La Derecha es Mala y la Izquierda es Buena, o, alternativamente, lo contrario, y en perfectas estabilidad e inestabilidad, a cara de perro hasta llegar a la cafetería y pasarse los sofocos de comandar el capitalismo con esos pelos, nuestros Representantes envuelven nuestras humildes existencias en certidumbres e incertidumbres manejables con esta metáfora política que nos centra en la Gobernanza, hecha especialmente para nosotros . Nuestros líderes políticos y sociales, nuestras vanguardias políticas, económicas, sociales y culturales, ahora, además, también sumándose a ellos nuestros tecnólogos, que guían la Sociedad Civil, publiprivada, este privilegio por cuya pertenencia nos vemos animados a seguir adelante, nos permiten identificarnos siempre con alguna figura representativa que, eligiendo el partido y el lider que más nos agrade, realice el sentido de nuestra vida en común. ¿No es maravilloso? Pues claro que si, pero ¿en qué consiste finalmente la diferencia entre tanta miel sobre hojuelas y hiel mediática embrollada de izquierdas y derechas?
Fachiprogres y radifachos
En la realidad no se puede ser únicamente (o no) conservadores, o ser (o no) unicamente progresistas, y esto puede comprobarse simplemente examinando las situaciones que padecían los esclavos de Roma que, como Espartaco, cuando se les quitaba la tierra y se les obligaba a pasar a otro mundo maravilloso, este compuesto de centuriones, pretores, ediles y sagrados emperadores y emperatrices, resultaba que se ponían muy conservadores para intentar evitarlo, pero inmediatamente después de haber sido despojados de tierras y libertades ardían de ansias y capacidades revolucionarias. Y en ambos momentos tenían razón.
hay que discernir críticamente el qui pro bono, el ‘a quién beneficia’ de cada asunto
La conclusión es que el proceso político real, mediado por la lucha de clases, en la época de la civilización, maravillosa, si, o Sociedad de Clases, siempre es una mezcla política de tendencias de conservación y progresismo, en las que hay que discernir críticamente el qui pro bono, el ‘a quién beneficia’ de cada asunto. Pero esta misma regla rige en todo, excepto en el universo, es decir, en el mercado político, incluyendo los partidos fuera de los partidos, donde la apariencia prima y las factorías narrativas tienen que poner sus productos de manera presentable en sus escaparates mediáticos.
Pero si la diferencia entre progresistas y conservadores no es la diferencia esencial entre La Izquierda y La Derecha ¿cuál podría ser entonces la diferencia esencial real entre La Izquierda y La Derecha? Antaño se pensaba que tenía que ver con la Igualdad y la Desigualdad, siendo La Izquierda otra forma de decir el conjunto de las personas, instituciones y movimientos pro igualitarios, y La Derecha, el conjunto de personas, instituciones y movimientos que no creen posible, y por eso no la desean, la igualdad social. Sin embargo, entre tantas albricias, en esta maravillosa democracia, hemos descubierto que el asco a los humillados es igual de visceral en los representantes de ambas corrientes. (Permitidme una línea de autocensura aquí, visto que hoy es día de aleluyas por el gran descubrimiento que os voy a comunicar en breve.)
Ley y Orden, a pleno espectro
Veamos; No, no solo esas eran las diferencias existentes entre La Izquierda y La Derecha, estaba también la diferencia consistente en que La Derecha se caracterizaba por apoyar El Orden y La Ley, y La Izquierda en socavarlos. Ay, pero claro, hay un Orden Nuevo y una Nueva Ley, a proyectar a pleno espectro, que se parece demasiado al Orden Viejo de siempre y la muy suya Ley con su trampa de toda la vida, cocinados esta vez por La Izquierda que resulta ser, de pronto, una señora o un señor, – o un señoro y una señori, si así lo prefieres -, muy de derechas. Y, a la vez, hay una vieja Ley y un viejo Orden que, envidioso como niño dorado desplazado por serio competidor a las puertas, se moderniza y se hace irreverente, poniéndose sesentayochista y muy izquierdista, a la greña de programar cerebros y corazones para sobrevivir en la exigente competición del todavía toyotista capitalismo de siempre, y campear, y ahi está el problema (*), donde el Sol más calienta.
De la melés de estas contradicciones IZQ/DECH salen los rayos y truenos que se viven con especial dramatismo en la derecha y la izquierda alternativas, IZQ-Alt y DECH-Alt, pero no debemos olvidar que ambas tienen un punto de encuentro y síntesis para mitigar, cuando no superar, estos disensos; este consiste en que, a grandes rasgos, se puede repartir el pastel sobre la base de que La Derecha elige y gestiona El Orden y La Izquierda La Ley, y aqui Paz y después Gloria.
La Derecha elige y gestiona El Orden y La Izquierda La Ley
Así que, siendo este el mundo real, del que no podemos escapar, todo queda como está, como vamos a comprobar y padecer pronto en todo su esplendor, y ya estamos empezando a comprobar y padecer este verano con las atenciones y nuevos propósitos que están en comandita proclamando el gobierno español, «de izquierdas», a la greña de cuadrar sus cuentas, La Izquierda en su conjunto en Maravillas, mostrando musculo y dientes buenistas, y, por su parte, La Derecha, reunificándose alrededor de la defensa del «Occidente», respecto a los obreros inmigrantes que les generan, nos aseguran, un problema «de identidad».
Esto de la izquierda y la derecha, llegados a este grado de perfección, recuerda a aquel cura – los había no curas, os lo puedo asegurar – de Paracuellos del Jarama que mencionaba el dibujante Carlos Giménez como inventor de la bofetada doble, tras comprobar las molestias que le causaba dar el bofetón solo con la derecha al desgraciado niño, o solo con la izquierda, pues este se caia al suelo redondo en todo caso y de allí se libraba de la siguiente tanda. Innovó pues el cura soltando dos bofetadas simultáneas, combinadas de izquierda y derecha, en un único, preciso y brutal movimiento, con lo cual la victima no se caía al suelo, quedando preparado para otro doble bofetón de la misma guisa. Sin duda, aquel cura fue un precursor del consenso y la partidocracia con que hoy se nos regala.
Coca Cola y Pepsi Cola, la primera ronda es gratis
Si son cuatro ejes los que realmente diferencian a estas industrias llamadas La izquierda y La Derecha, Conservación / Progresismo, Orden / Desorden, Igualdad / Desigualdad y Arriba / Abajo, y no la lucha de clases con todas sus paradojas y dobles y triples sentidos, esto, en la realidad de los hechos, es un poco como Coca Cola y Pepsi Cola, las dos chispas de la vida colugiendo en una industria concentrada con su propio mercado sempiternamente cautivo, en el que, efectivamente, nadie puede no ser – y no es – ni derechas ni de izquierdas, sino que todo el mundo ha de ser – y es – de izquierdas y de derechas a la vez, pero en otro sentido muy distinto al de Espartaco. Por ejemplo, un izquierdista puede estar preocupado por lo mal que lo pasan las mujeres piropeadas impunemente por las calles, cada vez de formas más zafias, oye, en su chaletón de un millón de euros. O un derechista no hacer el curso de su exitoso máster y encima proclamarlo en público, pero además resultar ser seleccionado como el flamante candidato ideal.
Mas, ay, claro, claro, claro, ¿qué va a ser de este mundo de chocolate programado ahora hacia otra engañifa de tipo “ruptura democrática”, “segunda transición”, “reforma constitucional”, a modo de tortilla de tres huevos, o lo que se inventen, si no consiguen diferenciarse un poquito más este tipo de dirigentes tan, a cuatro ejes, desacomplejados?
Insólito e inaudito, como es lógico y normal
En septiembre recortan a la mitad la financiación del Banco Central Europeo al estado español, del que directa o indirectamente comen unos diez millones de personas, y para enero está anunciada la retirada de esa financiación inflacionaria («Flexibilizaciones Cuantitativas» las llamaban, con toda la cara), lo que preocupa a Roshtchild. Los precios del petroleo están subiendo y, para más inri, se espera una época de subidas de los tipos de interés. Y justo en este momento en que ya no se puede más no mirar bajo la alfombra de la deuda combinada (pública, privada y de las familias), comienza a gobernar LA Izquierda… es inaudito.
Pues bien, siendo este el caso, tengo una propuesta de consenso para la Izquierda y La Derecha, en cualquiera de sus presentaciones, centradas o no, nuevas o viejas, que creo que podrá servirles para avanzar. Se trata de eliminar el paro obrero haciendo robots para sustituir y hacer la función de los parados/as y subempleados/as, visto que no sirven para erradicar la explotación. Eventualmente, se podría contratar de chaman colectivo al sector humano en desempleo y subempleo, especializarnos en la magia de la supervivencia y hacer conjuros contra LA Izquierda y/o contra LA Derecha, según quien nos contrate, para mejor integrarnos y normalizarnos, maravillosamente, en “esta sociedad”.
Ah, pero, sin duda, dado que cada voto dado otorga hacia los 100 o 150 euros o incluso más al grupo partidocrático que lo recibe, la lucha por el ser el más democrático de todos tiene para rato, pero también, de algún modo, ya cubre un poco bastante este posible espacio de chaman colectivo popular desempleado + subempleado + hiperexplotado, al que me estoy refiriendo, y estropea la idea. Así que no, lo de sustituir a los parados con robots podría funcionar, no así lo de chamán colectivo de parados, explotados y subempleados.
Me preocupa mucho
A todo esto me pregunto qué puede ocurrir si finalmente se desdibujan tanto las diferencias entre El Bueno y El Malo representativos de cada cual en la convivencia cotidiana, enpantallada, y concluyo que esto es un problema serio de verdad. Me preocupa mucho. Pero hay, afortunadamente, solución.
los jefes de La Izquierda y La Derecha ya tienen un diseño en el que cabemos todos con nuestro propio puesto y posición: el Estado de las Identidades
Esta es, evidentemente, incrementar la robotización, pero no de cualquier manera. En la muy probable tortilla venidera de “la ruptura democrática”, “la segunda transición” y “la reforma de la constitución”, afortunadamente, los jefes de La Izquierda y La Derecha ya tienen un diseño en el que cabemos todos con nuestro propio puesto y posición: el Estado de las Identidades. Este está llamado a garantizar el empleo de los especialistas de LA Izquierda y LA Derecha (*) al menos durante una década, al parecer, lo cual equivale a prolongarse medio siglo y una felicidad pozik-pozik para muchos en las actuales condiciones, cuando hay que sacarse cualquier invento de la chistera, por inverosímil que sea, para que el tinglado siga funcionando y siga la alegría del horizonte muelle de después de esto, esto mismo.
Además, si eres de LA Derecha puedes desparramarte como una víctima de Los Inmigrantes, y despotricar cuanto te plazca, siempre que ello alimente al movimiento del Estado de las Identidades, hijo putativo de la Política de las Identidades, ya probada en los EEUU como el complemento ideal para la contemporánea Sociedad del Espectáculo de estas maravillosas sociedades democráticas en las que se han molestado en jerarquizarnos y organizarnos, por nuestro bien, para hacernos gente de provecho. Es excelente. Y en cambio, si eres de LA Izquierda, qué formidable, puedes horrorizarte de la palmariamente real y oronda y lironda existencia, escrita por fascículos, hasta nueva orden, del El Patriarcado, en tu 4×4.
El Estado de las Identidades, esa mezcla de nac-pop y global-pop en ciernes.
Con solo las sinergias de estos dos remolinos, como Escila y Caribdis, La Inmigración y el El Patriarcadoo, zumbándole algo de nacionalismo y antinacionalismo, – tan burgueses como un peluquero de moda ambos los dos -, y racismo y antiracismo, – en sus formas ciudadanas con contenidos ciudadanistas -, la casa, qué digo, El Templo del Estado de las Identidades (**), heredero y sucesor del Estado de Bienestar, es la solución providencial para acogernos a todos nosotros y a todas las disidencias posibles, como plataforma perfecta para simular vida colectiva y moral social creíbles, con alcance hasta el último rincón de la ciberurbe. Y se cree que tiene asegurado su futuro, ya os digo, como para diez años al menos, se cree. Si la teoría marxista de la crisis, o mejor dicho, si la crisis estructural del capitalismo lo permite, cabe añadir por mucho que fastidie estas albricias y aleluyas 2018 con que se nos deleita en el batiburrillo de los media y sus continuos decretos mediáticos de estados de excepción emocional.
el Estado de las Identidades es la solución providencial para todas las disidencias posibles
Sintámonos libres de disfrutar de los entrañables tabloides provinciales e imperiales, siempre desviviéndose por mejorarnos como bien pensantes felices, y no pensemos demasiado. Seamos un poquillo indignadillos por los excesos de los buenistas y los malistas, tranquilizadoramente profesionales y puntos extremos necesarios de la virtuosa contradicción retroalimentaria, en cierre categorial continuo, del abrazo clase media & burguesia, nac-pop y globalpop, a caballo entre “La Izquierda” y “La Derecha”. Los Escila y Caribdis de nuestra época.
El Paradigma Socialdemócrata “de izquierdas” es La Jardinería Humana y el Paradigma Occidentodemócrata “de derechas” es La Ganadería Humana.
Pero me dejo de cháchara, y voy al grano. Lo prometido es deuda: La verdadera diferencia entre LA Izquierda y LA Derecha si parece una cuestión referida a diferencias neurológicas de los individuos, o duoviduos contemporáneos, y no una cuestión de clase, a tenor de los hechos. Unas diferencias seriamente apuntadoras de posibles importantes estudios futuros, en las que LA Derecha resulta que prefiere El Pastoreo y la Ganadería humanas, y LA Izquierda La Agricultura y La Jardinería humanas(***). Armados con sus palos y sus podadoras, con sus piensos y sus abonos, somos su campo de actuación que va mucho más allá de una mera ingeniería social, y nos han elegido a nosotros, sí, a nosotros, para participar en esta obra como “sujetos”, en los que ellos se reservan el papel de «actores».
Estoy que no quepo de gozo ante tanta deferencia e interés. O a la majada o al jardín, yo elijo. Y tú, y El.
Notas
(*) Es como el juego de la silla. Y fue muy bien durante décadas porque a cada ronda se ponía una silla nueva en el corro de reparto. El problema que deterioró El Consenso surgió cuando, desde finales de la primera década de los 2000, en cada ronda nueva se quita una silla.
(**) El Estado de las Identidades es Templo porque en él se dirime una culpa, no una culpa cualquiera, sino la suma de todas las culpas, convincentemente inscrita en la identidad de cada cual. Es pues la administración del Pecado Original actualizado y organizado para su reparto, por cuotas de poder. Y para ello cuenta con un sustituto muy eficaz de la Hostia Sagrada, El Dinero. Es, si señores, signo de salvación poseerlo y no prueba de miserias y explotaciones, y limpiaría de pecados originales a los que lo poseen según los dogmas profundos y no explicitados de esta nueva cultura, tanto en el caso del El Patriarcado como en el de La Inmigración. Hijo del sesentayochismo, de izquierdas y de derechas, pasa, en medio de una orgia de sicólogas/os, sociólogos/as y antropólogos/as, bien flanqueados de juristas, policias, tecnologos, obispos y periodistas, aunados para conjurarlo, del todo es politica, que termina en la reglamentación de hasta el estarse quieto, al todo es religión, eso si, laica, que la politica de las identidades se afana endosarnos. La memoria dominante es la memoria de la clase dominante, pero la culpa original, de identidad, dominante, no, esta no es de la clase dominante y sus aliados. Aunque para ello hayan de cambiarse todas las estructuras políticas, sociales y culturales de arriba a abajo a medida que llega y se implanta el siguiente regalo: la robotización.
(***) Finalmente esto nos sitúa ante la conclusión de que la esencia de la diferencia entre LA Derecha y LA Izquierda consiste en un reparto de funciones reformistas. Unidos, sintetizan una máquinaría de crear sentido en permanente actividad, para que el proletariado lo consumamos. Pero la crisis del capitalismo de final de ciclo ha golpeado dramente la coherencia de esta metodología y su estructura política. En la socialdemocracia, o LA Izquierda, a partir de la Esfera de la Producción, la imposibilidad del pleno empleo y la masificación de la precarización social, la subsiguiente normalización de la precariedad vital y la consecuente corrupción del discurso integrador en cada uno de sus nódulos, como una fila de fichas de dominó, desembocó en la Política de las Identidades. En la democracia cristiana y la liberal-democracia, la occidento-democracia, o LA Derecha, en la Esfera de la Reproducción, la normalización y masificación del abortismo, desmanteló toda legitimación posible del consumo y el orden cimentado en base a la familia, derribando como un castillo de naipes el relato vital de la derecha, desembocando igualmente en la Política de las Identidades. A la crisis del reformismo de derechas y del de izquierdas necesariamente le ha de seguir el Estado de las Identidades, como resolución de la unidad y lucha de contrarios surgida lejanamente en el aparato productivo. Jardineros en la Esfera de la Reproducción, Ganaderos en la Esfera de la Producción. LA Izquierda y LA Derecha.