Nube de Oort

Nube de Oort

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Los Objetos Trans-Neptunianos

Este es el nuevo espacio,

solo quedan algunos planetoides,
rocas, partículas dispersas,
donde no existe el suelo,
ni el amor ni el horizonte.
Pero hay objetos.
Y sois felices, como un objeto más
al que ir destripando, por el bien
del catálogo, fórmulas, algoritmos
a poner a prueba, metano, carbono,
no me sorprende.
Quizás aquí comience la vida
contra todo pronóstico
en el primer peldaño
interestelar. Orcus.
Weywot. 2007Or300.
El Sol no está cerca.


LOS ACANTILADOS DE KUIPER

El cambio es abrupto,
nada hay a que aferrarse,
los rayos cósmicos
barren estos yermos intersiderales.
Son mortíferos. 
La frontera está cerca.
La frontera es ancha como un infinito
alta como un Titán.
La noche se impone
a los acantilados,
brota de ellos mismos.
No llegaremos.
Dije que resistiría,
no sabía esto.
La lluvia de polvo interestelar
incesantemente tamborilea
en el choto del casco
del traje espacial,
atiriéndome el alma,
y aún no ha empezado la tormenta.
El presente es el Fin del Mundo
y estar es haber llegado
al filo final permanentemente
un poco menos que absoluto,
casi es la hora
y nada después será
un montón de polvo.
Qué rotundo es despertarse
de un sueño rotundo
y ver el cielo indiferente
anunciando lluvia en un último plutoide,
como desde hace mil millones de años
miles de millones de veces,
 
nunca cambió esto mismo,
nada, 
nada,
nada arreciando en los cuchillos
del inflamable hielo del metano, 
crestas a la sombra de Caronte.
Es como avanzar en una batalla robótica
deambulando ciego
y recordar tus flores,
vientos cruzados, disparos,
ha ocurrido en todo
sin corazón ni mente
y sin embargo, de algún modo,
en los Acantilados de Kuiper
donde estalla el rugido 
del abismo interestelar
tajantemente, a 50UAs 
definitivamente últimas rocas flotantes
siempre es el amor.


El disco disperso

Sobre la escuela flota la ausencia
de las risas de los niños,
de ella emana el silencio
triste del olvido,
sin sus carreras ni sus chillidos.
Lo impreciso del tiempo
en el abandonado patio de cemento
con la lupa extraña del estío
todo es soledad al mediodía
aquí clavado
donde el bullicio fue extinguido.
Y sin embargo la vertical del cielo
es inmensa hacia el Sol,
y lo transciende con volúmenes
incomprensibles; Prendo los motores
de la nave espacial para empezar a cruzarlos
despego
me dirijo al azul infinito
como a una quietud superior,
hacia los astros incandescentes,
hasta los sempiternos témpanos errantes
de los bordes del Disco Disperso.
¡Ay! ¡El corazón no es resiliente!
Llegaremos a Nosotros
por la visión buceadora trans-sentimentaria,
consciencia que navega en la consciencia
como ríos en la mar.
Llegaremos de nuevo a Nosotros
fusionándonos con la resonancia 
de la multiforme danza orbital.


HELIOSFERA

La Naturaleza
en la Ciudad
en el Corazón del Poeta.
La Heliosfera
tras los Acantilados de Kuiper
hasta el Escudo de Plasma.
La vieja pregunta
de por qué se mueve todo
perpleja.
en el Amor del amor
en el choque de los fotones
con los rayos cósmicos
entre los torbellinos
a miles de grados
espumeantes de energía
como rompientes de olas
en los bajíos.





EL BARICENTRO

Lejos de lo lejano
no significa nada,
un dolor demasiado grande,
demasiado oculto.
Las manadas de bisontes
giran en torno a todos
como las estrellas era tras era.
No es tan definitivo
ni Caronte ni Plutón,
lo real es el Baricentro
y los planetas nómadas
y el divagar eterno 
de las centellas
¿Dónde estás?
No estás en ti,
ni nosotros estamos
en nuestro ser,
y las estrellas giran
imprecisas
en el universo desenfocado
era tras era.



NUBE DE OORT

La belleza perdida por el camino
los muertos.
Estábamos tan lejos.
Nube de Oort.
Las vastedades, el tiempo perdido.
Esa tempestad arreciando
contra el ventanal descuadernado,
solo una partícula cada mil kilómetros,
nuestro amor imposible.
Nube de Oort.
Superar Titan,
sumergirse en el Oceáno
de Obscuridad.
He ahí un agujero negro supermasivo,
una estrella de neutrinos
el universo transjupiteriano.
Soledad.
El Hombre que quiere ver un monstruo en el espejo
solo veo escombros,en la mirada de la mujer,
galaxias enteras
acumuladas una tras otra,
por millones,
como polvo irreal,
mamposteria derruida.
Nube de Oort.
Este sueño en que nos amamos definitivos
también me da miedo
porque es un sueño
y el corazón no es resiliente
y el espacio-tiempo se ha curvado.
Nube de Oort.

Karlos Agustin García-Salmones Rovira



Poetikas

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