LIBRO: Gran crisis biopolítica del capitalismo

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Procedo a realizar aquí la segunda edición electrónica del ensayo “Gran crisis biopolítica y República Socialista de Nabarra. Lo iré publicando capítulo a capítulo en los próximos meses, mientras mejoro y adapto la redacción y las referencias a los datos actuales. Mila esker zure arretagaitik.

Índice

Introducción

   Me impresionó el escrito de Iñaki Gil de San Vicente* donde esbozaba una historia marxista de Euskal Herria sin destacar los enormes movimientos de población de finales del siglo XIX y del siglo XX (1). Pienso que no se puede comprender el proceso histórico del que venimos, en el que estamos y al que nos encaminamos, sin analizar en profundidad y con objetividad esos grandes movimientos de población, empleando las herramientas socialistas científicas del análisis marxista.

   Como se verá a lo largo de este ensayo popular, en el que vamos a pasar revista a siglo y medio de desarrollo combinado de la población y del capital en Euskal Herria, es evidente que salimos de un viejo y agotado ciclo largo de acumulación mundial de capitales, y de su época, y entramos en uno nuevo y en su época; quizás el ciclo largo de acumulación de capitales en el que la fase de transición histórica entre modos de producción, el socialismo, ya es plenamente posible.
Cuando decimos capitalismo, decimos un conjunto de relaciones de producción, propiedad y autoridad establecidas, orientadas a generar el crecimiento de los capitales; una trama de propiedad de una clase sobre los medios estratégicos de producción y las fuerzas productivas, producto de la explotación y la expropiación masivas, y distribuible en lotes particulares. Este régimen social es lo que está entrando en crisis en Europa, desde la raíz.
En esta investigación marxista analizo la acumulación de capital, su reproducción, o nueva producción, y sus ondulaciones tiránicas hacia su reproducción ampliada, por medio de la concentración y centralización de los medios, los mandos y la organización política de la clase capitalista, pero la analizo en un contexto muy concreto; Euskal Herria, y sobre un eje más concreto todavía, la dialéctica población / acumulación. Es sin embargo, debido a la universalidad del método empleado, de interés para cualquier lector que quiera tener una visión global de lo que es la acumulación de capital en cualquier país.
Repaso, por tanto, el medio siglo de asentamiento, manu militari, de la acumulación de capitales en Euskal Herria hasta su definitivo establecimiento en 1840, y los posteriores 171 años de reproducciones ampliadas de la acumulación de capitales sobre y contra el Pueblo Vasco y, especialmente, su proletariado.
De este análisis se deduce que el foco de la crisis general actual del capitalismo es la gran crisis biopolítica en Europa, los EEUU, Rusia y Japón. Y, por cierto, como he podido comprobar a posteriori en el ensayo de Wim Dierckxsens ”Población, fuerza de trabajo y rebelión del siglo XXI”, no soy el único autor que arriba a esta convicción.
Por biopolítica de la población asumimos esta versión adaptada de la descripción de biopolítica realizada por Michel Foucault:
”El polo de poder del capital sobre la vida centrado en el cuerpo-especie, que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, el crecimiento, la movilidad, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar, en la sociedad dividida y organizada en clases de la época del capitalismo.(2)”
A su vez, por crisis entendemos el momento en que un proceso o sistema sale de su equilibrio anterior y entra en estado de indeterminación e incertidumbre sobre la orientación que tomará su desarrollo posterior y nuevo equilibrio.
Estamos, pues, en el momento en que la vida dominada por el polo de poder del capital sale de su equilibrio anterior y entra en estado de indeterminación e incertidumbre sobre la orientación que tomará su desarrollo posterior y nuevo equilibrio.
Fueron Marx y Engels en El Manifiesto Comunista quienes mejor han descrito las energías y condiciones con que la clase capitalista puede existir:

La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con el todo el régimen social. (…) La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. (…) Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no solo dentro de las fronteras sino en todas las partes del mundo.

(…) Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba a sí mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. (…) La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad. (…) La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir por fuerza lógica a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refundan en una nación única, bajo un gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.“(3)

…considerado desde Euskal Herria, antes esa ‘nación’ se llamaba España, ahora se llama Europa.
Por su parte, es Lenin quien, siete décadas después, describió el nivel de rivalidades imperialistas que alcanzaba la concurrencia capitalista como la fase superior de desarrollo del capitalismo, y del mercado mundial, cabe añadir. Esta fase superior tiene que ver también con la alta composición orgánica alcanzada por los capitales, según una masa dada de capital fijo instalado (Y recordemos; las ciudades son capital fijo instalado). Hay que distinguir, pues, el imperialismo como fase superior de desarrollo del capitalismo, del imperialismo como socorrido método de incremento de la masa de plusvalía disponible, y que, por tanto, está mediado, en sus oscilaciones de agresividad y rivalidad, por las alternativas al alza o a la baja que toma la tendencia decreciente de la tasa de ganancia media mundial y regional.
Si en una época los capitales concentrados buscan su salida de valorización mediante centralizaciones capitalistas monopolistas de estado que luchan en la arena mundial por los mercados, con métodos imperialistas, en otra coyuntura pueden buscar y buscan la superación relativa de la forma estado, organizándose en concentraciones y centralizaciones de capitales trans-estatales, mediante corporaciones monopolistas interestatales cuya combinación transestatal garantiza superganancias. Y luego, ante una caída general de las ganancias, empiezan a intensificarse de nuevo las rivalidades y la agresividad entre los capitales imperialistas hiperconcentrados resultantes, supervi- vientes del ciclo anterior, según el nivel de concentración y centralización alcanzados, hoy en bloques continentales.
¿Qué ocurre exactamente cuando la tendencia decreciente de la tasa media mundial de ganancia, o lo que es su contracara, el desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado precisamente tras esas grandes concentraciones y centralizaciones transestatales rompe el anterior equilibrio? Entonces vuelve el efecto crítico más espectacular de la tendencia decreciente de la tasa de ganancias: las grandes crisis de sobreproducción.
La crisis mundial de sobreproducción en curso, la vemos hoy en forma de infraestructuras inhabilitadas, millones de viviendas deshabitadas, almacenes llenos de automóviles sin estrenar, profusión de títulos de capital invendibles y miles de otras mercaderías incolocables, reestructuraciones por doquier, junto a continuos despidos y cierres de empresas. De nuevo los grandes capitales concentrados y centralizados, ahora en corporaciones combinadas transestatales, se ven obligados otra vez a concentrarse y centralizarse, y, a continuación, a intensificar a un mayor nivel la lucha competitiva por ampliar los mercados para colocar sus mercancías, y así no quebrar.
El primer método para eludir la quiebra consiste, como hemos visto, en realizar nuevas y más amplias concentraciones de las partes rentables de los capitales, que todavía sean susceptibles de servir de base a la producción de plusvalía, lo que precisa de nuevas y más abarcadoras centralizaciones del mando político de los grandes capitales en proceso de concentración. Pero, inmediatamente, para poder ampliar los mercados, los capitalistas deben – se ven obligados a ello – luchar por reducir los precios de sus mercancías, deben ofrecerlas a precios menores y con calidades mayores que sus competidores. Esto lo consiguen abaratando los costes del capital constante, como las materias primas y todo tipo de medios de trabajo, sean herramientas, suelo o máquinas… pero también abaratando los costes del capital variable…; la población.
El capital ha realizado estas vastas concentraciones y centralizaciones de la acumulación de capitales, y su puesta en concurrencia interimperialista mundial, a lo largo de cuatro grandes ciclos largos de la acumulación mundial de capitales, barriendo las limitaciones que encontró a su paso. Pero ahora ha de realizar la concentración y centralización a escala continental e incluso intercontinental, y ha de abordar un nuevo nivel de lucha por los mercados a escala global, sobre nuevas limitaciones y resistencias de la amplitud e intensidad correspondiente al grado de desarrollo alcanzado en el anterior ciclo largo de la acumulación. Ahora bien, como verá el lector a lo largo de este ensayo, existen fuerzas limitantes no previstas por los marxistas clásicos.
En este sentido, como está ocurriendo un decrecimiento de la población proletaria endógena o nativa europea, entre ella la nativa nabarra, a causa de las mediaciones del capital sobre su reproducción biológica, social y cultural, este proletariado nativo europeo, ya sin retaguardia demográfica interna, resulta insuficiente para los requerimientos de valorización de la acumulación de capitales ya alcanzada, y completamente insuficiente para ser base de desarrollo de una nueva reproducción ampliada. En tal situación, el capitalismo europeo está entrando en zona de enormes contradicciones, con creciente escasez de sobreoferta abundante de fuerza de trabajo.
Por su parte, el capital radicado en Hego Euskal Herria otra vez precisa con premura, mejor en 2020 que en 2030, importar en torno a 650.000 pobladores adicionales para exprimirlos como nuevo combustible de la acumulación de capitales. Si consigue establecer completamente un régimen social en dictadura laborista de mercado, superexplotadora de la clase obrera, movilizando todas las fuerzas sociales, incluidas las reproductivas, hacia la servidumbre a la acumulación de capitales, sea por medio de reproletarizaciones en masa o sea por medio de conciliaciones sociales por dominación ideológica del tipo ‘queremos carga de trabajo’, solo necesitará 650.000 pobladores adicionales.
En cambio, si no consigue esta brutal movilización dictatorial laborista en grado suficiente en el medio plazo, en este caso necesitaría importar en vez de 650.000 en torno a 900.000 pobladores nuevos para ser exprimidos junto a los nativos, y, como he dicho, más hacia 2020 que hacia 2030. Lo mismo y en la misma proporción vale para la escala estatal y para el conjunto de la Península Europea. Pueden conseguirlo o no, pero cada vez más le es más urgente al capitalismo europeo solventar esta brutal contracción de ‘el mercado’.
Las implicaciones de esta necesidad perentoria del capital europeo son vastas. En primer lugar, no nos equivoquemos, implica que lo que ha de lograr el movimiento obrero de Nabarra no es tanto plasmar un socialismo identitario, como un socialismo biopolítico, – primeramente científico, claro está -. Llamo, pues, a todos los comunistas de Nabarra a prepararse a perseverar, intensificar, adaptar y ampliar la lucha por el establecimiento de la fase de transición socialista en Euskal Herria, bajo el eje de socialismo biopolítico. Mas como en esta época estamos transitando desde la Edad de Hierro Final a la Edad de la Información Inicial, el planteamiento de socialismo biopolítico ha de ser completado con el eje de informacional, más que con el eje de ‘del siglo XXI’.
Así pues, en este ensayo propongo al movimiento obrero de Euskal Herria que, promoviendo la movilización de la inteligencia proletaria colectiva, nos preparemos a desarrollar el necesario socialismo biopolítico informacional en la extensión nacional nabarra de la clase obrera mundial, en este 5º ciclo largo de la acumulación mundial de capitales.
K.A.García-Salmones Rovira
Nabarran, 2011ko abuztuaren 14an
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NOTAS, ENLACES Y DOCUMENTOS:

(1) “Resumen y propuesta de historia marxista vasca”. Iñaki Gil de San Vicente. Euskal Herria, 30-11-2010

(2) “Historia de la sexualidad I La Voluntad de Saber.” Michel Foucault. Según Foucault, biopolítica es:

“Concretamente, ese poder sobre la vida se desarrolló desde el siglo XVII en dos formas principales; no son antitéticas más bien constituyen dos polos de desarrollo enlazados por todo un haz intermedio de relaciones. Uno de los polos, al parecer el primero en formarse, fue centrado en el cuerpo como máquina: su educación, el aumento de sus aptitudes, el arrancamiento de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y su docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económicos, todo ello quedó asegurado por procedimientos de poder característicos de las disciplinas: anatomopolítica del cuerpo humano. El segundo, formado algo más tarde, hacia mediados del siglo XVIII, fue centrado en el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos problemas los toma a su cargo una serie de intervenciones y cooles reguladores: una biopolítica de la población. Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población constituyen los dos polos alrededor de los cuales se desarrolló la organización del poder sobre la vida. El establecimiento, durante la edad clásica, de esa gran tecnología de doble faz anatómica y biológica, individualizante y especificante, vuelta hacia las realizaciones del cuerpo y atenta a los procesos de la vida caracteriza un poder cuya más alta función no es ya matar sino invadir la vida enteramente.”(1976)

(3) “Manifiesto del Partido Comunista”. K. Marx & F. Engels (1848)

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