembarcar en Dirraquium? ¿Qué explicación tiene el inopinado genio militar de Cesar, quien, sin embargo, era fundamentalmente un político? Estas preguntas nos conciernen ahora, especialmente, pues todo parece indicar que los contemporáneos nos encontramos en una coyuntura muy similar a la de aquellas inestabilidades históricas del siglo I antes de Cristo.

La respuesta a esas preguntas es que la clave no era Cesar; Pompeyo conocía muy bien la alta motivación de los soldados plebeyos de Cesar, quien era el jefe del partido del pueblo romano, sabía de su especial ímpetu en pasar la crisis a quien fuera y, al momento de asaltar los cielos del futuro, a cualquier precio a pagar aplastando cuantas cabezas hiciera falta.

     A este lado de la Historia, los capitalistas y sus bases amplias se están lanzando ahora a hacer una operación muy similar a la que en su época hicieron sujetos como el insaciable Cesar, los codiciosos equites, «hombres nuevos», y sus ambiciosos «soldados de la ley», los legionarios. Aquellos aniquilaron la República Romana para construir el Imperio Romano, para lo que hubieron de arrasar las limitaciones que esos viejos senadores patricios republicanos, los optimates, oponían a su salida de la larga crisis social itálica, y se aprestaron a derribar los obstáculos que aquel conservadurismo rentista ponía contra su acceso a los repartos de nuevos lotes de tierra, a las condonaciones y liquidaciones de sus deudas, a la adquisición de sus esclavos, a sus saqueos para lograr sus botines y a la expansión del mandato del populus romano alrededor del Mediterráneo como Imperio democrático, progresivo e inclusivo.

     En cambio, HOY, los tecnomalthusianos cesarianos de nuestra época, ante nuestra actual imposibilidad de impedírselo, están destruyendo todo el capitalismo de los últimos 75 años a su ventaja, adelantándose a una revolución, pues saben, más de una década después de Lehman Brothers, que esa es la condición sin la cual no podrían desplegar el nuevo capitalismo que están intentando imponer de la manera más unilateral posible, el capitalismo de la Robotización.

     Haciendo un paralelo histórico, este es el momento en que los plebeyos aniquilan a los optimates, no parando mientes en robar elecciones, censurar presidentes electos, encumbrar tiranos, generar nuevas vastas guerras frías, imponer una biología política tecnomalthusiana repleta de salvajismo y manipular a la sociedad civil proletaria entera con el espectáculo de una pandemia que, con los datos actualizados en la mano, simplemente es un montaje planificado militarmente en favor del poder de las clases medias estatistas y la oligarquía globo-oligopolista para sobrevivir al colapso en curso de la acumulación de capital a escala mundial.

El cesariano partido oculto tecnomalthusiano lo infiltra todo

     Lo que los capitalistas destructores del capitalismo toyotista quieren es reiniciar el capitalismo, lo que no está claro, de todos modos, que puedan conseguir. Pero no son ellos los especialmente temibles, los más temibles de todos no son los canallas de Davos sino los canallas que como VOX o el PP gallego llegan a soltar que quieren inyecciones de ARNm obligatorias. O la CUP, tan independentistas catalanes que meten en el parlamento español con el resto del reformismo estatal un registro de ley nazifascista para castrar hormonalmente a adolescentes con disforia de genero – o simplemente confusos respecto a su futura orientación erótica por su inmadurez -, que van a ser teledirigidos con el neuromarketing tecnomalthusiano hacia la castración si no logramos evitar este nazifascismo. O como EH Bildu que al parecer ahora apoya que unas mujeres sin recursos gesten y páran la semilla de otras mujeres y hombres, a módicos precios. O como Podemos y el PSOE que perdieron el culo, tras crear su gobierno de saqueo, disciplina, mando y rapiña, en poner en vigor la mal llamada eutanasia, en realidad distanasia, haciéndolo precisamente vilmente en ciernes de la quiebra del sistema de las pensiones y la seguridad social. O como el PP, antiabortista bajo cuyo gobierno se abortaron un millón de bebes embrionarios, sobre todo proletarios, siendo el resto de partidos iguales o peores que estos grupos de canallas opresores partitocráticos.

     Hay que comprender que la eliminación de todas esas trabas a la cosificación nazifascista extrema del proletariado, sobre todo al sobrante y al no rentable, por parte de los explotadores socialdemócratas y sus socios tecnomalthusianos no es más que el inicio de la primarización robótica de lo humano, crecientemente animada por el ánimo de lucro.

     Con este trasfondo en movimiento, el espectáculo de la pandemia tiene que seguir, y a este le seguirá la farsa antiecologista del cambio climático, con los ecofascistas como infantería de ataque de los monopolios industriales, traicionando abiertamente el desarrollo democrático del ecosistema y al proletariado internacional. Tienen que seguir creando el espectáculo climatista-pandemista para restablecer silenciosa y des-responzabilizadamente la rentabilidad del capital, tienen que elevarse para destruir desde arriba su anterior estructura de explotación, solo así los capitalistas en guerra con el capitalismo de los 75 años anteriores pueden borrarlo del mapa y así abrir paso a la Robotización. Y así lo están haciendo.

     Se ha mentido sobre Cesar. Cesar, volviendo de Alesia, es un líder de izquierdas, firme brazo de los plebeyos, entre ondeantes banderas populares, que con un millón de esclavos vuelve a Roma tras el saqueo del Norte de la Galia, la cual ha aplastado también con el apoyo de sus socios galos, los galos transpadanos y provenzales, más el resto de los que le ayudaron a cometer semejante despojo.

     Cesar, que partió ahogado en deudas hacia la Galia, vuelve victorioso para ayudar a la plebe romana a que le ayude, y terminará conquistando Egipto para ella, país cuyo grano servirá para dar raciones nutricias a la plebe romana durante siglos.

     Por supuesto, el verdadero proletariado sucumbía en las más terribles condiciones vitales, pero ya en el Bosque de Teutoburgo, una de sus alas, dirigida por la mano de Arminio, décadas después, asestará el primer golpe determinante a los esclavistas romanos, y a sus lideres emperadores tan populares y rumbosos. El segundo golpe irá a las entrañas, y se lo asestará el movimiento cristiano que pondrá en su lugar a la despiadada opresión romana, a su crueldad explotadora estructural y a sus impíos dioses recaudadores.

La clase media imperial como nuevos curiales en busca de rentas

     Pero nosotros ahora estamos en Farsalia, no somos Pompeyo, somos simples campesinos de las estribaciones que sabemos que no es Cesar al que hay que temer sino que a quien hay que temer es a quienes le dan la base de dinamismo, aquellos soldados sedientos de tierras, los codiciosos contratistas, la plebe, los equites a la búsqueda de su puesto en el Imperio, los horrorosos centuriones, los aterrorizantes legionarios, cual eran en el ayer, a 21 siglos vista, y cual son hoy estos sociólogos con rastas, antropólogos liberales, sicólogos conductistas, ingenieros de obsolescencias programadas, burócratas cientificos, biológos ecofascistas, tecnólogos cosificadores, polítólogos reformistas, periodistas, salvo honestas excepciones, activistas profesionales del show de la ultraizquierda profesional, jueces, militares y curas tecnomalthusianos organizados en escuadras y brigadas ligeras de todo tipo, a modo de neosoldadesca, apretando en nombre de la Diosa Ciencia y el Dios Imperio los tornillos de la opresión y la explotación del proletariado mundial, y el gran número de los llamados millenials que pretenden sucederlos, sedientos de instalarse en la clase media imperial, que saben muy bien  qué es realmente la pandemia y la calentología, y para qué les servirá, por lo que en sus subcálculos de situación han decidido apoyar el espectáculo de la pandemia y la calentología. Lo que ahora escuchamos son las Trompetas de Farsalia.

     Todo el sistema de salud; no es rentable. El sistema de movilidad territorial; no es rentable. El sistema de pensiones; no es rentable. El sistema de ocio popular; no es rentable. El sistema urbano postindustrial; está obsoleto. La vieja forma del estado fordista-toyotista; obsoleto y no es rentable. Aviación civil; no es rentable. Automación; no es rentable. Flujos de intercambios y viejas rutas de hidrocarburos; no son rentables. ¿Policías? Hay demasiados; no son rentables, fácilmente sustituibles por robots y aplicaciones de inteligencia artificial. ¿Militares? Lo mismo. Sobran el 90%; no hacen falta, no son rentables. Cuando se quiere tumbar algún servicio público primero se suben los sueldos a la estratosfera, luego se amplia la deuda que se hace cargar hasta la Luna y se procura elevar los gastos con total alegría, para garantizar que al final colapse. Sin la ayuda de la aristocracia obrera, y su brazo cipayo de la ultraizquierda del espectáculo profesional no sería posible toda esta dictadura nazifascista tecnomalthusiana. Pero, también devendrán no rentables en un lapso muy breve. Es más, bien mirado, nada de esto es rentable por lo menos desde hace 25 años.

     ¿Periodistas? ¿Camioneros, chóferes, conductores, abogados, arquitectos? Tampoco son rentables. ¿Servicios de administraciones públicas? ¿Burocracias privadas? Finalmente, ¿qué se salvara? La lista es espeluznante e irá creciendo a medida que las tecnologías que son rentables, – en función de que ayudan a eliminar lo que no es rentable, como la Inteligencia Artificial -, se desplieguen. Nos esperan tres, cinco, ocho, diez años o más, intentando sobrevivir en medio de una guerra hecha por los capitalistas robotizadores contra el viejo capitalismo toyotista, ya colapsado a ojos vista. Esta guerra, entre el desmorone y la demoliciones tácticas de áreas enteras de la producción e instituciones al completo, viene mezclada con otra guerra contra otros capitalistas, que ya van dejando de ser periferia, como China y la Federación Rusa, y con otra guerra más, que es la crucial y fundamental en la lucha de clases, la que la burguesía y las clases medias hacen contra el proletariado mundial, especialmente contra los sectores sobrantes o no rentables a la acumulación.

     Pero, y quizás precisamente por esto, se escuchan ahora las atronantes Trompetas de Farsalia, esos nuevos curiales quieren ser rentables, desean sus propias ganancias y su parte del pastel, sueñan que serán rentables, sí, y que lograrán estar en los vagones que se salven de la devastación poshumanista postoyotista si fingen creerse, e imponen a otros que finjan creer, estas primeras garruladas del virus y la calentología, el colapso por pandemia y la hiperinflación para ser felices salvando el planeta, con la digitalización del dinero y la nazifacista descarbonización. Si esto no dará – no está dando ya – en un nazi-fascismo 3.0 ¿qué lo daría?

La insurrección biológico-política tecnomalthusiana global

     En este periodo la Medicina Científica Social está siendo arrasada con la Biología Política Tecnomalthusiana, porque esta les permite imponer el bonapartismo sanitario. Nada de Juramentos Hipocráticos; no son rentables. De las ruinas biológicas, demográficas, sicológicas y fisico-orgánicas de la población de los países capitalistas centrales surge una alianza de clases global que se está lanzando, bajo los atronantes sones de las Trompetas de Farsalia, con el respaldo del enorme poder de las grandes corporaciones tecnológicas y su central de Davos, a destruir el antiguo capitalismo, con todo lo que tenga dentro de no rentable, para intentar (re)iniciar un nuevo capitalismo:

1-. 5G, Internet de las Cosas, Red de Satélites Bajo Orbitales, Smart Citys, Big Data.

2-. Cambio climático (climatología política), geoingeniería civil y militar de industrialización climática, electrificación del parque automovilistico y digitalización de las carreteras, reconversión energética.

3-. Control robótico-social (capa de inteligencia artificial burocrática y policial) pasaportes digitales, Skynet panóptico, beneficencia pública de renta “garantizada”, guerra filantrópica.

y 4-. Primarización de humanos (Vacunalismos, wetwarización y “mejoramiento” humano) biotecnología, CRISP-9, genosueros, algoritmos de ARNm, (abortismo, esterilización encubierta, imperialismo demográfico, gestión de los sobrantes).

     No es casualidad que quien hace la crítica en estos sendos campos de desarrollo monopolista industrial de los capitales concentrados, en profunda y larga crisis de sobreproducción, esté siendo declarado enemigo del pueblo y de la sociedad (conspiranoico, negacionista, la ultraderecha, terrorismo doméstico, el sombrero de aluminio, fascista), Trompetas de Farsalia, pues los tecnomalthusianos golpeando así cierran o retrasan la apertura a los espartaquistas de los más candentes caminos críticos de la explotación y marginación capitalista,

     Eliminan de raíz, así, la posibilidad de alternativa a corto plazo, a la vez que suprimen a los conservadores apartando las limitaciones puestas por ellos a la nueva creación destructiva schumpeteriana-cesariana, de la Robotización, y sus concentraciones iniciales y nuevas centralizaciones de capital, para despejar el camino al nuevo capital fijo.

     Muchas de esas críticas de los conservadores, comunicacionalmente aplastados en apenas un año, son, sin embargo, pragmáticamente consideradas, muy legitimas y racionales, pero constituyen serios obstáculos a la búsqueda frenética e irrestricta, demasiadas veces criminal, de mayor producción de plusvalía. Los centuriones posmodernos no pueden soportarlo, la Diosa Ciencia sufre, el planeta ha de ser salvado, y la explotación del proletariado mundial aumentada, Trompetas de Farsalia.

     La actual criminalización de la oposición, de toda la oposicion real, por parte de los monopolios industriales y la oligarquía globo-oligopolista es de carácter totalitario, pero cuenta con el apoyo de sus aliados de clases medias, ese 20-30% de la población que ahora está permitiendo y hasta alentando la ignominia de la farsa del coronavirus y su bonapartismo sanitario, la institunacionalización del despotismo digital y la violencia biotecnológica porque cree ir a salvarse de la salvaje crisis capitalista en ciernes, dando ese apoyo. La mayor parte de esas fracciones de población no son tragacionistas, por el contrario son los actuales soldados plebeyos de Cesar, los galos de Cesar, el populus romano de Cesar, y especialmente en el estado español saben que la crisis viene a ser particularmente grave, pero creen que no para ellos, en rumbo de constituirse en una ganadora y socialmente ascendida nueva burguesía digital, de tipo imperial, nativa de la Robotización.

     Se trata de instalarse en la sociedad robotizada como la nueva clase media imperial, aterrizando en una utopía científica de servicios cumplidos por robots, viajes extraordinarios por el bien de todos o para salvar el planeta, casas automatizadas de ensueño, logros científico-técnicos continuados y rabioso reformismo del proletariado, en ajuste fino, redefinido como mera cosa materia prima restringida a pagar, con el pañal de cara puesto y a distancia, mediante la deuda-hiperinflación anteriormente encajada por ellos mismos en La Endeudación.

     Así, para las clases medias robotizantes, el eje cambio climático anuncia un despliegue no, como nos están contando, de la “salvación del planeta” sino de la industrialización de las intervenciones climáticas y meteorológicas, que conlleva el despliegue político de una nueva coercitividad y de una nueva militarización estatal, social e internacional a desarrollar sobre el eje climatista y de “la descarbonización”. O sea, a la nueva biología política viene a completarle en la dictadura burguesa y de clases medias el ecofascismo de la climatologia política.

     Un panorama en el que los nuevos soldados de Cesar creen ser necesarios como divisiones de apoyo técnico y político-social a la dictadura capitalista de la Robotización, a Davos, y que, por ello, ellos no necesitarán la limosna de la beneficencia pública que es el salario social o renta básica. ¿Dónde quedó la lucha y la exigencia del pleno empleo? Davos lo tiene muy claro, los parados sirven para hacer pruebas de Wetware, si quieren una bolsa de comida. Y la socialdemocracia aplaude.

     Estas clases medias están pues entusiasmadas con imponernos la dictadura de la pandemia y su sucesora, la dictadura de la climatología política cuando menos hasta que, en cinco o diez años, se instaure el nuevo patrón rentable de producción plusvalía. La Agenda 2030.

     Por esto el 5G es más bendito y sano que el agua pura, pues es la base de militarización y control político urbano total, de una revolución logística, es cierto, y de la reducción numérica al límite de la nueva fuerza de trabajo industrial robotizada, eliminando discreta pero decididamente a los sobrantes. Disponer de un empleo o beneficios estables en este área promete ayudar a sobrevivir a largo plazo. Trompetas de Farsalia. Así que quien critique los problemas de salud, de desempleo y de superintervención contaminante urbana de tipo totalitario del despliegue del 5G lleva el sombrero de aluminio o es un peligroso negacionista o un conspiranoico y un fascista de “la ultraderecha”. La voz de lo monopolios industriales archiconcentrados, es cierto, ruge mezclada con los sones de Farsalia.

     Más maravillosas todavía son las inyecciones genotrónicas, en realidad interfaces para ir probando la nueva biotecnología de inscripción de bioalgoritmos sobre los organismos humanos del “Wetware” del nuevo capital fijo, inyecciones que todavía llaman vacunas, – aunque ya comienzan a denominarlas “sueros” cuando en rigor deberían ser llamadas genosueros y genética política -, bioalgoritmos del genoma que, inyectados masivamente están sirviendo para hacer pruebas de concepto, y acopiar información y datos biotecnológicos a escala industrial, mientras se preparan los nuevos mercados poshumanistas de transformación genética primaria, y la infraestructura de movilidad desigual y aislamiento territorial entre clases sociales.

     Es con esta nueva biotecnología con lo que pretenden reiniciar el colonialismo y reproducir ampliadamente la explotación centros/periferias. Lo que se escucha pues bajo esta impunidad de la insurrección biológica política tecnomalthusiana global, y a la vez golpe de estado global, es una exigencia nazifascista de más capitalismo, de entrega de partes del pastel escondida bajo majaderías socialdemócratas y ultraizquierdistas profesionales, insisto, los estruendosos e infames sones de las Trompetas de Farsalia.

     En esta ola, las clases medias pro robóticas y pro dictadura pandemista tienen fuertes incentivos para seguir fingiendo que se creen el miedo-pánico a la gripe y los constipados covid. Se trata de las oportunidades del desarrollo del capitalismo antiaging y de la apertura del mercado del “mejoramiento” poshumanista, por medio de la expansión controlada de las tecnologías CRISP-9, la bioinformática y producción de humanos aumentados.

La contrarrevolución política tecnomalthusiana, darwinista, conductista, poshumanista y eugenésica en la revolución tecnológica global

     En estas áreas de la nueva utopía esas clases medias tecnocráticas, compuestas de jóvenes técnicos del sistema, tecnócratas “millenials«, y la oligarquía globo-oligopolista, con sus tecnólogos risueños, los financieros en superquiebra, los latifundistas de datos, altos burócratas de la ONU y sus agencias publiprivadas, altos funcionariados imperiales, y socialdemócratas internacionalizados, entre otros, aspiran, en el medio de la quiebra más descomunal, a clausurar la decenal milenaria competencia por el excedente social dotándose de superinteligencias y supercuerpos. Sueñan con disolverse como consciencia de software en los centros de datos, un Eldorado tecnológico en el que van sumergiéndose dotándose de coberturas darwinistas sociales, malthusianas, conductistas, poshumanistas y eugenésicas en las que intentarán justificar sus superpoderes en base a ser «los mejores y los más fuertes».

     Más difícil de explicar es, en este alucinado plan de futuros horizontes radiantes totalitarios, el apoyo a la apropiación privada globo-oligopolista de la Datateca pública y social mundial a través del control de los Infoductos por parte de la Grandes consorcios tecnológicos, (Alphabet, Facebook, Apple, Microsoft, Amazon, Intel, AMD, Twiter, Sansung, Huawei) apropiándose del gigantesco flujo de la información y los datos sociales, íntimos y privados de la gran mayoría social, por medio de una infraestructura juridico-tecnológica muy agresiva de datacenters, infoductos y redes de satélites bajo-orbitales. Estaos ante la formación de verdaderos despotados digitales en los latifundios digitales archiconcentrados.

     Justificar esa apropiación de poder se transforma en totalitarismo vertiginoso cuando viene mezclado con el tendido de Smart citys, supuestas ciudades «inteligentes» que son en realidad cárceles de masas humanas, y cruzado con el despliegue de miles de millones de cámaras de video en las calles de las ciudades de todo el mundo, (como han hecho abiertamente los socialdemócratas en China – aunque también en toda la geografía de El Occidente, si bien aquí subrepticiamente – desplegando las tan envidiadas 600 millones de cámaras en las urbes dotadas de poderosas aplicaciones de reconocimiento facial), y de inmensas jaulas de extracción de datos (24/7*Todos,) en la Red de Amplitud Mundial, Internet y sus subnets estatales, que desde 2014 está siendo crecientemente administrado con aplicaciones de inteligencia artificial en ejecución continua, mientras las inversiones se concentran en producir una Inteligencia Artificial General y desarrollar la computación cuántica.

     En estas condiciones de revolución productiva y tecnológica schumpeteriana-cesariana global, armados del despliegue de las capas de la Inteligencia Artificial, combinada a la gran reestructuración del aparato productivo capitalista toyotista, ya obsoleto, la revolución tecnológica ha desatado una contrarrevolución política, es Cesar y sus trompetas tocando en Farsalia, en Silesia, en Alejandria, en Hispania, en Italia, en Asia Menor… pero el siguiente rumor histórico serán los combates en Teutoburgo. Y es que, la cuestión no es si va a haber o no un nuevo bosque de Teutoburgo sino cuando.

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