En los últimos años entré en zona errática al considerar ‘capital humano’ solamente a los trabajadores altamente cualificados, sin darme cuenta de que el grado de potenciación de la fuerza de trabajo del ofertante ni lo incluye ni lo excluye de ser capital, sino que es su carácter de vendedor de fuerza de trabajo lo que determina esa cualidad de capital variable.
Por esto, en las regiones centrales de la acumulación, todos los trabajadores, sean oligarcas capitalistas o de clases medias, o sean proletarios, y todos los parados, somos capital humano. (1)
Esta es una observación importante pues en el sistema histórico del valor intensa y extensamente desarrollado, o capitalismo, en sus geografías más centrales, el capital humano se produce, los humanos se producen. (2)
Ciertamente, desde los inicios de la ola de urbanización capitalista, hace siete siglos, una parte de los trabajadores se extrae gratis de la periferia campesina, dentro de la dialéctica campo/ciudad, dando la base de rentabilidad sin la cual el capitalismo no tardaría en colapsar.
El sistema de explotación capitalista es estable porque una riqueza, la población campesina de la periferia, es incorporada gratuitamente al valor de las inversiones de expansión, hecho que, en último análisis, es lo que permite la movilidad social ascendente de las clases medias. Esta es la base de su estabilidad política. Pero, a la vez, este régimen reproductivo funciona a costa de frenar la reproducción biológica del proletariado interior del mundo ya urbanizado (lo urbanísticamente capitalizado).
Wallerstein, en su teoría compartida con Ferdinand Braudel del Sistema-Mundo (3), creía que cuando el campesinado mundial dejara de bombear fuerza de trabajo gratuita hacia las ciudades el capitalismo dejaría de ser rentable y el sistema de explotación capitalista comenzaría a derrumbarse. Esta aproximación recuerda a la posición de Rosa Luxemburgo sobre la arena exterior del capitalismo como área de búsqueda de inversión rentable de los capitales sobreacumulados y factor de reproducción del capital cuyo agotamiento marcaría el fin del capitalismo. Bujarin demostró que el diferencial de rentabilidades por geografías y sectores del capital garantizaba que una vez incorporada la arena exterior aún podría reproducirse la acumulación de capital (4). Sin embargo, a pesar del argumento de Bujarin, esa reproducción ya no podría prolongarse en tiempos largos porque aunque mitigaría y postergaría la quiebra absoluta de la rentabilidad no podría eludirla absolutamente hasta sacarla por completo de su desarrollo histórico.
Del mismo modo, dado el diferencial de costos de producción del capital humano, como veremos más adelante, y el umbral de generaciones que discurren hasta que la población proletaria urbana comienza a decrecer, el agotamiento del bombeo de campesinos hacia la explotación capitalista urbana puede ser sustituido por poblaciones urbanas solo durante un tiempo. Por esto, al capital le podría quedar un siglo de duración en cuanto al subsidio demográfico que su modo de explotación recibe, pero ya tendría plasmado un límite absoluto, otro, en su horizonte de largo plazo.
Concretamente, al parecer en este 2018 el 56% de la población mundial es urbana, de manera que para 2050, a causa de la actual urbanización acelerada, se habrá agotado este imput al sistema de explotación y es altamente probable que su pico haya sido alcanzado en la primera década de los años 2000.(5)
En todo caso, el capital no reproduce población, reproduce capital humano. En los territorios ya capitalizados, a veces muy intensa y extensamente, aunque externamente se presente como mero fondo de consumo proletario, el salario esencialmente es parte del capital, lo mismo que la procreación es creación de capital aunque en su forma externa, como valor de uso, sea reproducción biológica (6).
La presión plusvalista sobre la procreación proletaria
Las condiciones en que se crea, conserva o destruye, en función de su rentabilidad, ese capital humano, nosotros, son bien conocidas: A medida que crece y se desarrolla la acumulación de capital en un centro de concentración de capitales, crece la composición orgánica y técnica del capital, es decir, se desarrollan las fuerzas productivas. Entonces entra en auge hacia nuevos niveles de reducción la tendencia decreciente de la tasa de ganancia media, y se reduce la rentabilidad media pues el capital deviene límite de si mismo. Esas son las contradicciones básicas que conducen a las crisis capitalistas (7). Eso es lo que pasó a finales de los años 1970s, y viene sucediendo con un impulso nuevo desde inicios de los 2010.
En esas condiciones, los capitalistas y las clases medias hacen presiones estructurales para poner en liza contratendencias a la bajada de la ganancia media. La subsiguiente purga de los capitales no rentables conduce a un despliegue de la explotación en el que una mayor proporción de capital constante es valorizada por un menor capital variable. O sea; queda una mayor proporción de máquinas, propiedades privadas, infraestructuras, materias primas, capital-ciudad y dispositivos de Estado que valorizar y sostener por obrero puesto en explotación. Así es como se registra un desenlace hacia una mayor cuota de explotación y de ganancia y se abre un nuevo ciclo de inversiones, y quizás una reproducción ampliada de la acumulación de capital.
Este complejo proceso dialéctico del desarrollo del capital en sus retroalimentación y búsqueda de reproducción ampliada encuentra, sin embargo, cada vez mayores dificultades para superar sus propios límites a medida que la tasa ganancia media va siendo menor.
En la fase toyotista, precisamente para superar esas colosales limitaciones internas, el método plusvalista que complementó a este desarrollo intensivo de la explotación por medio del incremento de la plusvalía relativa, o incremento de la explotación mediante el aumento de la productividad (que a su vez genera in continun población proletaria sobrante relativa, como parados, precarios, subempleados, empobrecidos, etc.), fue el método de la reducción masiva del tiempo de trabajo necesario para la reproducción del obrero, mediante el expeditivo medio de eliminar la procreación como la otra parte – junto a la conservación de la existencia y la propia fuerza de trabajo -, del salario mínimo proletario.
“Modernizaciones” disminuidoras del salario mínimo
Lo que está sucediendo ahora en Argentina, con el FMI condicionando los préstamos al Estado y, así la sostención de los sueldos del funcionariado, a la adopcion del abortismo vía despenalización del aborto y campaña de prestigiado del abortar. O en Ecuador, donde los reformistas han intentado meter el abortismo también por presiones financieras internacionales. O la sospechosa velocidad con que se ha reducido la natalidad en Filipinas, tienen que ver principalmente no con los supuestos derechos de las madres a matar sus hijos antes del alumbramiento, que los comunistas no reconocemos, sino con el incremento de las presiones capitalistas para la disminución del salario mínimo proletario.
En Europa Occidental, la parte procreativa del salario mínimo, – que no debemos confundir con el salario familiar -, que aún recibían hace medio siglo el grueso de los trabajadores simples o poco potenciados, normalmente manuales y de poca cualificación, comenzó a ser sistemáticamente eliminada en los años 1970s. Esta disminución puede rastrearse con precisión casi matemática en el tobogan de descenso de la natalidad desde 1975 en Baskonia, y 1978 en el conjunto del estado español.
La disminución del salario mínimo por debajo del nivel de la procreación se realiza normalmente tras fulgurantes periodos de dictadura político-militar burguesa (con nombres pomposos como “La Transición Democrática”), sobre el despliegue simultaneo de una base política, económica y cultural, producto de fuertes inversiones en superiores medios de entretenimiento, gestionada por clases medias aculturizadas en el neomalthusianismo y en busca de movilidad social ascendente.
Tal transformación política por regla general presenta formas externas “modernizadoras”, y hasta burguesamente “revolucionarias”, pero el objetivo fundamental de sus promotores es disminuir el salario mínimo proletario.
En Baskonia, por ejemplo, los atentados contra el médico Uxparitze en 1981, contrarios, por sus consecuencias, a los intereses estratégicos anti neomalthusianos del proletariado internacional, fueron funcionales a esta disminución del salario mínimo proletario por debajo del nivel de la procreación, al legitimar en el proletariado la normalización del abortismo y coadyuvar a reducir el costo de sus operaciones haciendo viable su masificación.
De manera que la apariencia externa de revoluciones liberales que toman en sus formas políticas estas reducciones del salario mínimo proletario, – brutales reestructuraciones y ajustes espacio-temporales que van más allá de las dinámicas gentrificadoras y acumuladoras por desposesión que percibe Harvey (8) -, contiene la esencia interna de retroacción hacia la reconstitución de las mismas relaciones sociales de propiedad, maximizando la explotación en las relaciones de reproducción biológica y social.
En este panorama, tras la crisis de 1973 y tres décadas de disminución del salario mínimo proletario por debajo del nivel de procreación, el capital cayó otra vez de pie tras esta transformación de la relación capital/trabajo proletario, porque la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia no opera en lo concreto uniformemente, como una media ideal, sino como una colección de medias regionales disimiles, y localmente determinativas también en lo que concierne a los costos de producción de capitales humanos.
El capital, que ya se globalizaba mediante la exportación de capitales imperialistas allá donde hallaba solución de rentabilidad aun cuando dispusiera de cientos de miles de desempleados que movilizar, aquí en Baskonia, o decenas de millones en toda Europa, redescubrió desde inicios de los años 1990s, cuando ya comenzaban a evidenciarse los frutos de la disminución del salario mínimo proletario, que ya no puede existir sin la internacionalización del mercado de fuerza de trabajo, aunque muy probablemente tampoco con la internacionalización de la Seguridad Social. Redescubrió, pues, que globalizar la circulación de fuerza de trabajo, importando a millones de obreros rumanos y ecuatorianos, en primer lugar, o exportándolos con cajas destempladas si se reducía la demanda de su fuerza de trabajo, elevaba incomparablemente la cuota media de explotación y la tasa de ganancia. Comenzaba a desarrollarse un nuevo nivel de imperialismo, el imperialismo demográfico, que sin la cooperación de las aristocracias obreras nacionales fuertemente desarrolladas y adaptadas a legitimarlo no es posible.(9)
Encontraremos en la base del imperialismo demográfico el diferencial de costos de producción de la fuerza de trabajo existente en las distintas geografías del capital. Pero si bien el capital puede obtener fuerza de trabajo adicional para contener el salario proletario mediante su importación desde periferias y semiperiferias, el panorama que le queda a la población proletaria es que solo puede atender su instinto natural a perpetuarse, procrear, a partir de un nivel concreto de rentas reales que permitan realizar esa inversión, que estructuralmente esta fuera de su alcance. Una parte del argumentario y las narrativas feministas burguesas y de clases medias subvencionadas por el capital se orienta precisamente a exhornar la desnaturalización, como ser que tiende naturalmente a perpetuarse y procrear, del humano proletario cosificado y, así, legitimar el status quo de salario mínimo proletario por debajo del nivel de la procreación.
Si, por ejemplo, el costo de producción de una persona humana (10), proletaria trabajadora manual simple, en los países capitalistas centrales es de 300.000 euros hasta su puesta efectiva como oferta de fuerza de trabajo en el mercado, correspondiéndole a la ‘familia empresaria’ de ese capital humano invertir 180.000 euros, y al capital social 120.000 euros, al suprimir de facto esa necesidad instintiva de procreación se produce el mismo efecto sobre la plusvalía creada por el (no)padre y la (no)madre que un incremento notable de la plusvalía relativa, pero, a la vez, la alianza de clases medias, que viven extrayendo la parte tributaria de la plusvalía, aumenta así mismo su porción en la masa de plusvalía explotada. Esencialmente se trata de ahorrar en costos de reproducción de la fuerza de trabajo, contando con que el mercado mundial suministrará finalmente en estadios futuros, la fuerza de trabajo cuya potenciación ha devenido no rentable a una fracción capitalista (burguesía + clases medias) concreta.
Por esto, cuando la patronal bizkaina sostiene que en el Estado español hacen falta 300.000 inmigrantes anuales, lo que está haciendo es solicitar un ingreso imperialista demográfico en fuerza de trabajo gratis de un valor in situ de 90.000 millones de euros anuales, ahorrados en términos de rentabilidad hacia atrás por contener las contradicciones estructurales acumuladas, y muy centralmente por revertir la tendencia a la elevación de los salarios por escasez de nueva oferta. Pero, si consideramos que, por ejemplo, esos 300.000 proletarios equivalgan en términos reales al 2% de la fuerza general de trabajo, es un insumo al PIB a escala estatal de 20.000 millones de euros anualmente adicionales, ganados hacia adelante, de los cuales en torno a 15.000 millones pasan a alimentar la expansión de las rentas de capital.
Este objetivo bien merece al capital directivo alentar subidas de las cargas plusvalistas tributarias sobre el proletariado interior para organizar el operativo deflacionario del salario mínimo mediante las ayudas sociales, según el “punto óptimo de la inmigración”, que en realidad choca con la libre circulación internacional de los trabajadores proletarios demandantes de empleo que defendemos los comunistas. (11)
Costos de PRODUCCIÓN del capital humano, no costos de reproducción de humanos…
La principal cuestión estructural que queda constituida para la lucha de clases es que, precisamente por la alta composición orgánica de capital en los centros capitalistas, la inversión en producir un humano ya no es rentable, ni posible en muchos casos o a lo sumo lo sería a perdidas, en el caso de las personas que van a ser trabajadores manuales simples ( a estos normalmente se les aborta ) puesto que los 350.000 euros que van a costar compiten con los 20, 30 o 50.000 que cuestan en la periferia, o menos aún si son campesinos. De este modo, el proletariado interno como cuerpo colectivo compuesto por personas sexuales tiende a quedar estructuralmente esterilizado, como una mercancía demasiado cara y poco competitiva ante la media de los precios mundiales, sobreproducida y supernumeraria cuando no como meros excedentes no rentables a destruir de forma barata (abortismo) cuando fallan los medios químicos, psíquicos e ideológicos antifertilidad.
Pero hay una salida a esta situación; supercapitalizando a un hijo único. Por ejemplo invirtiendo 600.000 euros en su procreación, crianza y formación, puede colmarse la llamada del instinto de procreación y además llegar a constituir una inversión rentable aunque ello exija un esfuerzo descomunal. El drama de esta vía de escape de la esterilización capitalista, anti proletariado no rentable en los centros capitalistas, consiste no únicamente en que determina el derrumbe de la natalidad, sino sobre todo en que el desarrollo de la plusvalía relativa presiona para disminuir el valor de ese mismo capital humano producido.
Concretamente, “la Inteligencia Artificial es a los trabajadores intelectuales lo que fueron los tractores a los campesinos“. (12)
De pronto la inversión necesaria para la procreación tiende a ser rentable solamente a un escalón más alto, en relación inversamente proporcional a la caída de la ganancia y el incremento de la cuota de explotación. Pongamos que hablamos de 1.000.000 de euros. Inmediatamente ya solo las burocracias publiprivadas de los monopolios y la socialdemocracia de clases medias tienen posibilidad de reproducción biológica, capacidad de producción rentable de humanos, tornándose la perpetuación humana del proletariado medio interior, incluso por debajo de la tasa de reemplazo o disminuida, una lucha agónica.
Nuestra tendencia mental natural es a considerar, a prepensar, la reproducción humana como eso, reproducción humana y no como una producción más. Y efectivamente ha sido así durante millones de años, una reproducción biológica y social, pero el caso es que ya no es así de forma cuasiuniversal.
Ciertamente, el proceso del capital subsume la reproducción humana como un recurso natural más, y lo es en la misma medida en que el instinto reproductivo se impone a las personas llevándolas a la procreación incluso enfrentándose a los mayores impedimentos, pero ni el instinto, ni la voluntad ni el deseo de las personas sirven como medio de producción de humanos para quienes viven dentro de capital; lo que se produce esencialmente es capital, no humanos. Por esto rigen sobre ellos, sobre nosotros, las leyes del capital, no la lógica natural de la reproducción biológica humana con todas sus alternativas y posibilidades, que quedan radicalmente restringidas por las relaciones sociales de producción, propiedad y consumo capitalistas.
No nos sorprenda pues que la socialdemocracia, en tanto patrón colectivo de masas, y usufructuario de la porción tributaria de la plusvalía, gestione los malestares resultantes de nuestra reducción cosificadora a ser capitales humanos bajo intensa presión de rentabilidad, con el fomento de la política de las identidades, que divide por abajo, aliá por arriba y ayuda a rendir mayor plusvalía.
Si, como ha quedado claro, el proletariado somos capital, no solo se nos produce, también si devenimos no rentables, como bien sabe quién haya comprendido la dialéctica que ha llevado a la eutanasia de los sobrantes, se nos destruye. Nos interesa saber el cómo lo hacen, sin que ello origine de inmediato una revolución mundial espartaquista.
Por todo esto, es ahora de interés proletario especial el descubrir y desarrollar la tasa de paro procreativo, o lo que es lo mismo; la imagen concreta de las oscilaciones de la disminución del salario proletario de hombres y mujeres por debajo de la procreación (y si no se les frena también de la conservación) de la fuerza de trabajo. Esto lo veremos en el capítulo siguiente.
K.A.García-Salmones
Actualizado el 08/03/2020
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NOTAS DEL CAPÍTULO
(1) “El valor de la máquina constituye, sin duda, una parte del capital invertido en ella, pero la máquina no produce en su condición de valor, aunque sea rendidora para el fabricante. El salario no representa el valor en cuanto instrumento de producción, así como no representa el valor la máquina en cuanto instrumento de producción. Representa tan solo la capacidad de trabajo, y dado que el valor de esta existe separado de ella misma como capital, [el salario es] una parte del capital.
Elementos fundamentales para la crítica de la economía politica (Gründise) 1857-1858. Cuaderno IV. ¿Qué es capital?. K.Marx”- (2) En este punto aclaro que es cierto que las clases se crean por la posición social relativa similar en cada conjunto de personas en la producción social material, por lo que aquí cabría pensar que estoy afirmando que las mujeres serían una clase social como afirman los reformistas -del proletariado, como venimos viendo, ni siquiera del capital -. Solo ocurre que la posición social relativa en producción social se define por la tecnología central organizadora de la producción general y su producción concreta, en el caso del modo de producción capitalista la tecnología dinero y la producción de plusvalia. Por esto, dos mujeres que estén dando a luz en el mismo momento, una de las cuales no dispone de medios para pagar el alquiler del mes siguiente y otra de las cuales dispone de, por ejemplo, 2 millones de euros y una vivienda en propiedad, al igual que sus hijos, no son de la misma clase social, por mucho que los reformistas insistan en intentar hacernos creer semejante majadería.
- (3) No dispongo la cita concreta en este momento, pero si la memoria no me falla este argumento de Wallerstein sobre la elevacción de los costes de producción de la fuerza de trabajo en las zonas urbanizadas lo leí en una edición titulada “El Moderno Sistema-Mundo”.
- (4) Veáse: “Henryk Grossmann y la sobreproducción absoluta de capital.” M.P.M (Camarada Arenas) 1996.
http://web.archive.org/web/20051026145314/http://www.antorcha.org/cast/confus.htm - (5)Población rural (% de la población total) Datos, Banco Mundial.
https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.RUR.TOTL.ZS (6) “(…) el coste de producción de la fuerza de trabajo simple se cifra siempre en los gastos de existencia y reproducción del obrero. El precio de este coste de existencia y reproducción es el que forma el salario. El salario así determinado es lo que se llama el salario mínimo. Al igual que la determinación del precio de las mercancías en general por el coste de producción, este salario mínimo no rige para el individuo, sino para la especie. Hay obreros, millones de obreros, que no ganan lo necesario para poder vivir y procrear; pero el salario de la clase obrera en conjunto se nivela, dentro de sus oscilaciones, sobre la base de este mínimo.”
Trabajo asalariado y capital. C. Marx (1849).
(7) En una reciente aportación Rolando Astarita (ver aquí) cuestiona que, incluso más básicamente que la forma de la contradicción entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de los medios de producción, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia media sea el percutor básico, aunque no el único, de las grandes crisis del capitalismo, y de la crisis de 2008 en particular. Esta versión ya se dió en 2010, pero ocurre que no se tiene a la ganancia como la totalidad de la ganancia sobre la totalidad de la fuerza de trabajo, siendo estas no meramente el capital a valorizar en el trabajo asalariado sino también los impuestos sin retornos que componen la plusvalía tributaria y la parte de plusvalía de la vivienda que constituye una plusvalía tirbutaria privada en los sobreprecios de la vivienda obrera. esto es, que hay que incluir el capital-ciudad en la estimación de la composición orgánica de capital global y de cada capital concreto.
(8) El nuevo imperialismo. Acumulación por desposesión. David Harvey.2003.
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20130702120830/harvey.pdf(9)Corporativismo “de género” e imperialismo demográfico: Análisis del artículo “Caída de la natalidad ¿una tendencia irreversible?” de Sara Mateos
https://irteen.net/caida-de-la-natalidad-una-tendencia-irreversible-sara-mateos/- (10)
En la imagen de arriba, obtenida de una mención en una argumentación audiovisual sobre “¿Existe la brecha de género? de Ramón Rallo a “un trabajo desarrollado por The Economist a partir de varios trabajos académicos“, se observa el hiato diferencial entre hombres y mujeres producido en los ingresos salariales a partir de los 30 años, justo cuando las mujeres de las regiones centrales de la acumulación tienden a dejar de evitar la maternidad. Como es evidente, esa caida de los ingresos femeninos es en la mayoría de los casos repartida con los hombres que asumen la paternidad en ese acto procreativo, con lo cual la pérdida de ingresos pasa a los hombres en grueso. Es una caida de ingresos de consumo y acumulación personales del 20%-25% en las parejas, y del 50% o más en los hombres porque no solo deben sufragar el sostenimiento de los hijos sino también de las madres, circunstancia que lleva a la eclosión del mercado de la paternidad, por un lado, reduciendo la paternidad natural a la paternidad solvente, y, a la vez, al rechazo de muchos hombres a la paternidad y la procreación por los enormes costos que conlleva. De media, en los proletarios es proporcionalmente mayor.
(11)“Necesitamos más personas en edad laboral, lo de la escasez de perfiles profesionales va a ser una constante, se va a agravar el problema, incluso en puestos que hasta ahora cubrimos con normalidad. Por ello, y salvo que la natalidad cambie mucho, y nos dé un buen resultado en 18 años, debemos y podemos acoger población inmigrante. Con toda naturalidad y de la forma más ordenada posible. Cuanto más formada mejor, con muchas menos trabas para la regularización de papeles, materia de competencia estatal, y bajo mi punto de vista con ayudas sociales directamente orientadas a la subsistencia, a la formación y a la inserción laboral, materia de competencia autonómica.”
Discurso completo de Iñaki Garcinuño previo al almuerzo de la Asamblea General de CEBEK.
Discurso completo de Iñaki Garcinuño previo al almuerzo de la Asamblea General de CEBEK
(12) China y Silicon Valle. Superpoderes de la Inteligencia Artificial. Kai Fu Lee. 2019.
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Índice (Del Plan de Obra)
Introducción
1-. La relación salarial no reproduce población proletaria; poduce capital humano, -si es rentable-.
2-. La tasa de paro procreativo.
3-. Los cuatro jinetes del Apocalipsis Capitalista: El Neomalthusianismo, La Eugenesia, El Darwinismo Social y el Género.
4-. La ideología transhumanista y modelo de acumulación de capitales CDA ( Desestatalizador de la fuerza de trabajo + Cibernético Androide del movimiento de la totalidad capitalista + AntiSexual)
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Karlos, mi nombre es Pablo y soy de Argentina. Vengo siguiendo tu página desde hace un par de años. La variante del análisis marxista que presentas es muy original. Pero sobre todo me interesa tu posición respecto al aborto. Yo milité en una organización de izquierda anticapitalista (heterogenea pero con predominio marxista) y me tuve que ir entre otras cosas porque ni siquiera se podía plantear ningún debate sobre ese tema. Yo soy agnóstico, pero mis compañeros veían mi postura como “un residuo de mi formación católica”. Me gustaría contactar con gente dentro de la izquierda anticapitalista que tenga posiciones contrarias al aborto. Como sabes el tema está en el centro de la agenda política en Argentina y es muy angustioso sentir que la única gente con la que coincido respecto a este tema son fascistas al estilo Vox o peores
Kaixo Pablo:
Decirte que cualquier apoyo que necesites y esté en mi mano aportar puedes contar con él.
Sigo con atención la ofensiva (neo)malthusiana internacional para introducir el abortismo en el Cono Sur, lo cual es una tendencia estructural del capitalismo suramericano actual, abonada por el Banco Mundial, el FMI y los capitales neomalthusianos internacionales, en el momento en que se realiza una renovación y reproducción social ampliada de la clase media. Una ofensiva de similar naturaleza ya se ha vivido aquí, por lo que conocemos sus consecuencias, además de que sabemos cómo se engañó y ocultaron datos estratégicos a bases organizadas y cuadros dirigentes para poder aplicárnoslo irrestrictamente a los proletarios en la Península Europea desde los años 1970s-80s.
Por todo esto no me sorprende el método político de presentar el abortismo como algo “de sentido común”, “no retroaccionario” y “solidario”… “progresista”(¿!), que la alianza de clases (neo)malthusiana está implementando también allí. Pero la verdad del aborto no se encuentra en las manifestaciones feministas de clases medias urbanas neomalthusianas, sino en los cubos de basura donde se lanzan los cuerpos destrozados de los seres humanos proletarios abortados, “para reducir la pobreza”. O en la devastación de enormes regiones europeas que hoy constituyen verdaderos países-geriátrico, sin proletarios jóvenes y bajo un grisísimo y clamoroso Baby Crunch, pues los candidatos a ser trabajadores manuales en precario, dadas las condiciones estructurales y lamentablemente sin oposición organizada interna a la clase, fueron durante décadas evitados a toda costa, incluso dándoles muerte antes de nacer, especialmente en socializaciones “de izquierdas” que han sido entrenadas para ser totalmente acríticas con el abortismo. Por supuesto, esto no tiene otro nombre que lucha de clases, se enmascare como se enmascare.
Por ahora, en Las Américas solo católicos, – de izquierdas y derechas -, y nacionalistas confrontan la ofensiva (neo)malthusiana internacional pro abortismo en curso, especialmente porque la tendencia proletaria normal es a identificar estructuras feministas y movimiento real de las mujeres, en lugar de destapar su verdadero carácter de medio de aplicar el imperialismo y la superexplotación en el proletariado femenino para sostener la acumulación de capital y el desarrollo ampliado de las clases medias (funcionariado, aristocracia obrera, fracciones de técnicos y pequeña burguesía), empleando para ello al proletariado como combustible humano. Pero más adelante, si se informa con rigor de los principios e implicaciones reales del abortismo, y del (neo)malthusianismo, también va a singularizarse un bloque proletario internacional anti abortismo en Las Américas – y aquí – opuesto a esta calamidad, verdadera cima de la superexplotación y cosificación capitalista.
Karlos, no había leído tu respuesta porque en esa epoca hubo un desperfecto en el funcionamiento de la página que hizo aparecer mi comentario como borrado. Me pregunté si había sido buena idea postear ese comentario. Te agradezco mucho por tu respuesta, que me da mucha alegría En la actualidad estoy tratando de contactar con gente en mi país que tenga una posición contraria al aborto y como te decía, no sean fascistas de distinto pelaje (porque ya hemos llegado a que el estándar sea así de bajo). Le comenté sobre tu página a una militante feminista provida chilena, Gabriela Statt https://www.facebook.com/gabrielaauroraambar.stattostojic, que se encuentra con un problema parecido al mío. Te comento también que existe un sector del movimiento de liberación nacional irlandés que mantiene la posición provida que tenía ese movimiento históricamente, el partido Aontú https://aontu.ie/ y un militante del IRSP, Ciarán Cuninngham (no hay maneera de contactarlo porque le eliminaron la cuenta de FB y parece que también la de Twitter) que es provida pero la línea oficial del partido es proabortista. De todos modos, es dificil contactarlo porque el IRSP está en una situación de semiclandestinidad. Quizás la ayuda que puedas brindarme es contarme un poco sobre tu experiencia en la izquierda abertzale. Quizás esto es sobresimplificado, pero la impresión que me da es que en el Estado Español es casi unánime la ecuación provida=franquista. También si conoces otra gente, particularmetne en países de habla castellana, que tenga posiciones de izquierda anticapitalista y al menos esté dispuesta a dialogar con la posición provida. Me sorprendió gratamente que publicaran un artículo tuyo en l a revista Gedar. Estuve siguiendo a Tania Galvez San José, pero tengo dudas sobre contactarme con ella porque, si bien veo que no comparte la retórica habitual dentro del anarquismo al que ella adhiere, de todos modos está en favor de la legalización y el problema es que ya tuve demasiadas peleas estériles con gente de izquierda que parece querer dialogar sobre este tema hasta que se plantea el punto de la legalización, que no lo es todo por supuesto pero es donde prácticamente el diálogo se vuelve imposible. Una vez más te agradezco sinceramente por tu respuesta y tu oferta de ayuda
Kaixo Pablo:
Perdona por la demora en responder a tu comentario, debida a las muchas pequeñas tareas acumuladas que en esta temporada me veo obligado a atender. Por esto mismo también me veo obligado a responderte con unas letras rápidas que espero sean, en cualquier caso, de alguna utilidad a tus esfuerzos por aclarar la cuestión del abortismo en el proletariado, desde la Argentina, hoy bajo una ola malthusiana pro abortismo.
La Cuestión del Paro Obrero
Sobre mi experiencia decirte que yo llegué al asunto del abortismo a partir de la investigación sobre la incongruencia entre la alta tasa de paro obrero y los esfuerzos del capital por animar la importación de fuerza de trabajo, especialmente en Baskonia y en el conjunto del entorno del estado español.
Este interrogante no terminaba de comprenderlo desde inicios de los años 1990s, cuando propulsado por la crisis de 1992, a tres años de la Huelga General del 14 de diciembre contra el desempleo juvenil, – cuando la UGT se revolvió contra el PSOE por su plan de brutal precarización del empleo juvenil, y su partido le aplastó -, fui responsable del área de desempleo de un sindicato vasco, y nombrado responsable de elaboración teórica de la asamblea. Aunque el área terminó estallando por las contradicciones entre sectores de la clase, pasé a participar en Dantzaki Taldea, a la sazón un grupo de intelectuales voluntarios abertzales y socialistas que queríamos comprender qué era lo que estaba ocurriendo realmente en esos 1990s.
Conviene aclarar que yo no provengo de la Izquierda Abertzale, provengo de la Unidad Popular, Herri Batasuna, donde me integre como independiente, si bien es cierto que era simpatizante de K.A.S (Koordinadora Abertzale Sozialista). En esos años 1990s comenzaban a sentirse los efectos de la implosión de la URSS. Después del Acuerdo de Lizarra en el cual la renuncia política, no teorizada en términos marxistas sino como un acuerdo nacional vasco en el cual se sacrificó el objetivo del estado socialista vasco a la integración en la “normalización política”, rindiéndose al PNV, me retiré, y terminé arribando al movimiento antiglobalización. Pero durante la ilegalización de Batasuna no me quede en casa sino que intenté estar con las bases sitiadas por esa política totalitaria de ilegalización.
En todo ese tiempo la preocupación por la situación social del paro obrero y la precariedad fue constante, y cuando estalló la crisis me vi obligado a entrar junto a otra persona en una larga polémica sobre la vigencia del marxismo, concretamente de la Ley General de Acumulación de Capital, la Ley del Valor y, sobre todo, la Ley de la Tendencia Decreciente de la Tasa de Ganancia, que eran canceladas por una corriente socialdemócrata subjetivista, que se parapetaba en escusas “antiestalinianas”.
En torno a 2008-2011, tras el estallido de la crisis mundial que veníamos señalando que estaba a punto de expresarse, analizando la composición de clase del país y la descomposición política de ETA, me encontré con el asunto del pasmoso envejecimiento poblacional, descubriendo los resultados de la baja natalidad a largo plazo, y la reducción paulatina del proletariado endógeno, formado y descompuesto como bloque histórico a lo largo de 8 décadas. Y la relación directa de este asunto con el de la contradicción entre la alta tasa de paro y la simultanea alta importación de fuerza de trabajo.
La fracción etaria embrionaria del proletariado mundial
La tasa de paro es alta, pero la importación de fuerza de trabajo también ¿por qué? Me preguntaba. Las luchas de la oferta y la demanda de fuerza de trabajo, la concentración y centralización de capital, y la necesidad continua de sobreoferta de fuerza de trabajo, pero, a la vez, de que esta sobreoferta no desborde determinados márgenes, como terminé por comprender, conducen al imperialismo demográfico y a la gestión de los sobrantes no rentables de una manera que solo cabe denominar como totalitaria e inadmisible.
Concretamente, si el proletariado adulto es aquello que solo tiene su fuerza de trabajo para alimentar a sus hijos, en su estado de desarrollo infantil y preinfantil solo tiene a sus padres para sobrevivir, y cuando está en desempleo y en posición de sobrante no rentable solo tiene las fuerzas de la clase para sobrevivir (la conciencia de la clase es la conciencia de su contenido esencial, o sea, la necesidad de vender su fuerza de trabajo para sobrevivir, y esto en una formación social en la que la sustancia del valor es el trabajo, y la sustancia del trabajo es la vida: Así pues yo llegué a la cuestión del aborto tras comprobar que los humanos embrionarios son la fracción más totalitariamente explotada del proletariado mundial, a partir del análisis marxista y la lucha proletaria prolongada.
El proceso de la introducción del abortismo en Baskonia
Recuerdo como se planteaba esta cuestión en los años 1970s finales y primeros 1980s en las calles vascas: A nosotros se nos dijo que el aborto se legalizaba para proteger a las mujeres que hubieran quedado embarazadas en una violación. Ciertamente, es una cuestión moral muy grave y compleja porque el humano embrionario que puede morir no es responsable del acto de violación sino también victima de él, pero este causal al menos no es la trivialización completa y la totalitaria cosificación de la vida y la muerte de los humanos embrionarios que luego se ha impuesto.
Conviene aclarar que en las décadas siguientes he visto seis procesos de aborto, con lo cual la experiencia me ha demostrado que el abortismo no tiene nada que ver con la propaganda malthusiana camuflada como feminismo e incluso “comunismo”. En todo caso, en el análisis del derrumbe numérico del proletariado interno, empleado como combustible humano por el capital, la alta mortalidad y la baja natalidad tenía una de sus causas en la baja fertilidad media relacionada con el proceso de disminución del salario mínimo proletario, y una parte de la baja fertilidad respondía a la represión de la sexualidad proletaria también mediante el fomento del abortismo.
Calculo que en torno a, como mínimo, 200.000 humanos embrionarios han sido muertos en estas décadas en Baskonia, y quizás ni el 0,001% de ellos hayan sido matados bajo el causal de violación. Y que con la aplicación de los medios antifertilidad, el capital y las clases medias se han evitado el nacimiento de al menos otros 300.000 más. Esta bajada de la fertilidad es, en mi opinión, la clave de bóveda para entender la descomposición de las dinámicas fuerzas proletarias vascas surgidas de la critica al fordismo de los años 1950-1970s. Recuerdo que en el año 1975 en que comenzó a caer la tasa de natalidad con fuerza en Baskonia, la edad media de la población era de 27 años, y ahora está entorno a los 42 años, pero si nos ceñimos a la población proletaria endógena rondará los 50 años. Y no es que haya muchos viejos, es que hay pocos jóvenes; no son rentables como capital humano, son caros de criar, costosos de formar y más baratos si se importan del exterior. Pero este es el proceso estructural, que en cuanto a luchas políticas de clases se resolvió de una manera incorrecta y falsa presentando al abortismo, mediante su explicación con casos extremos, como una necesidad del proletariado .
El proceso político de la imposición del abortismo en el estado español
He investigado bastante el proceso de legitimación del abortismo en la Unidad Popular, HB, concretamente las acciones de ETA e Iraultza contra el médico obstreta Usparixe, hacia finales de 1982, que considero contrarias a los intereses del proletariado internacional en Baskonia. Usparixe se posicionó a favor de dar voz a los intereses de los no nacidos en un debate auspiciado en el periódico La Voz de España, de Donosti, que por entonces estaba siendo gestionado por los trabajadores y posteriormente sería cerrado por Mayor Oreja. O sea, actuando contra Usparixe se cortaba el debate del aborto. Y, de hecho, en Baskonia, al contrario de lo ocurrido en los EEUU, en Italia o Bélgica y muchos otros países, no hubo debate debido a esas acciones.
Esas acciones no fueron publicadas en el diario Egin, o al menos yo no las he encontrado, y tampoco he logrado leer las razones dadas para explicar esa acción política por ETA (M) en un comunicado emitido adhoc para ello. Pero tengo que decir que en Egin, precisamente dos o tres semanas después de esa acción, el medico Eneko Landaburu se posicionó a favor del derecho a nacer sin violencia de todos los humanos embrionarios en el suplemento de salud. Eneko está precisamente ahora en Argentina, y quizá él pueda aportarte las razones para mantener esa posición contraria al abortismo, que claramente es una posición favorable a los intereses del proletariado internacional.
Desde luego, en mis investigaciones históricas he llegado a la conclusión de que la introducción del abortismo fue una consecuencia lógica de la ola liberal de la Reforma de 1978, pero es que esta ola fue preparada por el franquismo. Concretamente quien preparó la legalización del PCE y del PSOE desde 1969 a través de su puesto como director del CESED fue el almirante Carrero Blanco, cooperando entre otros con la Fundación Ebert (el socialdemócrata que, junto a Noske, mató a Rosa Luxemburgo y Karl Liebneckt en la Revolución Alemana) del SPD.
O sea, el malthusianismo liberal se impuso directa o indirectamente desde el mismo interior del régimen, no lo que nos han contado los liberales radicales. Más aún, un lustro después, a ETA le redujeron al plano militar de la contradicción pero, a la vez, desde 1977 a 1984 golpeaban sistemáticamente a su dirección y sus cuadros más activos propiciando la sustitución de la dirección militar por una dirección político-militar muy radicalizada pero netamente reformista. En todo caso, ni un Argala en ETA, ni un Monzón en HB hubieran admitido la eliminación interna nacional vasca del debate sobre el aborto por medios militares.
No se debe confundir liberalismo radical con comunismo revolucionario
No podemos olvidar Pablo que los combatientes que vencieron al nazismo en 1945 eran anti abortistas, ni que la cuestión del aborto fue debatida en las fábricas soviéticas en los años 1934-1936 quedando impugnada la ley antifamilia de 1919 por sus resultados inadmisiblemente negativos sobre la población.
En estos momentos, personalmente yo no puedo estar en ninguna formación política que sea proabortismo porque considero que es contraria a los intereses del proletariado internacional. Tarde o temprano surgirá esa fuerza en la lucha de clases misma, por una cuestión muy concreta: El aborto es el foco de las contradicciones de la lucha de clases en el capitalismo tardió. El abortismo no es un punto de llegada, el abortismo es el punto de salida de la cosificación nueva durante la siguiente fase de la explotación, de socialización robótica, en la que otras fracciones de edad, género, origen nacional, en posición de sobrantes no rentables pueden verse puestos también en cosificación extrema al igual que los humanos embrionarios hoy y durante estas cuatro décadas, hasta llegar a ser considerados mera materia prima por el capital biogenético y el reformismo. Los que dicen que son nacionalistas pero apoyan esta política sobre el proletariado endógeno de sus naciones me repugnan, y no les apoyaré jamás, por supuesto estoy por la libertad de las personas, incluida la prerrogativa de todos por igual de nacer sin violencia. Y por la revolución espartaquista que lleve a la disolución de la sociedad de clases y al socialismo y a la fase comunista, lo que es completamente imposible en formaciones sociales saturnalistas que llevan a confundir la destrucción de las siguientes generaciones a las cuales también estamos obligados a respetar, con una supuesta moderación reproductiva bajo la cual se está desarrollando, se ha desarrollado ya, el imperialismo demográfico. Pronto, las mujeres proletarias, al igual que lo que ha ocurrido con los hombres proletarios considerados sobrantes en la fase toyotista, van a perder completamente también su autonomía procreativa en esta época de socialización robótica. Se trata de lucha de clases, y ocultarlo se llama, cuando menos, reformismo.
Agur bero bat Pablo
Eskerik asko, Karlos