poemario
Internet Parece Un Ojo
Indice
Ojos En El Viento
Flotan las esporas distraídas
comunicando y dejando trazos
oníricos alrededor de los cuerpos.
Nosotros sin embargo pensamos,
sintiendo que no existen más acá,
hasta que nos sorprendan
con sus imponentes ojos
como la primera gota de una lluvia.
Quién pudiera describirlos
sin evocar la geografía de los archipiélagos,
la colección de las sorpresas
de una ruta desconocida,
el asombro de la mirada
que se alza para verlos
empujando, siempre empujando.
Lo impresionante es cuando miran
y los ves, como umbrales de cuevas
que llaman con urgencia,
como versos crepitando
a los que tu conectas.
Ojos en el viento,
nadie sabe bien de qué,
islas, quizá de los naufragios.
La Luna Parece Un Ojo
Abajo la gente sueña
y habla entre si entre los sueños,
se cuentan sus cuitas,
cotorrean y se aman,
pero no saben
que la luna parece un ojo,
pero no saben
que el ojo parece una catarata
lóbrega, mirada desde arriba,
y que abajo están ellos.
Pero esto es así ahora, mañana no,
mañana muy rápidamente crecerá una flor
trenzada de gritos y ruidos
que ocupará los altos y los extremos,
los valles y las explanadas, sus raíces
infiltrarán lo ctónico y lo aéreo
y como el oceáno será su presencia
masiva.
Y cuando esa flor sonría
será parte del Sol.
La Montaña Parece Un Ojo
Bajo la piel del invierno
los huesos se mueven lentos,
es invierno también por dentro
y en el interior y hacia atrás
y hacia el futuro, solo hay invierno,
mas la montaña parece un ojo.
Pocas veces el claro de Sol se hace tromba
de pintura naranja viva,
columna inverosímil
cuyo centro acierta al edificio
blanco.
Miro el ojo
y estoy perdido en el momento
mundo como caja abierta
sorprendiendo lo despierto
sobre el sopor invernal
de la ciudad, camino cansado
entrando en otro universo,
y en otro tras otro
vuelvo la mirada atrás;
sí, es un ojo;
atisbo a entender esto,
porque al ser mirados cambiamos
y entre las brumas recuerdo
otras miradas ciclopeas
de los grandes tótemes
de la Naturaleza eterna,
si está en mi allí se expresa
si está en tí aquí lo ves.
Sigue el mar de nubes árticas
tronando como silenciosos violines
y el ojo se cierra.
La Multitud Parece Un Ojo
Alcancé la grada exhausto,
solo para bajarla; no me esperaba esto.
Todos allí, innúmeros, en remolino
envueltos entre las sagradas piedras mundanas;
La multitud parece un ojo.
Hoy parece un ojo, allí era un titán
atisbando su cuerpo en la Tierra,.
Nadie te mirará, solo el gentío
energícamente dueño de todo,
ajeno al mundo, lejos de la historia
en la noche baila centelleante
arrancando mentes
y destruyendo rumbos.
No puedo dejar de mirar
y sentir miedo,
ante la mirada perdida en la noche
hacia ningún sitio.
La civilización se ha desnudado,
y no sois vosotros, y no eras tu,
luego pasaron las horas,
y como hojas en la corriente
las moles de las piedras
proseguirán su inmanencia inmemorial
sin perturbación posible
ni sueño ni consciencia.
El Corazón Parece Un Ojo
El ser en mi oleaje profundo,
inclina la cabeza y mira hacia adentro.
Sé que las lágrimas recorren mis mejillas,
sé que han desaparecido ángeles y demonios,
los espejos y los muebles
bajo la luz eléctrica
quizás ya no existan,
tan solo esas palabras que desbordaron
las letras llegan por los ángulos,
golpean las cicatrices, con este violín
y aquel martillo, completamente envolvente,
me despierta con su bálsamo,
partícula y onda, como piedras
lanzadas entre nenúfares,
rostros del ayer, dientes chirriando.
La nota toca la sangre y el dolor
como el niño al cordero,
las lagrimas caen por las mejillas,
el corazón parece un ojo
con la vastedad de la vida
de una vida esculpido
mirando al horizonte dibujado
con guitarra y sed de armonía
por otro ojo que confirma, lo sé,
que mi corazón me mira con lástima
mientras yo lo observo con pena.
El Ojo Parece Un Ojo
No sé si es por ti o es por mi
pero solo veo un ojo
sin mirada, sin fulgor.
Solo el dibujo de carne
y sangre e iris
y pupila, pestañas y cejas,
ausente la risa ciega
me estremece hoy
lo que en el ojo es más que el ojo
y que el ojo parece un ojo
sin ti, sin mí.
Internet Parece Un Ojo
La mañana ruge.
Qué lejos estoy, otra vez más,
de las cataratas de luz
que un día, como a todos, me bañaron.
En el día gris la grúa roja,
el Tótem de la Tecnosfera
anuncia indiferente la lejanía.
Otra jornada más de ascenso
sin hacer cima, sin plenitud,
existencia y no vida,
a modo de tren entrambas,
cruzando el tiempo,
como se cierra una cremallera,
al hacer destino avanzo
reuniendo las mismas preguntas siempre.
El pasado parece el mar.
Somos el resumen de millones de amores,
su flecha que ha sobrevivido
al tigre y al desamor,
a la rabia y la ceguera
millones de años;
la mañana ruge y a ella despierto,
la distancia y el perfil de la montaña
y las hablas y las letras lanzadas
por los enjambres de los pasillos eléctrónicos
como perpetuas carambolas
organizan un remolino universal
anudado de seres colectivos chocando
permanentemente en tiempo real.
¿Dónde estoy; adónde he llegado?
Quienes me miran no me ven
y quienes me ven no me miran.
Y la mañana ruge,
y qué lejos estoy,
otra vez más.
Internet parece un ojo.
K.A.García-Salmones
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