A lo largo de los últimos años, mientras iba siendo contenida la crisis y el colapso económico-social aparecía represado, hemos padecido una actividad frenéticamente ascendente del neorreformismo. Esta estrella al alza finalmente es la adaptación del reformismo socialdemócrata de siempre a las condiciones objetivas de la actualidad, según los intereses de estatus de las distintas fracciones de la convergencia de clase media que lo constituyen hoy en día. Por supuesto, en estos cambios también se encuentra un elemento de relevo generacional-pardista, especialmente en la aristocracia obrera estatal española y de todo el subcontinente europeo.
Keynesianos que dicen ser marxistas
Durante estos años, ha sido impresionante el espectáculo de cómo los neorreformistas en toda Europa y en todo el mundo, en estos inicios del siglo XXI, han sabido desplazar a codazos al marxismo – a la vez que lo reivindicaban poniéndolo en un altar – y simultáneamente, todo en uno, pugnaban por ocultar a la vista, especialmente de la parte del proletariado que compone en sus bases, el análisis y los datos objetivos de la realidad material contemporanea.
Qué duda cabe, el objetivo de esta operación política fue, ha sido y es re-instaurar su discurso o “narrativa” de la historia, trasformándolo en un peculiar “relato” volcado a construir el nuevo Estado de las Identidades, ese sustituto necesario para relevar al muy achatarrado y viejo Estado reformista “del Bienestar”, siempre procurando orillar la cuestión principal, la lucha de clases, que desagrada a la clase media como contradicción principal y fundamental de esta fase de la Historia. Este conjunto de aparatosos operativos políticos se ha realizado para proseguir consumiendo y distribuyendo rentas reales en las redes sociales del capital humano con estatus de clase media (Pequeña burguesía + aristocracia obrera `+ funcionarios + tecnicos).
Estas rentas reales de las clases medias, como fondo de consumo, se fundan en la punción tributaria de la plusvalía, la cual, a su vez, se sostiene en los adelantos de regalías crediticias sobre promesas de plusvalía futura. Augurios, a la postre, de superexplotación del proletariado, sea por alza de los tipos de interes, inflacion galopante de precios al consumo o devaluaciones monetarias… pero augurios perdidos entre estentoreos elogios a Marx convenientemente proclamados en grandes bodas keynesianas.
Así pues, lo que significaban las flexibilizaciones cuantitativas de los grandes Bancos Centrales imperiales por todo el mundo era un trasvase de riquezas no del 99% al 1% como clamaba tontamente Ocuppy Wall Street sino del proletariado a la burguesía y sus aliados de clase media. Y este trasvase ya no puede seguir haciéndose, al menos como hasta ahora, por lo que les hace falta una maniobra trilera y gatopardiana nueva que todavía no saben cómo hacer…
Qué duda cabe, el objetivo de esta operación política fue, ha sido y es re-instaurar su discurso o “narrativa” de la historia, trasformándolo en un peculiar “relato” volcado a construir el nuevo Estado de las Identidades, ese sustituto necesario para relevar al muy achatarrado y viejo Estado reformista “del Bienestar”, siempre procurando orillar la cuestión principal, la lucha de clases, que desagrada a la clase media como contradicción principal y fundamental de esta fase de la Historia. Este conjunto de aparatosos operativos políticos se ha realizado para proseguir consumiendo y distribuyendo rentas reales en las redes sociales del capital humano con estatus de clase media (Pequeña burguesía + aristocracia obrera `+ funcionarios + tecnicos).
Estas rentas reales de las clases medias, como fondo de consumo, se fundan en la punción tributaria de la plusvalía, la cual, a su vez, se sostiene en los adelantos de regalías crediticias sobre promesas de plusvalía futura. Augurios, a la postre, de superexplotación del proletariado, sea por alza de los tipos de interes, inflacion galopante de precios al consumo o devaluaciones monetarias… pero augurios perdidos entre estentoreos elogios a Marx convenientemente proclamados en grandes bodas keynesianas.
Así pues, lo que significaban las flexibilizaciones cuantitativas de los grandes Bancos Centrales imperiales por todo el mundo era un trasvase de riquezas no del 99% al 1% como clamaba tontamente Ocuppy Wall Street sino del proletariado a la burguesía y sus aliados de clase media. Y este trasvase ya no puede seguir haciéndose, al menos como hasta ahora, por lo que les hace falta una maniobra trilera y gatopardiana nueva que todavía no saben cómo hacer…
El colapso del modelo de acumulación ya ha comenzado
Mientras viejos derechistas como Ron Paul en los EEUU – que no está peor que Europa – por varias razones de fondo sí proveen al público datos estratégicos y veraces sobre la situación económica, industrial, política y financiera pre colapso, resulta que los neorreformistas en todo el mundo no es que minimicen o trivialicen los datos sobre la gravedad de los endeudamientos públicos (pero hechos en interes privado) doquiera se ponga la vista, y en qué consisten estos realmente, es que ya directamente los han venido ocultando.
¿Por qué ocultar, durante años, la gravedad política de la prosecución del inflado del endeudamiento a la población “representada” (lo quiera o abomine de ello) por estos profesionales de clase media? Porque, lucran con ello, pues esta gente no solo tiene para sobrevivir su fuerza de trabajo sino “algo más“, y ese algo más depende de los sueldos públicos, así como de sus derechos derivados, que hoy, en su mayoría, claramente son constituyentes de masas provilegiadas de aristócratas obreros. Evidentemente, sin el inflado de la deuda el sector público hubiera quebrado ya hace años y la posición de clase de estas gentes hubiera entrado en acelerada proletarización. Esta es la causa del silencio sepulcral de los neorreformistas durante el amontonamiento, asomboroso por su magnitud, de deuda pública; que participan del saqueo.
¿Por qué ocultar, durante años, la gravedad política de la prosecución del inflado del endeudamiento a la población “representada” (lo quiera o abomine de ello) por estos profesionales de clase media? Porque, lucran con ello, pues esta gente no solo tiene para sobrevivir su fuerza de trabajo sino “algo más“, y ese algo más depende de los sueldos públicos, así como de sus derechos derivados, que hoy, en su mayoría, claramente son constituyentes de masas provilegiadas de aristócratas obreros. Evidentemente, sin el inflado de la deuda el sector público hubiera quebrado ya hace años y la posición de clase de estas gentes hubiera entrado en acelerada proletarización. Esta es la causa del silencio sepulcral de los neorreformistas durante el amontonamiento, asomboroso por su magnitud, de deuda pública; que participan del saqueo.
Aristocracia obrera, chalets, segregación
La aristocracia obrera, muy numerosa en los centros imperialistas y no reducible al icono negativo de su fracción representante, está más próxima sicológicamente a las fracciones de técnicos, pequeña burguesía y funcionariado, también muy numerosas en centros y semiperiferias todavía ahora, con las que convergen, que al proletariado real. Y no digamos ya al proletariado, “sottoproletariato”, puro y duro.
En realidad, del proletariado se separan fisicamente con rigor científico y disciplina de puritanos fanáticos, incluyendo a los niños mismos, los pocos que han habido en estas generaciones biológicamente castradas del toyotismo, segregándolos en escuelas especiales “de clase media” separadas de las escuelas publicas normales a las que van los chavales proletarios… lo sorprendente es que, a la vez, pretenden ser los representantes de ese mismo proletariado del que se segregan.
Eso si, como si su rechazo fisico al proletariado no importara nada, insisten en ser sus representantes nunca gratuitamente y como dignos voluntarios sino a cambio de poder incrementar sus ingresos a partir de medios tributarios, e indirectamente de una parte alicuota de la tasa de explotación. Este es el único medio de que disponen para poder seguir siendo profesionales vitalicios de la revolución; de la revolución de la representación partitocrática y los chalets de un millón de euros, claro está.
Que tales prácticas saqueadoras incrementen el tamaño de la crisis venidera y el colapso en ciernes no les preocupa nada, mientras puedan adquirir chalets de un millón de euros por sus tareas de representación, como vimos en el genial, todo hay que decirlo, golpe de mano de la élite de la fracción reinante en Podemos contra sus bases amplias para estabularlas dentro de los límites del corral de la clase media partitocrática, a la que dar cuerpo político, lo que desde el principio fue el verdadero plan.
En realidad, del proletariado se separan fisicamente con rigor científico y disciplina de puritanos fanáticos, incluyendo a los niños mismos, los pocos que han habido en estas generaciones biológicamente castradas del toyotismo, segregándolos en escuelas especiales “de clase media” separadas de las escuelas publicas normales a las que van los chavales proletarios… lo sorprendente es que, a la vez, pretenden ser los representantes de ese mismo proletariado del que se segregan.
Eso si, como si su rechazo fisico al proletariado no importara nada, insisten en ser sus representantes nunca gratuitamente y como dignos voluntarios sino a cambio de poder incrementar sus ingresos a partir de medios tributarios, e indirectamente de una parte alicuota de la tasa de explotación. Este es el único medio de que disponen para poder seguir siendo profesionales vitalicios de la revolución; de la revolución de la representación partitocrática y los chalets de un millón de euros, claro está.
Que tales prácticas saqueadoras incrementen el tamaño de la crisis venidera y el colapso en ciernes no les preocupa nada, mientras puedan adquirir chalets de un millón de euros por sus tareas de representación, como vimos en el genial, todo hay que decirlo, golpe de mano de la élite de la fracción reinante en Podemos contra sus bases amplias para estabularlas dentro de los límites del corral de la clase media partitocrática, a la que dar cuerpo político, lo que desde el principio fue el verdadero plan.
Silencioso acomodamiento social
De otro lado, hoy el proletariado, por estos lares, está en proceso de descomposición-recomposición profunda despues de la destrucción física de gran parte, – quizás hasta la mitad -, del proletariado autóctono durante la fase toyotista (1973-2011), y tras la rápida rotación a escala estatal de unos 10 millones de obreros provinientes de varios continentes en los últimos 15 años. De estos diez millones unos cinco millones han quedado integrados como nuevo proletariado, al cual la clase media y la burguesía ansían aplicar la misma medicina que nos aplicó al proletariado autóctono.
En esta fase, ha sido vergonzosa y humillante la continua imposición del paradigma keynesiano por parte de esta gente neorreformista de clase media, tirando al marxismo a la basura deacomplejadamente a la vez que lo reivindicaban con sorprendente cinismo. Este mundo clasemedianista ha estado montando todo tipo de paripés en forma de conferencias y seminarios llenos de verborrea “marxiana” y reivindicaciones de boquilla de Marx, repleto de halagos constantes pero obsesionados por ocultar la radicalidad de las implicaciones del analisis de Marx en sus propias vidas de “clase media”. No ponemos, pues, asombrarnos del saqueo que simultaneamente estaban guisando mientras se cocía, aliñado por ellos mismos, este colapso que hoy llama a las puertas.
La realidad es que, al final, este viejo yanky de derechas, Ron Paul, es menos canalla con el proletariado que los neorreformistas “de izquierdas” que han venido callando el significado profundo del proceso de incremento salvaje del endeudamiento público, su alcance y sus graves consecuencias necesarias, a lo largo de ocho años, con el objetivo de ellos mismos seguir en el desarrollo muelle de su propio acomodamiento político-social.
En esta fase, ha sido vergonzosa y humillante la continua imposición del paradigma keynesiano por parte de esta gente neorreformista de clase media, tirando al marxismo a la basura deacomplejadamente a la vez que lo reivindicaban con sorprendente cinismo. Este mundo clasemedianista ha estado montando todo tipo de paripés en forma de conferencias y seminarios llenos de verborrea “marxiana” y reivindicaciones de boquilla de Marx, repleto de halagos constantes pero obsesionados por ocultar la radicalidad de las implicaciones del analisis de Marx en sus propias vidas de “clase media”. No ponemos, pues, asombrarnos del saqueo que simultaneamente estaban guisando mientras se cocía, aliñado por ellos mismos, este colapso que hoy llama a las puertas.
La realidad es que, al final, este viejo yanky de derechas, Ron Paul, es menos canalla con el proletariado que los neorreformistas “de izquierdas” que han venido callando el significado profundo del proceso de incremento salvaje del endeudamiento público, su alcance y sus graves consecuencias necesarias, a lo largo de ocho años, con el objetivo de ellos mismos seguir en el desarrollo muelle de su propio acomodamiento político-social.
‘Laissez faire, laissez passer’
Empero, más allá del descrédito político, – que les importa un pito ya habiéndose logrado instalar cómodamente en la vida capitalista a traves de permitir el endose del pufo general del servicio de las obligaciones de la deuda pública contra 20 millones de personas -, hay ganadores y perdedores. Partidos como PSOE, PODEMOS, CIUDADANOS, CUP y EH Bildu no abandonaron el parlamento en ningún momento durante estos años a pesar de saber y comprender muy bien lo que significaba el endeudamiento que propulsaban el PP y sus socios europeos, y quién lo va a pagar y cómo.
Ninguno de ellos salió del parlamento en protesta para evitar la prosecución del endeudamiento, ni denunció ni alertó sobre la gravedad de la situación que se determinaba contra el proletariado para el futuro con esos actos.
Hoy sabemos por qué: porque son “revolucionarios profesionales“, que, devotos de Gramsci, luchan por “la hegemonia cultural“, hasta la jubilación; que son la cuarta generación de revolucionarios profesionales vitalicios desde el fraude de la revolución europea antiespartaquista, de clase media, de 1917-1919; y que dependen de los presupuestos públicos para sostener su salario o, mejor dicho, su sueldo y “algo más“. Pero sobre todo sabemos que este “algo más” no podía salir adelante sin la financiación cargada a plusvalía futura vía endeudamiento público a pagar luego (a partir de septiembre de este 2018) por el proletariado.
La farsa ya termina, como aclara otro viejo derechista, el franquista Centeno en su aviso sobre las implicaciones del “cierre del grifo de la financiación europea”, y hay que inventar otra nueva farsa cuanto antes. Transformar, finalmente, el colapso en novísima farsa, si es que ello puede ser posible ante un colapso, un crack estructural de la magnitud del que nos han preparado.
Ninguno de ellos salió del parlamento en protesta para evitar la prosecución del endeudamiento, ni denunció ni alertó sobre la gravedad de la situación que se determinaba contra el proletariado para el futuro con esos actos.
Hoy sabemos por qué: porque son “revolucionarios profesionales“, que, devotos de Gramsci, luchan por “la hegemonia cultural“, hasta la jubilación; que son la cuarta generación de revolucionarios profesionales vitalicios desde el fraude de la revolución europea antiespartaquista, de clase media, de 1917-1919; y que dependen de los presupuestos públicos para sostener su salario o, mejor dicho, su sueldo y “algo más“. Pero sobre todo sabemos que este “algo más” no podía salir adelante sin la financiación cargada a plusvalía futura vía endeudamiento público a pagar luego (a partir de septiembre de este 2018) por el proletariado.
La farsa ya termina, como aclara otro viejo derechista, el franquista Centeno en su aviso sobre las implicaciones del “cierre del grifo de la financiación europea”, y hay que inventar otra nueva farsa cuanto antes. Transformar, finalmente, el colapso en novísima farsa, si es que ello puede ser posible ante un colapso, un crack estructural de la magnitud del que nos han preparado.
Advertencia de Ron Paul: El Gran Colapso Economico en los EEUU
Os dejo, pues, tras estas consideraciones generales, a los compañeros que quedáis en la resistencia, oposición y no integración en el neorreformismo, con estas declaraciones de Ron Paul, de febrero de este año, sobre la situación en los EEUU. Compararla con los discursos keynesianos de estos años de los neorreformistas que padecemos en este entorno, y sacar vuestras conclusiones: