[POEMARIO] Horizontes Posthumanos

By Redaccion Irteen.net

 

poemario

 

 

Horizontes posthumanos

Indice


La Entrega

 

 

¡Oh Bime, Bime, Bime!

¡Mírame! ¡Soy transparente!

La proteína fue sintetizada

en mi ADN y ahora vuelo

sobre la Tierra irrestricto.

Las rocas ciclópeas

esculpidas por titanes

y el Viejo del Tiempo…

                        no me ven.

Bime, asúmelo, soy transparente,

todo se ve en mi,

cómo corre

mi sangre por mis venas

puedes saber ya

mis niveles de vitamina K,

las ondas eléctricas de mi corazón

y el bioma de mis intestinos.

 

                      ¡Oh Bime, Bime, Bime!


 

Geoingeniería

 

 

Campo de patatas,

correas y robots voladores,

siempre podemos cambiarlo todo,

siempre podemos imitarlo todo.

 

El Sol en un monedero,

El sendero en un recuerdo.

 

Un muñeco y una muñeca

desesperados y caídos

en una escombrera,

al borde del barranco,

ante la última fábrica,

debaten.

 

La maquinaria de hacer planeta

se parará por mantenimiento.

 

Muy lejos estamos nosotros

disputando descalzos entre robles

y helechos. No sabemos nada

ni siquiera sabemos si esos cielos

son reales; El muñeco cayó

del hueco entre la montaña y las nubes,

la montaña se almacenó en otro sitio,

no sé quién soy

solo

descalzo entre los robles y los helechos

infinitos.


Criogenización

 

 

Me quito el ojo; La criogenización

nocturna no es suficiente,

lo meto en su caja,

las montañas más altas han desaparecido.

 

El objeto habla,

yo le escucho,

todo el mundo habla,

yo les hablo,

el ojo tumbado en su caja

mira a la colina; es verde.

El atardecer cae,

>la casa vigila,

las aves ascienden

hacia las nubes,

ya cené mi pastilla,

si quisieras podrías venir aquí

donde la música no existe,

no tengo tiempo,

los que faltan son estatuas,

luego cascadas de agua

para no morir de inmediato.


Riñones de Plástico

 

 

Las absurdas cosas que hago

me salen mal,

(riñones de plástico

me vienen a ayudar)

y las dificultades de los demás

no son muy distintas.

 

¿Cómo saltáis encima del ser

como si los sentimientos no existieran

ni fueran una necesidad?

Mejor hubiera sido no mirar

al fin del mundo, solo empezar,

pero los pies andaban,

el sueño de mi corazón

litografiado, excavar, entienda

lo que la vida marejaba.


 

Hora Nona

 

 

Qué tremenda soledad

anidó en estas lomas

hace décadas, hace siglos,

y la conciencia de quien miraré

los árboles ya hechos polvo y tierra

despierta en esta Hora Nona.

 

Las nubes salieron de un cuadro

y se elevaron en este paisaje

y al mirar hacia adentro de mí

también las veo.

 

Irgan viento y frente mis yoes

de todos mis tiempos

y véanme ahora, para verse

entre el pecado y el sueño y lo hacedero,

el ser en fractales disperso,

una vida de mundos y universos,

lo peculiar, distinto en todos

e igual en todos,

hora lágrimas,

hora lluvia de estrellas

el Sol es manantial, las brumas

desbordándose entre nieblas

y después de perdonar

estoy solo, Hora Nona.


 

Piel en los Ojos

 

 

Después del corazón aparece otro corazón,

su electricidad es la misma,

pero ha cambiado

y no cambia,

nada podría cambiarlo nunca

ni toda la energía del universo,

pero ha cambiado.

Como un ancla titánica

repetida diversa

rítmicamente onírica

mis anclajes se mueven

hacia mis anclajes

cuanto mayor más pequeño,

una lágrima siempre en esa tecla

su sonido allí vuelto

liberado, decís que podéis

cogerlo y moverlo,

intercambiarlo y proclamar,

estás cambiado: No es cierto, 

la piel en los ojos del corazón

no modifica sus versos.


 

El Aire es Dulce

 

 

Las montañas son altas

los gigantes corren presurosos,

lo extraño es mi mirada.

 

Sé que no sé lo que ocurre,

solo asciendo,

     altanera la cabra

     sobre la roca me observa,

pero no sé nada más.

 

Tal vez fuere un animal,

acaso otra cabra,

¿qué es ser cabra?

      El cielo ruge.

 

Mi Tierra me espera,

si supiera qué tierra,

si supiera que no soy una cabra.

Los gigantes corren presurosos

un hombre llora en la fronda,

le escucho y me da pena,

el aire es dulce.


 

En el Laboratorio

 

 

Más allá, mucho más allá

pero aquí mismo; el microscopio

no nos dirá la verdad.

 

Repaso las secuencias

en busca de algo nuevo,

y eso no es más que yo,

mi rostro sin cara

una forma de desnudez nueva.

No soy yo quien está postrado en la camilla,

el bisturí avanza

y el robot no pregunta,

¡Oh, no sueñes!

 

Las piernas de los muertos son largas, sí,

el laboratorio es blanco,

y los virus y los simbiontes

los recorren en sempiternos remolinos.

Helos ahí a los hijos ciborgs

y sus ciborgs hijos

son como tú,


 

Superinteligencia

 

 

Suelo es gris, cemento, polvo de piedra

manchando una geometría inacabada,

también todos somos grises,

inconclusos; no pensamos pues somos

superinteligentes. Un trapo

tieso de limpiar escayola,

un ladrillo roto, luz naranja;

no nos evitarán la muerte,

son superinteligentes,

el túnel de las ratas

es muy blanco, consta de dispositivos,

el cerebro es potenciado con procesadores

y memorias precargadas

ojo rojo y cable fino,

subcutáneo,

palpo alrededor ¿quién hay ahí?

Es cartón, reverbera el mundo el cerebro

que solo hay cartón; la isla y el océano,

somos superinteligentes

por eso no pensamos

alrededor del interior del cráneo

mejorado, tenemos

pero fuera solo hay cartón.

 

Sé lo que piensas,

y sé qué está ocurriendo,

comprendo lo que quiero

y estoy conciliado con ello,

nadie nos esperará

solo el silencio del mar

envolverá las ruinas de nuestro amor

entre kits y kits de información,

suciedad de datos,

y a mis dedos finales

tocando el infinito

lanzados a ti

en la trascendental avenida

de las estrellas.


 

Hombre sobrante

 

 

Quizá el cerebro no sobre

y el pecho pueda ser de lata

pero él siempre será supernumerario

como cualquier otro sobrante.

 

Guardián cansado,

tengo miedo

a medida que se acaban los repuestos

el ojo, que ha subido de precio

y el menisco cada vez más caro.

 

Lo desconozco todo, y no me importa,

a los demonios, como estatuas de bronce

que nos rodean, tampoco les lleva a nada la nada,

mal vivido,

creen que seguirán, cálices de huesos,

en el sendero asaltando, sin huella,

todo es forma en la nube

pues ve el Sol.


 

Amores Maltratados

 

Amores maltratados

tenéis repuestos

hechos con materiales

superconductores

entre válvulas emocionales

y biolaboratorios de sentimientos,

finos hilos de tres nanómetros

que neurales descienden al corazón.

 

Todo es postizo, cinco muertos,

también son postizos

pero quedan los niños

con sus miradas sobre el futuro

y esa mirada parte el corazón

una hemorragia de ser

que desemboca y se mezcla,

no saber qué decirles

ni cómo abrazarles.

 

No les debéis nada

de lo suyo roto

entre fórmulas y prisas

el horizonte está compuesto

de montañas que son gigantes

que son hijos

que son metálicos

que eternamente también

merecen el amor.

 


 

Horizontes Posthumanos

 

 

Todas las noches juntas nos esperan,

camino hacia ti,

mi mano es coriácea,

mis ojos son de fuego.

Estas piernas podrían saltar diez metros;

no puedo abrazarte,

te has hecho rio,

sedas que flotan

– el indicador ámbar del pecho parpadea –

esto ha de ser una lágrima,

fuera ululan los perros mecánicos.

Ya no te conectas,

giro alrededor de mi eje, y giro.

Una vez tuve boca,

nos besábamos antes de ser tú sedas

flotantes divagando hacia lejos de mi,

no soy de esta época,

el ejército de monstruos pasa a diario

sobre mi esqueleto desmontado,

ni me siente. Los enjambres de soñadores

que me llaman, tu torbellino,

¡Oh Jesus azul naranja

me mira humano!

Existen los humanos,

no soy de esta época

morí en el tiempo en que nos amamos

de mi solo quedó esta estela,

– el pitido del indicador ámbar se acelera –

¿dónde están tus sedas flotantes?

Todas las noches juntas nos esperan.

¡Jesus! ¡Oh Jesus!

El ejército de monstruos,

los enjambres de soñadores,

las nubes de máquinas

me hacen daño.

La piel no es la piel,

mi mente fue reorganizada,

la bandeja de mensajes siempre está llena

más nunca está el mensaje que espero,

niños se han salvado,

nadie sabe cuantos,

los niños no tienen la culpa,

el enjambre de monstruos soñadores

merodea con sus láseres,

un cohete raya el firmamento,

entre las luces satelitales,

mi pecho no tiene carne,

mi cabeza es sin sangre

no soy de esta época.

Todas las mañanas busco las sedas

flotantes de tu ser,

mas los jardines no están, han sido aplanados,

¡Oh Jesus!

Las nubes parecen casas,

si pudiera respirar libertad

sin saber lo siguiente, sé que no vendrás,

¡Oh tú sí, Jesus! Pero ella es de sedas,

flota a lo lejos, en verdad no la veo

desde hace un siglo,

todos mis recuerdos son borrados todas las tardes

pero esta imagen no se borra jamás,

son sedas,

sedas que flotan alejándose,

no soy de esta época, ¡Oh Jesus!

¿Dónde tienes el indicador ámbar?

Solo tienes una herida gigantesca ¿qué es eso?

Mis ruedas se ponen en marcha,

el ejercito de monstruos soñadores

me acoge, las ruedas me llevan,

una parte de mi mente queda entre sedas,

vendrán a repararme,

sé que vendrán a repararme,

no soy de esta época,

quizás sea yo la herida de este paisaje

sin danzar entre las sedas

que musicales exhornan los volúmenes

áureos, las simetrías; los niños

lo saben, no soy de esta época.

¡Oh Jesus! Ahora te veo y tras de ti

veo sedas, son sedas que flotan,

los niños son importantes, el tambor

ancestral fue aniquilado hace mucho

– mi espectrógrafo lanza patrones extraños –

no soy de esta época

el indicador verde se pone ámbar,

hay que borrar. ¡Oh Jesus!


 

Sherpas del Futuro

 

 

La belleza de la tormenta

cuando la miras con la cara desnuda

y la lluvia fría golpea en tu rostro

maravillado por la danza de claridades

que las nubes y el Sol a su paso siembran,

evocaré ahora en este poema.

 

Asciendo la montaña,

llego a las últimas rocas

hasta culminar la cima

por el sendero estrecho

entre paredes de piedra,

allí sobre la cima,

como sobre un trono

exhausto me siento a contemplar

la vastedad del horizonte,

la resonancia del panorama

como un inmenso templo

del paisaje tendido a mis pies

a todo viento y sobre mí

la bóveda del cielo,

de magnitud trascendental

sintiendo la vibración íntima de estar vivo

entre los truenos, las centellas y sus ecos,

allí saco el casco inmersivo

me lo coloco en la cabeza

y me sumerjo en el metaverso.

8000 píxeles por ojo,

fina cámara de seguimiento ocular

interna, piénsalo una noche,

la Ideosfera de la Tecnosfera

totalmente abierta,

la realidad virtual combinada

con la realidad mixta

en el oceáno del Hipertexto

una mano agarrada a la realidad real

y otra a la realidad virtual

Tecnópolis soñando en la Historia

y tu trascendente Héroe

porteando este impetuoso ascenso

hacia la trascendencia

desconocida, presentida,

la belleza esta cerca,

la tormenta arrecia.

 


Karlos Agustin García-Salmones Rovira

 

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