Los Think Thanks de la burguesía industrial euroatlántica que se reúnen anualmente en Davos están considerando condicionar el pago del subsidio de desempleo permanente a la puesta de la inyección transgénica por parte de los perceptores ( ver 1 y 2 ), esto quiza también tenga fines de primarización humana coaccionado a parados para hacer de cobayas humanas en las experimentaciones capitalistas globo-oligopolistas que están promoviendo. ¿Qué puede significa esto? Vayamos por parte.
En primer lugar, el liderazgo de Davos, que en realidad no sabemos bien quién lo tiene bajo su mando en concreto aunque la portavocía la llevan, sin duda, Klaus Schwab y Bill Gates, está creciendo en arrogancia, chulería e insolencia de un modo bastante sospechoso, pues en realidad no son tontos, ¿por qué presumir de arrogancia y prepotencia? Parece que la proyección hacia el público de estas actitudes soberbias están pensadas para facilitar el lanzamiento en una segunda fase de la faraónica reestructuración capitalista en curso, hacia 2025, basada en una gestión centrada en el relanzamiento del grupo socialdemócrata de Porto Alegre, o su sucesor, en clave de reformismo “de izquierdas”, que cuando vayan llegando los estallidos socio-políticos se aprestarían a tomar el timón para imponer las reformas y conseguir su parte del pastel.
Recordemos que los reformistas llevan tiempo intentando conducir al movimiento obrero a la aceptación de un subsalario permanente que llaman “renta básica” a cambio de la renuncia del proletariado internacional a los principios del derecho al trabajo y de la búsqueda colectiva del pleno empleo. Lo han venido llamando “renta básica universal” y es claramente una ofensiva capitalista estratégica contra el proletariado. Pero el liderazgo de Davos, no contento con esta agresión en ciernes, prepara la pelota al reformismo para que este fuerce a que, además, este fraude al proletariado se haga a cambio de tomar la inyección transgénica. ¿Es solo una maniobra de diversión?
Digitalización del dinero circulante
El bajo pérfil del clásico espectáculo socialdemócrata que está llevando la socialdemocracia en toda la ofensiva del covid-19, – aunque en el estado español esté dirigiendo la dictadura sanitarista -, solo es aparente. En realidad, ahora la socialdemocracia está sirviendo para desplegar una brutal ofensiva neomalthusiana, a partir del “coronavirus” probablemente escapado o vertido desde el biolaboratorio de Wuhan. La ofensiva está basada en la difusión de la Ideología de las Zoonosis, de carácter ecofascista, como si fuera el canon científico cuando no lo es ( http://www.somosbacteriasyvirus.com/covid19.docx ) , dentro de un esquema claramente totalitario cuyo trabajo de lavado de cerebro de masas se está llevando precisamente en estos momentos.
Esto lo están haciendo mediante una feroz campaña, sobre todo en el proletariado, de demonización del “negacionismo”, uno de cuyos objetivos principales es legitimar el ocultacionismo socialdemócrata que en estos mismos momentos están desplegando, con infolimpiezas de datos en línea, tipo Farenheit 451, de gran envergadura. Por esto, el consejo es guardar el máximo de información posible en formatos no digitales para preservarla de posibles grandes olas de borrado de datos.
Conviene aclarar que Davos, mientras prepara el retorno de Porto Alegre, viene haciendo “convenientes” filtraciones de sus dibujos reformistas “de derecha” con sus objetivos deseados, uno de los cuales, probablemente el más importante, es la introducción forzosa del dinero digital para la circulación general. Si la circulación se realiza con dinero digital parecen haber concluido que pueden sobrevivir a la ola de pérdida de rentabilidad y desvalorización en curso. Pero las resistencias sociales son muy fuertes, por lo que parecen estar optando por la via gradual, y aquí es donde la socialdemocracia intenta meter el morro. Esto es, la socialdemocracia va a intentar que el subsidio de desempleo se pague en dinero digital no transformable en papel-moneda.
Se aproxima la nueva revolución socialdemócrata en el vaso de agua
Como dije antes, estamos en una lucha de clases clásica. La socialdemocracia representa a las clases medias que disponen de empleo, un volumen de trabajo en propiedad que se sufraga de los tributos y los impuestos, los cuales dependen de la producción de plusvalia. Como la quiebra de los estados es tan brutal a causa de la desvalorización de la deuda pública, que ya es monstruosa, conteniéndose la superinflación solo a duras penas, aumentar la tributación mediante el dinero digital es una solución de corto plazo muy efectiva y quizás definitiva de medio plazo que permitiría al funcionariado sobrevivir en la siguiente fase de la acumulación de capital, la fase en términos generales Robotizadora y Neomalthusiana de muy baja cuota media de ganancia. Por esto el entreguismo al capital industrial de Davos. Este, a su vez, aumentaría la eficiencia de la centralización y concentración de la plusvalia, además de permitir a muchos capitales eludir el colapso por la desvalorización del valor causada por la baja rentabilidad media y el subsiguiente auge de la competencia, o al menos ganar tiempo mientras intentan incrementar la cuota de explotación.
Esta es la situación que determina los juegos de mano reformistas, con la danza Davos-Porto Alegre. Cuando esté cerca la digitalización forzosa del dinero, es de esperar que la socialdemocracia salga de su camerino a fingir una revolucion en el vaso de agua. Para eso necesita la tramoya del virus, que le ha servido para la dramática reconstrucción de la disciplina y mando del capital, con las medidas de excepción de la dictadura sanitaria y los avances de poder indeseados sobre la población soberana con la total colaboración de los parlamentos. Precisamente esta nueva infraestructura de dominación sirve de reaseguro por si algo saliera mal, mientras prosiguen machaconamente con el cañoneo mediático del imperialismo demográfico neomalthusiano, con la calentología, la ideología de la zoonosis, y la cadena de fraudes intelectuales girando en el collar de la reformista política de las identidades.
Tenemos que prepararnos para una lucha prolongada de 20 a 40 años contra el resultado gran-reestructurador del reformismo socialdemócrata de Porto Alegre y su socio liberal de Davos en esta segunda década del segundo milenio, cuya ala más extremista y totalitaria es el ala neomalthusiana, a propósito del cual ya empiezan a llegar noticias sobre las resistencias proletarias y populares que dialécicamente comienzan a oponérsele.
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