Un año después, finalmente cuando he podido, paso a responder a la última aportación crítica de Anibal y Materia, “PYMES y clase obrera: Práctica clasista contra subordinación (Crítica de Anibal y Materia a KGS)“(1), a mi texto “Reestructuración del tejido explotador de las PYMES vascas y Derechos Adquiridos”(2).
“Capital a interés, Clase obrera y Época de la Resistencia.(Respuesta a Anibal y Materia)”
Índice
- Derecho Obrero.
- Ceguera crítica de Anibal y Materia ante el diagnóstico capitalista del BBVA.
- La cuestión del crédito y el interés.
- Posiciones de Engels en “Contribución al problema de la vivienda” y en su “Prefacio de 1887”.
- Modelo de acumulacion por crédito sobre Salario General Anticipado en el estado español 1985-2007.
- El tipo de interés según Marx.
- El capital financiero en el foco de las contradicciones sistémicas.
- El capital financiero vasco-español y las PYMES.
- Clase Obrera y Época dela Resistencia.
- Citas principales.
DERECHO OBRERO
Sin dejar de apuntar antes a Anibal y Materia que yo no defiendo a las cajas de ahorros vascas sino que estoy en contra del empeoramiento que nos han cocinado el capital financiero y los monopolios con el nuevo banco, Kutxabank, en flagrante trágala, veamos esta importante afirmación de Anibal y Materia:
(CITA)
“No se trata de luchar por reformas o no luchar, sino de ver qué implica cada reforma o cada movimiento que se inscriba en tal contexto reformista.
Luchar por una ley que diera crédito a las PYMES para, en teoría, mantener el puesto y el nivel de trabajo es una lucha reformista… que beneficia sobre todo a la patronal de las PYMES.
No es su política mantener puestos y status laborales. Hacen lo contrario, reclaman reformas antiproletarias, aplicar las existentes, profundizarlas… y eso implica adaptación a los intereses de las empresas, “flexibilidad laboral”, precarización y desempleo continuo o coyuntural. Si se vieran muy presionadas, las PYMES firmarían, y luego empezarían a no cumplir, a “descolgarse del cumplimiento de lo acordado”. Pasa con mucha frecuencia. El dinamismo del capital les obliga a eso. ¡ La ley de la acumulación de capitales !
Sin embargo, luchar como clase por una ley que posibilite reducción de horario laboral, subidas salariales, en especial para las categorías peor tratadas, subsidios indefinidos de desempleo, etc.; sí que beneficiaria al proletariado. No sería la revolución y no tendría por que mecánica y necesariamente conducir a ella. Así es como enfocaba la cuestión Rosa Luxemburgo y tantos otr@s lucid@as.”(1)
(FIN DE CITA)
Otro apunte: La alusión a las PYMES refiere, en mis textos, normalmente, a espacios de la contradicción de clase, donde la clase obrera es agredida y puede relativamente responder, no meras unidades de producción de plusvalía inhabitadas e incondicionadas por la resistencia y oposición obrera.
A continuación, aclaro que el resaltado en negrita es mío. Pues bien, el caso es que, Anibal y Materia, tengo que deciros que estáis proponiendo lo mismo que criticáis. Una reforma “no reformista”, pero resulta que sí es reformista hoy por hoy, a pesar de todos los sin embargos que se le pongan por delante, y desdice toda la posición de principios que sostenéis desde el inicio de este debate contra mi posición de defensa de los empleos en las PYMES vascas, forzando la reducción de los tipos de interés, o sea, de la plusvalía, en ese rubro, mediante el uso de la fuerza de la lucha obrera, pero no mediante la promulgación de ninguna ley.
¿Cuál posición es la correcta? ¿La de Anibal y Materia?¿La mía? ¿Ninguna de las dos? ¿Las dos?
Vayamos por partes.
¿La solución no reformista es luchar por una ley pro reducción de jornada pero no contra la expansión del paro y los empeoramientos?. Anibal, Materia; vuestra propuesta es claramente reformista, parte de una, transitoria o no, impotencia revolucionaria, también de un defensismo, lo queráis reconocer o no, pero ello no quita para que deje de ser reformista según vuestros propios criterios, duros criterios por cierto, sobre qué es el reformismo en un mundo y en unas gentes en los que el salario es a la vez un yugo y el medio de supervivencia, las Columnas del Templo a las que está atado el Sansón Colectivo que es la clase obrera.
En relación a esa ley de reducción de jornada que postuláis, la experiencia obrera vasca nos remite a tener que considerarla como una reforma no reformista, pero en el otro sentido, en una reforma sin reforma, una reforma cosmética, si recordamos la dinámica de movilizaciones en pro del salario social (devaluado en IMI; Ingreso Mínimo de Inserción) y de las 35 horas (devaluada en reducción de jornada a disfrutar finalmente casi solo por la Ertzaintza), tras las movilizaciones obreras, populares y sindicales en el proceso de lucha obrera vasca de 1993-1998.
En cuanto a subir los salarios por decreto, no sé si habéis considerado la internacionalización del mercado de trabajo. La realidad es que la internacionalización del mercado de fuerza de trabajo acota enormemente la capacidad de recorte de la ganancia al alcance de las extensiones nacionales de la clase obrera. Como el mercado es internacional y competitivo, bajar localmente demasiado la ganancia sin derrocar internacionalmente al capital simplemente daría en el traslado de la actividad a otro lugar o su quiebra, en este mundo, el mundo real, donde impera la ley del valor. Así que reducir la jornada por decreto o subir el salario por decreto, solo es no reformista y viable si se encuentra inserto en una lucha de clases obrera internacional por el socialismo. Pero en vuestra replica se os olvido explicar esto. Y, por cierto, ¿quién lo organiza?
Aquí lo que queda en pie es la diferencia entre derecho y procedimiento de su aplicación, como bien resaltáis, lo que no hay que desconocer que afecta también a vuestras propias propuestas de reformas mitigantes de la explotación (Ley de reducción de jornada y ley de subida de los salarios). Una ley, sin la base material de la lucha obrera colectiva internacional intercontinental que he mencionado, en pro del reparto del trabajo o de la reducción de la jornada, solo reeditaría la tomadura de pelo del 98 en Baskongadas, con parlamento, sindicatos y partidos “de izquierda” brindando al sol y gran número de militantes obreros quedándonos con cara de tontos totales.
Toda aproximación basada en el derecho parece altamente quimérica cuando no una tomadura de pelo monumental, como enviar a la gente al Tribunal Europeo de Derechos de Estrasburgo a solicitar justicia tras una ilegalización de un partido político realizada por uno de los estados que precisamente financian esa trama. Algo inútil y hasta decididamente negativo, pues por mucho que a posteriori, ya reducidas las necesidades represivas de la burguesía, ese mismo tribunal se engalane de reformismo supuestamente neutral, siempre dejará a salvo su particular Espada de Damocles contra los derechos democráticos, no digamos ya contra el derecho obrero. Espada que es la que, finalmente, queda legitimada.
Si, como reconocen Anibal y Materia, el lograr un derecho siquiera local o nacionalmente no garantiza nada, dado que de inmediato recomienza su anulación mediante el control de la metodología de su aplicación, en la línea de ‘vosotros hacer la ley que nosotros haremos el reglamento‘, queda claro que el debate sobre si reformas si o reformas no, y sobre el carácter de qué reformas son reformistas y cuales no, queda cogido por los pelos.
Sin embargo, sí hay un derecho obrero, este, – y Anibal y Materia que blasonan de comunistas internacionalistas deberían saberlo -, es fundamentalmente el derecho universalizado a medios de subsistencia, – como participación productiva o no exclusión, formación, vivienda, salud, alimentación, paz y bienestar crecientes – acorde con el desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. Es más, cualquier derecho que no sea universalizado no es un derecho obrero, es decir, una materialidad, como puede demostrarse analizando el proceso de deflación salarial internacional. Ese derecho no universalizado es, en último análisis, una conquista siempre precaria y solo temporal.
Y aquí el problema ya no es teórico, sino político. Es un problema de sabia combinación, dentro de una práctica colectiva política, económica, social y de clase, internacional, de un programa de mínimos que denuncia las reformas pero no elude la pregunta de qué comemos hoy, con el programa de transición que amplia a este y orienta la práctica cazadora-recolectora de supervivencia hacia una práctica transformadora de las relaciones políticas enfocada hacia el programa de máximos de la clase obrera, revolucionario, trans-substanciador de las relaciones sociales de producción, propiedad, consumo, reproducción y ocio. Tres programas que en realidad son un solo gran programa, el programa de la gran política de la clase obrera que, hoy, en plena Época de la Resistencia histórica de la clase obrera a la explotación, dominación y marginación capitalista, tienen que ser reorganizados, armonizados y reconstruidos por medio de la praxis y así, también, de su forma de praxis teórica.
ACEPTACIÓN ACRÍTICA DEL DIAGNÓSTICO CAPITALISTA DEL BBVA.
Anibal y Materia consideran explicativo de, según ellos, “Algunos hechos que dejan claro algo de lo que sucede y por qué”, un texto que podemos leer en el diario El mundo;
En ese texto, el BBVA sostiene que: “si no se hubieran moderado las exigencias salariales en 2012 se habrían perdido a medio plazo 300.000 empleos…” (y que) “si estas demandas salariales se hubieran ajustado en 2008 y 2009 se habría evitado la destrucción de un millón de empleos y la tasa de desempleo sería seis puntos inferior.”.(3)
En primer lugar, en 2008 y 2009 la perdida de empleos se debió a la desinversión brutal y a contramarcha en el mercado inmobiliario y de la vivienda, saturado, no a las demandas salariales. Al contrario, el empleo se hubiera podido mantener si se hubiera realizado un plan de vivienda popular en alquiler masivo, visto que la demanda social era enorme, y la insolvencia, – debida a los altos niveles de intensa explotación -, tan grave, a modo de rescate de la población sin vivienda. Ello hubiera elevado la tasa de natalidad en la clase obrera no propietaria de vivienda, y dado un vuelco en la crisis demográfica posterior, – hoy actual -. Pero ese plan ni siquiera pudo ser planteado, pues al gran capital, incluido en él el BBVA, no le interesaba, lo que necesitaba era confiscar los presupuestos estatales para rescatar su quiebra, ensanchar su contabilidad creativa, hundir capitales viables, mediante regulaciones dictadas con ventajismo e impostura, para lucrarse de esos derrumbes y, como colofón, insistir – y nunca le hemos visto hacer otra cosa – en que habría que moderar -es decir, bajar- los salarios, excepto los suyos, claro.
El valor de la fuerza de trabajo, está determinado por el valor de los artículos de primera necesidad o por la cantidad de trabajo necesaria para su producción, si hay inflación indebida en un producto de primera necesidad, por ejemplo, la vivienda, se eleva el precio de producción de la fuerza de trabajo, de este modo se encarece la producción, que es una producción para el mercado. Así, la perdida de empleos y la desvalorización de la fuerza de trabajo en el mercado mundial responde en este caso a actividades del capital industrial-financiero monopolizando los mercados de consumo internos (por ejemplo forzando ventajistamente la formación de la demanda solo hacia la propiedad privada particular); capital que ahora intenta eludir las consecuencias de sus políticas depredadoras precisamente a través de la intensificación de la tendencia al monopolio, (ventajismos) trasvasando esas consecuencias a la clase obrera. Nada nuevo, finalmente, bajo el Sol.
En Salario, precio y ganancia (4) Marx aclara esto:
“En todos los casos que he examinado, que son el 99 por 100, habéis visto que la lucha por la subida de salarios sigue siempre a cambios anteriores y es el resultado necesario de los cambios previos operados en el volumen de producción, las fuerzas productivas del trabajo, el valor de éste, el valor del dinero, la extensión o intensidad del trabajo arrancado, las fluctuaciones de los precios del mercado, que dependen de las fluctuaciones de la oferta y la demanda y se producen con arreglo a las diversas fases del ciclo industrial; en una palabra, es la reacción de los obreros contra la acción anterior del capital.“
O sea, si el BBVA y los monopolios españoles no hubieran derribado los salarios por medio de la elevación brutal del precio de la vivienda, con la consiguiente reacción obrera, se hubiera evitado una gran perdida de empleo. Y esto, Anibal y Materia, sin ser quisquilloso, también hay que señalarlo cuando se alude a afirmaciones del BBVA.
LA CUESTIÓN DEL CRÉDITO Y EL INTERÉS.
Me acaba de comentar una amiga obrera, encolerizada, porque hace once años pidió un crédito, por una urgencia, de un millón de pesetas, y tras llevar diez pagándolo contra su salario, resulta que ha descubierto que todavía no ha quitado ni un céntimo del principal; pero, si os hacemos caso, resulta que tendríamos que considerar que la cuestión del crédito no concierne a la clase obrera, que es una exterioridad sin interés real pues, además de que no se podría incidir realmente sobre ello, como en el asunto de las leyes del estado burgués, constituiría un mero asunto interno de la clase capitalista. Concierne, si, a la clase obrera, el crédito, tanto el crédito al consumo, como el hipotecario y el estado del crédito en general, así como los niveles de cuota de plusvalía que son repartidos por el capital en funciones con el capital a interés, PORQUE EL CRÉDITO A LA CLASE OBRERA ES SALARIO GENERAL ANTICIPADO.
Es decir, el capital adelanta a la clase obrera su propio salario. Una cosa es la figura de valor, el fetichismo del dinero, los pomposos protocolos de la firma contractual en el Vasario (Libro de inscripción románico-feudal) bancario, y otra la realidad: En las relaciones generales clase a clase, y es así como hay que analizarlo estructuralmente, lo que está “prestando” el capital social general a la clase obrera es Salario General Anticipado, o sea, su propio salario. En términos de proceso de acumulación, da igual que ese salario se anticipe en la cantina de una mina por comida fi(nanzi)ada, que en la oficina de un banco, por vivienda financiada.
A partir de este punto, no se entiende por qué el movimiento sindical no tiene secciones socio-sindicales específicas de control, alerta, presión y combate de los tejemanejes capitalistas sobre volumen de crédito y tipos de interés aplicados a la clase obrera, porqué no hay lucha obrera y sindical alrededor del salario general anticipado, de la elevación de la cuota de plusvalía por ese método. Pero la idea del crédito como algo ajeno y sobre lo que no se puede actuar que padecen Anibal y Materia está metida en el movimiento obrero hasta el tuétano. Por todo esto, como el crédito a la clase obrera es Salario General Anticipado, si no hay inversión o hay desinversión, y por tanto, hay un ataque por parte del capital al Salario General, su detención, entonces no se debe pagar nada en concepto de plazos de préstamo, hasta que la haya, pues lo que se ha prestado no es otra cosa que salario anticipado, y si no salario en un momento futuro, nada hay que pagar hasta que lo vuelva a haber.
Resalto esta cita de Engels que, texto adelante, Anibal y Materia sacan a colación:
(CITA)
…”para el burgués, y más especialmente para el pequeño burgués, el crédito es una cuestión importante. Sobre todo para el pequeño burgués hubiese sido una gran cosa poder recibir crédito en cualquier momento, particularmente sin tener que pagar interés. ¡«Las deudas del Estado»! La clase obrera sabe que no es ella quien las ha contraído, y cuando llegue al poder, dejará su pago a los que las contrajeron. !«Deudas privadas»! Véase el crédito. ¡«Impuestos»!. Estas son cosas que interesan mucho a la burguesía y muy poco a los obreros: a la larga lo que el obrero paga como impuestos entra en los gastos de producción de la fuerza de trabajo y debe, por tanto, ser restituido por los capitalistas. Todos estos puntos que se nos presentan como del mayor interés para la clase obrera no interesan esencialmente más que al burgués y sobre todo al pequeño burgués. Y nosotros afirmamos, a pesar de Proudhon, que no es misión de la clase obrera velar por los intereses de estas clases. “
Contribución al problema de la vivienda. F. Engels (5)
(FIN DE CITA)
¿Verdaderamente no interesan a la clase obrera la ausencia o no de crédito y la magnitud de la tasa de interés, o su existencia misma, porque “a la larga lo que el obrero paga como impuestos entra en los gastos de producción de la fuerza de trabajo y debe, por tanto, ser restituido por los capitalistas”?
Examinemos esta cuestión:
- 1/¿Qué es la tasa de interés? “un nombre especial, una rúbrica especial con que se denomina una parte de la ganancia que el capitalista en funciones, en vez de embolsarse, tiene que ceder al propietario del capital“(6). ¿Interesa esto a la clase obrera? SI, tanto por su existencia misma como por su magnitud y composición.
- 2/.¿Entran los impuestos a la larga como gastos de producción de la fuerza de trabajo? A la larga, unas veces no (LOS MONOPOLIOS PUEDEN SIMPLEMENTE RECUPERAR PARTE DE LA GANANCIA PERDIDA O BUSCADA REORIENTANDO LOS IMPUESTOS HACIA SUS ARCAS COMO ESTAMOS VIENDO DÍA SI Y DÍA TAMBIÉN), y otras veces si (7), pero, incluso en esta situación en que si entran los impuestos como inversión en fuerza de trabajo general, al menos en los dos primeros ciclos de rotación del capital público formado por medio de los impuestos, los impuestos corren contra el salario. (ASÍ EL IVA ES BAJADO CUANDO COMIENZA A CORRER CONTRA EL CAPITAL). Los impuestos pueden ser quitados tanto de la masa salarial como de las rentas de capital, y esto, por mucho argumento de autoridad que contenga la cita de Engels si concierne a la clase obrera. ¿Por qué? Porque a su vez el capital puede financiarse a corto plazo a través de esos impuestos, y componer ya verdaderas plusvalías tributarias, que lisa y llanamente constituyen elevaciones de la cuota de plusvalía.
¿No es exactamente una mezcla de los puntos Uno y Dos lo que está ocurriendo con el tinglado de El Descargue del Ajuste, paralelo a la reestructuración de la explotación, que no “rescate”, de las perdidas de los capitales en esta crisis de sobreproducción/reestructuración de la explotación, y su reenvío hacia las masas obreras y populares por la vía de la deuda pública y el sainete de los mercados, la Marca España y la prima de riesgo?
Anibal, Materia, no se trata solo de ganar los debates a cualquier precio, se trata de ser rigurosos sobre si los mensajes y las posiciones que se toman son realmente correctos, acertados, congruentes con la realidad, verídicos. Los impuestos, que van encarrilados en gran medida a sufragar capital a interés, conciernen muy seriamente a la clase obrera, lo que hace que también el crédito, en su forma de deuda pública, concierna también a la clase obrera muy centralmente y no como decía Engels, sumergido en el ambiente bisckmariano de auge de la industrialización alemana. En efecto, como veremos, la tasa de interés concierne de forma muy directa a la clase obrera, incluso preocupantemente, sea cual sea la vaca sagrada que sostenga lo contrario.
POSICIONES DE ENGELS EN CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMA DE LA VIVIENDA Y SU PREFACIO DE 1887.
En el Prefacio de 1887 a la Segunda Edición de su Contribución al problema de la vivienda, Engels esboza el modelo de acumulación de capitales formado precisamente en el periodo 1866-1873 y estabilizado hasta inicios de los años 90s del siglo XIX en Alemania, la cita es larga pero su contenido merece que se haga una cita in extenso con ella:
(CITA)
“El fondo de la solución, tanto la burguesa como la pequeñoburguesa, del «problema de la vivienda» es que el obrero sea propietario de su vivienda. Pero es este un punto que el desarrollo industrial de Alemania durante los veinte últimos años enfoca con una luz muy particular. En ningún otro país existen tantos trabajadores asalariados que son propietarios no sólo de su vivienda, sino también de un huerto o un campo; además, existen muchos más que ocupan como arrendatarios una casa, un huerto o un campo, con una posesión de hecho bastante asegurada. La industria a domicilio rural, practicada en común con la horticultura o el pequeño cultivo, constituye la base amplia de la joven gran industria alemana; en el Oeste, los obreros, en su mayoría, son propietarios; en el Este, casi todos son arrendatarios de su vivienda. Esta combinación de la industria a domicilio con la horticultura y el cultivo de los campos y, a la vez, con una vivienda asegurada, no solamente la encontramos en todos los lugares donde el tejido a mano lucha todavía contra el telar mecánico, como en el Bajo Rhin y en Westfalia, en los Montes Metálicos de Sajonia y en Silesia; la encontramos también en todos los sitios en que una u otra rama de la industria a domicilio se ha afianzado como industria rural, por ejemplo, en la selva de Turingia y en el Rhin. Con ocasión de los debates sobre el monopolio de tabacos, se ha revelado hasta que grado la manufactura de cigarros se practica ya como trabajo a domicilio rural. Y cada vez que surge una situación calamitosa entre los pequeños campesinos, como hace algunos años en los montes Eifel [10], la prensa burguesa se apresura inmediatamente a reclamar como único remedio la organización de una industria a domicilio adecuada. En realidad, la miseria creciente de los campesinos parcelarios alemanes y la situación general de la industria alemana empujan a una extensión continua de la industria a domicilio rural. Este es un fenómeno propio de Alemania.”
Alemania se encuentra hoy, en gran parte, en una situación industrial que, a primera vista, corresponde a la que predominaba de una manera general antes de la aparición de las maquinas. Pero esto solo a primera vista. Antes, la industria a domicilio rural, ligada a la horticultura y al pequeño cultivo, por lo menos en los países que se desarrollaban industrialmente, era la base de una situación material soportable y a veces acomodada entre las clases laboriosas, pero también de su nulidad intelectual y política.
Con la introducción de las maquinas, todo aquello cambio. Entonces, el precio fue determinado por el producto hecho a maquina, y el salario del trabajador industrial a domicilio descendió a la par con aquel precio. Tenía que aceptarlo o buscarse otro trabajo, pero esto no lo podía hacer sin convertirse en proletario, es decir, sin abandonar “fuese propietario o arrendatario” su casita, su huerto y su parcela de tierra. Y solo en muy contadas ocasiones se resignaba a ello. Es así como la horticultura y el pequeño cultivo de los viejos tejedores rurales fue causa de que la lucha del tejido a mano contra el telar mecánico, ‘lucha que en Alemania todavía no ha terminado’, se prolongara en todas partes durante tanto tiempo.
Alemania apareció tarde en el mercado mundial. Nuestra gran industria surgió en la década del cuarenta y recibió su primer impulso de la revolución de 1848; no pudo desarrollarse plenamente más que cuando las revoluciones de 1866 y 1870[12] hubieron barrido de su camino por lo menos los peores obstáculos políticos. Pero encontró un mercado mundial en gran parte ocupado. Los artículos de gran consumo venían de Inglaterra, y los artículos de lujo de buen gusto, de Francia. Alemania no podía vencer a los primeros por el precio, ni a los segundos por la calidad. No le quedaba más remedio, de momento, que seguir el camino trillado de la producción alemana y colarse en el mercado mundial con artículos demasiado insignificantes para los ingleses y demasiado malos para los franceses. La práctica alemana predilecta de la estafa, que consiste en mandar primero muestras buenas y después mercancías malas, fue rápida y duramente reprimida en el mercado mundial, y quedó casi abandonada; por otra parte, la competencia de la superproducción llevó poco a poco, incluso a los sólidos ingleses, por el camino resbaladizo del empeoramiento de la calidad y favoreció así a los alemanes, quienes en este orden no admiten competencia. Así fue cómo, por fin, llegamos a poseer una gran industria y a representar un papel en el mercado mundial. Pero nuestra gran industria trabaja casi exclusivamente para el mercado interior (a excepción de la industria del hierro, cuya producción excede en mucho las necesidades del país). El grueso de nuestra exportación se compone de una cantidad infinita de pequeños artículos, producidos en su mayoría por la industria a domicilio rural y para los cuales la gran industria suministra, todo lo más, los productos semimanufacturados.
Y es aquí donde aparece en todo su esplendor la «bendición» de la propiedad de una casa y de una parcela para el obrero moderno. En ningún sitio, y apenas se puede exceptuar la industria a domicilio irlandesa, se pagan salarios tan infamemente bajos como en la industria a domicilio alemana. Lo que la familia obtiene de su huerto y de su parcela de tierra, la competencia permite a los capitalistas deducirlo del precio de la fuerza de trabajo. Los obreros deben incluso aceptar cualquier salario a destajo, pues sin esto no recibirían nada en absoluto, y no podrían vivir sólo del producto de su pequeño cultivo. Y como, por otra parte, este cultivo y esta propiedad territorial les encadenan a su localidad, les impiden con ello buscar otra ocupación. Esta es la circunstancia que permite a Alemania competir en el mercado mundial en la venta de toda una serie de pequeños artículos. Todo el beneficio se obtiene mediante un descuento del salario normal, y se puede así dejar para el comprador toda la plusvalía. Tal es el secreto de la asombrosa baratura de la mayor parte de los artículos alemanes de exportación.
Es esta circunstancia, más que cualquier otra, la que hace que los salarios y el nivel de vida de los obreros alemanes sean, también en las otras ramas de la industria, inferiores a los de los países de la Europa Occidental. El peso muerto de este precio del trabajo, mantenido tradicionalmente muy por debajo del valor de la fuerza de trabajo, gravita igualmente sobre los salarios de los obreros de las ciudades e incluso de las grandes ciudades, haciéndolos descender por debajo del valor de la fuerza de trabajo, tanto más cuanto que en las ciudades, igualmente, la industria a domicilio mal retribuida, ha sustituido al antiguo artesanado, haciendo bajar también el nivel general de salario.
Vemos aquí claramente cómo, lo que en una etapa histórica anterior era la base de un bienestar relativo de los obreros “la combinación del cultivo y de la industria, la posesión de una casa, de un huerto y de un campo, la seguridad de una vivienda”, hoy, bajo el reinado de la gran industria, se convierte no solamente en la peor de las cadenas para el obrero, sino también en la mayor desgracia para toda la clase obrera, en la base de un descenso sin precedentes del salario por debajo de su nivel normal. Y esto no solamente en algunas ramas de la industria o en regiones aisladas, sino en escala nacional. No es sorprendente que la grande y la pequeña burguesía, que viven y se enriquecen con estos enormes descuentos de los salarios, sueñen con la industria rural, la posesión de una casa por cada obrero y vean en la creación de nuevas industrias a domicilio el único remedio para todas las miserias rurales.
Este no es más que un aspecto de la cuestión; pero la medalla tiene también su reverso. La industria a domicilio se ha convertido en la base amplia del comercio exterior alemán, y, por lo tanto, de toda la gran industria. Así se ha extendido en numerosas regiones de Alemania y se extiende cada día más. La ruina del pequeño campesino se hizo inevitable desde el momento en que su trabajo industrial a domicilio para su propio consumo fue destruido por la baratura de la confección y del producto de la máquina, y su ganadería “y, por lo tanto, su producción de estiércol”, por la disolución del régimen comunal, por la abolición de la Marca comunal y de la rotación obligatoria de los cultivos. Esta ruina lleva forzosamente a los pequeños campesinos, caídos en manos del usurero, hacia la moderna industria a domicilio. Lo mismo que en Irlanda la renta del terrateniente. Pero con la extensión de la industria a domicilio, las regiones rurales son arrastradas una tras otra al movimiento industrial de hoy.”
(FIN DE CITA)
Todo esto, que dice el propio Engels, y especialmente esta afirmación (“La ruina del pequeño campesino se hizo inevitable desde el momento en que su trabajo industrial a domicilio para su propio consumo (…) Esta ruina lleva forzosamente a los pequeños campesinos, caídos en manos del usurero, hacia la moderna industria a domicilio”) descalifica su propia afirmación de que las tasas de interés interesan muy poco a la clase obrera, afirmación sobre la que se escudan Anibal y Materia para desautorizar mi preocupación por la tasa de interés y por la jerarquización de las tasas de interés a las PYMES vascas, en tres niveles, según la conveniencia del capital concentrado vasco más monopolista.
¿Por qué desmienten esos dos párrafos, del prefacio de 1887 de Engels a su “Contribución al problema de la vivienda” de 1873 (8), su afirmación del poco interés político que habría de suscitar el crédito (y por tanto sus condiciones, incluyendo muy especialmente las tasas de interés) a la clase obrera? Porque Engels en ese texto está dando cobertura política a la explotación y aún la superexplotación de la clase obrera y del proletariado campesino industrial (en transición) alemanes, bajo la coartada de la necesidad positivista del desarrollo de las fuerzas productivas y del luminoso futuro de la nacionalización del suelo, que nunca llegó para aquellos circunstantes, con el objetivo de implantar un estado capitalista pangermánico fuerte, receptáculo y facilitador de la centralización y concentración de capitales, sobre la que habría de venir la revolución del proletariado alemán, luz universal del proletariado mundial, revolución que no vino, y a la que aún hoy se la espera, y que no vino precisamente porque el proletariado quedó exhausto y negativamente condicionado a causa de esa superexplotación inicial: La alta tasa de interés por la vivienda en propiedad constituyó la base de la acumulación originaria de la industrialización alemana, que determinó, a continuación, la renuencia de los campesinos a abandonar la casa y el huerto cuya titularidad tanto trabajo les había costado tener, permitiendo el monstruoso desarrollo de la superexplotadora industria a domicilio alemana. La proletarización – y no solo el desarrollo de las fuerzas productivas – del campesinado alemán se ejecutó mediante la imposición de altas tasas de interés.
Como vemos, es fácil cargar contra Stalin por liderar una industrialización acelerada parecida a esta en términos de magnitud de la superexplotación, aunque con mucho mayores y mejores coartadas por la urgencia real que establecía la preavisada invasión imperialista alemana que, efectivamente, finalmente llegó, pero es difícil al parecer criticar las posiciones de Engels, presunto ángel blanco y no bestia negra del marxismo clásico, y en todo caso vaca sagrada incontestable e incriticable, lo cual por la fuerza limitadora e imitadora del paradigma mental, de todo paradigma mental, incluido el socialista científico, podría entenderse. Lo que no se puede entender es que en el estado español en el año 2014 Anibal y Materia, quienes parecen tener sinceramente un compromiso de lucha teórica y política en favor de la clase obrera, hagan suya la tesis errónea de Engels en ese periodo 1873-1877, de que las vicisitudes del crédito interesan muy poco a la clase obrera… ¡Vaya que si interesan a la clase obrera las alternativas, coyunturas, condiciones y mediaciones del crédito!
Pero especialmente interesan HOY más que nunca, por varios motivos.
MODELO DE ACUMULACION POR “SALARIO A CRÉDITO” EN EL ESTADO ESPAÑOL 1985-2007.
Anibal y Materia no pueden desconocer que la mayoría de los obreros con empleo relativamente estable en el estado español han solicitado créditos para adquirir viviendas en propiedad en las últimas décadas. ¿Por qué en propiedad cuando el verdadero interés de la clase obrera es disponer de un parque de viviendas en alquiler y en propiedad socialista, a construir sin plusvalía capitalista, es decir sin transferencias de plusvalor explotado clase a clase? Porque en los años 50 del siglo XX el régimen político social surgido de la derrota de los campesinados y proletariados urbanos surpirenaicos optó por encadenar al territorio a la oferta de fuerza de trabajo, por reenviar a los obreros hacia la vivienda en propiedad, a la busca de reforzar la jerarquización social, a través de la disciplinarización familiar y de la propiedad familiar, la difusión del conservadurismo propietario y la mentalidad pequeño burguesa en la clase obrera, y así reconstruir un orden social funcional a la hegemonía del capital y sus principales figuras de poder (fracciones burguesas militares, clericales, policiales, burocráticas, financieras, industrial paternalistas y, sobre todo, de su colofón, el gran capital concentrado, y todos sus aliados en la clase obrera) para ello puso las mayores trabas al desarrollo de la vivienda en alquiler social o particular, mientras fomentaba la construcción de viviendas estatalmente subvencionadas, pero en propiedad, para amplias fracciones del sector empleado de la clase obrera.
Cuando en los años 80s el PSOE introdujo leyes favorables supuestamente a la dinamización del alquiler lo que estaba haciendo en realidad era ayudar a expulsar de esas viviendas a la porción de alquilados que subsistían en ese sistema, relativamente beneficiados, para liberar esas propiedades y relanzar el – y lanzarlas al – mercado de la vivienda en propiedad privada. El novamás vino cuando en el año 1996, precisamente de nuevo el PSOE, legisló la consideración de la vivienda, de toda la vivienda, incluida la vivienda obrera, como una inversión…
Sin apenas alquileres, con estos a unos precios brutales, el crédito abundante proveniente de los capitales sobreacumulados en Alemania (mientras los capitales imperialistas españoles buscaban ganancias extraordinarias en América y Portugal) aceitó, con relativamente bajas tasas de interés variable iniciales, el que las masas obreras se lanzaran ( y las obligaran a lanzarse) a la compra de vivienda en propiedad, desencadenando una especulación masiva sobre los precios, lanzando el ahorro social hacia la inversión en vivienda, dentro de un clásico Esquema de Ponzi bien orquestado. Lo que, cuando detuvieron el flujo de crédito, y se terminaron los compradores solventes, posibilitó que el desempleo comenzara a elevarse y la demanda aflojara cayendo los precios.
El resultado ha sido la ruina (mejor dicho: la reproletarización) de millones de personas, de las cuales una gran proporción son obreros asalariados, mientras no hay un parque de viviendas en alquiler que les permita sostener el poder de compra de sus salarios. Ha quedado así la trampa deflacionadora de los salarios herméticamente cerrada contra la clase obrera, rematada con medidas como la prohibición de la dación en pago, caso único en los países capitalistas centrales, con el objetivo de escamotear la flagrante quiebra de esos capitales bancarios y financieros.
Pero, para una amplia masa de obreros no enjaulados en hipotecas, a medida que los precios de la vivienda bajan, su salario tiende a subir, lo que el capital monopolista mitiga con el trasvase de la especulación hacia los precios de la energía, combinando esta nueva maniobra de sorda coerción con la ayuda de sus gobiernos (PPSOE, UPPNV) en las presiones de desarme jurídico-político de la oferta de fuerza de trabajo ante su demanda.
La política de burbujas de precios fomentando una sociedad de propietarios, de alza inflacionaria, finalmente, de los precios, para el desarrollo de la cual es imprescindible la implementación ventajista generalizada del crédito, es la alternativa a la política de los alquileres sociales. Con los alquileres sociales generalizados, preparados para la ágil movilidad urbana e interurbana de las familias y singularidades obreras, – a resguardo de factores agresivos- forzosamente el salario iría al alza. Así que no fue impulsada esa política de burbuja meramente por la capacidad de generar mentalidad burguesa en la clase obrera y mayor explotación vía sobreprecios, sino fundamentalmente también para evitar que la movilidad de la oferta de fuerza de trabajo le dotara de una mayor autonomía y así pudiera hacer mayor presión sobre la demanda capitalista.
¿Las tasas de interés interesan, vale la redundancia, muy poco a la clase obrera? ¿También en el estado español? Sostener esta idea recién salidos de este modelo de acumulación de capital es muy temerario, a no ser que se quiera que los bancos se recuperen, procesen la concentración y centralización de capitales a un nivel superior de las contradicciones, porque se quiera que se desarrollen las fuerzas productivas (que lo son fundamentalmente de plusvalía, no lo olvidemos Anibal y Materia) haciendo tabla rasa de un asuntillo al parecer menor, ¿a costa de la piel de quiénes?
Anibal y Materia parecen olvidar que la consideración de la vivienda, de toda la vivienda, incluida la obrera, como una inversión, implicó que su precio fuera excluido del Índice de Precios al Consumo (IPC), mientras llegaba a suponer un gasto medio del 50% del salario medio, (medio, sin citar los dramas en que el gasto es del 100% y solo trabajando los dos miembros de una pareja, incluso pidiendo ayudas, pueden afrontar tales gastos, cuando pueden hacerlo, sin perder la vivienda, en un modelo en que el alquiler es elevado por la escasa oferta y en el que, como hemos visto, se ha prohibido usureramente, a la Shylock, hasta la dación en pago, no habiendo tampoco ninguna introducción suficiente de vivienda en alquiler público para reducir los precios). Con el resultado del incremento de la presión material contraria a la natalidad en la clase obrera no propietaria, y la consiguiente agudización de la crisis demográfica, que parte del derrumbe de la fecundidad general en la clase obrera de los países capitalistas centrales, o potencias imperialistas. Pero a la clase obrera no le interesa ni el crédito ni la tasa de interés, y por supuesto tampoco la natalidad….
Así que como el crédito interesa muy poco a la clase obrera, el que sus tejemanejes recortaran no menos de un 20% la masa del salario general obrero, sin que los sindicatos, que mal califican Anibal y Materia de democráticos, elevaran campañas de alerta y resistencia, de presión al partido mal llamado socialista para que cesará tamaña escabechina, tiene una justificación nada menos que en Engels… ¿la tendrá también cuando, esas “fuerzas” que citan Anibal y Materia como responsables de la fijación de los tipos de interés, decidan elevarlos paulatina o dramáticamente en las coyunturas que se avecinan?
EL CAPITAL A INTERÉS SEGÚN MARX
Anibal y Materia expresan su rechazo a intervenir sobre el crédito con estas posiciones:
(CITA)
“- El tipo de interés de los créditos viene determinado por otras fuerzas y en medio de tendencias en las que esas luchas obreras poco o nada pueden hacer. Esto lo dicen claramente Engels o Rosa Luxemburg, por ejemplo. Es una evidencia REITERADA.”
(FIN DE CITA)
El tipo de interés no es más que la porción de la ganancia que se reparten dos subclases de capitalistas, los rentistas, propietarios de capital que alquilan su capital, y los capitalistas en funciones, que compran ese capital para, tras valorizarlo explotando a la clase obrera, obtener una ganancia. Es una relación social entre explotadores. Depende de la relación salarial, de su desarrollo, en grado de explotación, en número de personas, obreros u obreras, inmersas en la relación salarial, para seguir existiendo y sí concierne, frontalmente, a la clase obrera monitorizar – y en su caso intervenir – el estado de esa relación social que surge como subproducto de su explotación.
El tipo de interés, finalmente precio del capital, es un precio muy especial, tanto como el precio de la fuerza de trabajo, y está, efectivamente, sometido a variadas mediaciones. Hoy vemos que el tipo de interés de los bancos centrales está intervenido por el capital financiero hiperconcentrado. Encastillado en la obtención de un enorme flujo de ingresos por deudas, intentan por todos los medios que la inflación (contra capital) sea baja, para ello el precio del dinero fijado por los principales capitales concentrados en los bancos centrales ha de ser bajo y la inflación salarial estar completamente detenida o ir por debajo siempre de la tasa de interés, de forma que esos capitales concentrados pueden A/ apurar lo máximo posible la extracción de plusvalías al no operar liquidaciones de deudas por inflación, B/ que fluya el crédito y poder especular con él, – elevando la cuota de plusvalía allá donde pueden y les dejan sus aliados de las administraciones públicas locales, nacionales, estatales y continentales-, para elevar, con el crédito obtenido, los precios de determinadas mercancías, impidiendo que baje el de otras y, sobre todo, impidiendo que suba el de la fuerza de trabajo a explotar. Hacen así un agosto permanente.
Pero esto, dado el estadio de desarrollo de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia media mundial, no puede evitar el incremento de las contradicciones entre los dos tipos de capitalistas. Hoy, por ejemplo, la polémica en la lucha intraclase entre estas subtipos de capitalistas, – los que valorizan el capital, como propietarios de la fuerza de trabajo, y los que, propietarios de los medios de producción, es decir, del capital, les exigen intereses o participación de la ganancia -, se está incrementando. La contradicción entre ellos se centra, precisamente, en el tipo de interés.
En este sentido, el asunto de cierre del crédito, o huelga de los capitales a interés, no es solo (en la dimensión intraclase) un choque de intereses entre Kutxabank y los empresarios de las PYMES vascas o de todo el estado, sino la expresión de una doble contradicción estructural interna a la clase capitalista que el capital financiero-industrial, – es decir, sus fracciones reinantes o Sector Oligárquico de la clase capitalista -, solo puede contener en tanto tenga visos de expansión a medio y largo plazo . Por esto, el capital concentrado no únicamente quiere sino que, además, debe concentrar el crédito y monopolizarlo precisamente para garantizar esa expansión que reduce y mitiga la doble contradicción capitalista interna.
Por un lado, los capitalistas pequeño y mediano rentistas, además de satisfacer su ánimo de lucro, necesitan, para reproducir su posición social relativa, réditos suficientes para su capital, es decir, normalmente, que se eleve la tasa media de interés, y así, finalmente, que se eleve la tasa de interés con la cual son renumerados, lo cual logran fundamentalmente por medio de presiones y marrullerías políticas.Por otro lado, los capitalistas en funciones, pequeños y medianos, necesitan crédito barato, fluido, abundante; Esta es la doble contradicción interna de la clase capitalista, para cuya superación el capital financiero es el órgano, el banco resumen institucional o estado de la clase en la clase capitalista. Contradicción interna que, insistamos solo se solventa relativa y temporalmente expansionando cuantitativamente la relación salarial (imperialismo) e intensificando la explotación, la dominación y la marginación de la clase obrera así creada.
En suma, el capital financiero es la dirección de la contradicción de la fusión de clase de la clase capitalista, compuesta por Tres Sectores Estructurales (Sector en Funciones, o ejecutivo, Sector Rentista y, resultado de la contradicción doble entre estos, Sector Oligárquico). Así que la lucha entre los pequeños y los grandes capitales, está determinada por la estructura de la clase capitalista y su necesidad vital de movilidad social: Sin movilidad social ascendente no puede existir la clase capitalista, se descompondría políticamente como un castillo de naipes, ERGO sin producción social de pequeños capitalistas, a largo plazo, no puede existir la clase capitalista ni la sociedad burguesa.
Así, rentistas y capitalistas en funciones, cuando la masa de plusvalía decrece a causa de las crisis, tienden a enfrentarse por mayores márgenes de la plusvalía robada a los obreros; y, en esas mismas condiciones, pequeños capitalistas -ora sean rentistas o capitalistas en funciones – se enfrentan con grandes capitalistas, tanto si son rentistas grandes o capitalistas en funciones grandes, en proceso de hacerse grandes rentistas, que es el objetivo normal de los capitalistas en funciones.
Sobre la marcha de esta ya no doble sino, añadida a la competencia general, triple contradicción interna de la clase capitalista, recientemente, Alejandro Nadal firmaba un artículo titulado “¿Es viable el capitalismo sin burbujas?”, en el que informa de lo siguiente:
(CITA)
“Summers piensa que en el futuro la economía de Estados Unidos podría no crecer sin la ayuda de burbujas o episodios inflacionarios en los precios de distintos tipos de activos. Su análisis utiliza la noción de una “tasa natural de interés”, especie de tasa de interés de largo plazo para la época dorada del capitalismo (y una idea vieja cuyos orígenes se remontan a la obra de Wicksell). Según Summers, las tasas de interés de la Reserva Federal en la última década no han podido aproximarse a la tasa natural: esto significa que aún con tasas bajas, la economía no ha podido crecer y lo único que permite la expansión son las burbujas que son un incentivo para aumentar la tasa de inversión.”
(FIN DE CITA)
Marx desmiente que exista ningún tipo natural de interés (9):
(CITA)
“Como mercancía, el capital aparece además, en cuanto la división de la ganancia en interés y ganancia en sentido estricto se halla regulada por la oferta y la demanda, es decir, por la competencia, exactamente lo mismo que los precios comerciales de las mercancías. Sin embargo, en este punto la diferencia salta a la vista con tanta fuerza como la analogía. Si la demanda coincide con la oferta, el precio comercial de la mercancía corresponde a su precio de producción o, lo que es lo mismo, en este caso su precio aparece regulado por las leyes internas de la producción capitalista, independientemente de la competencia, puesto que las fluctuaciones de la oferta y la demanda sólo explican las divergencias de los precios vigentes en el mercado con respecto a los precios de producción, divergencias que se compensan mutuamente, de tal modo que en ciertos períodos largos los precios medios del mercado equivalen a los precios de producción.
Al nivelarse, estas fuerzas dejan de actuar, se anulan recíprocamente, y la ley general de la determinación de los precios se impone también como ley en cada caso concreto; el precio comercial corresponde entonces en su existencia directa, y no ya simplemente como promedio del movimiento de los precios del mercado, al precio de producción, regulado directamente por las leyes inmanentes del régimen de producción imperante. Y otro tanto acontece con el salario. Cuando coinciden la oferta y la demanda cesa su acción y el salario equivale entonces al valor de la fuerza de trabajo. Pero con los intereses del capital–dinero no ocurre así. Aquí la competencia no determina las desviaciones de la ley, pues no existe ley alguna que regule la división fuera de la impuesta por la competencia, ya que, como veremos mas adelante, no rige ninguna cuota “natural” para el tipo de interés. Cuando se habla de una cuota natural del tipo de interés, se alude más bien a la cuota establecida por la libre competencia. No existen límites “naturales” para la cuota del tipo de interés. Allí donde la competencia no determina solamente las desviaciones y fluctuaciones, donde por tanto cesa toda determinación en cuanto al equilibrio de las fuerzas que se contrarrestan mutuamente, lo que se trata de determinar es de por sí algo arbitrario y que escapa a toda ley.”(8)
(FIN DE CITA)
¿Por qué dice Marx que la tasa de interés es arbitraria? Porque es el resultado de una relación social de poder, la existente entre esas dos subclases de capitalistas que se reparten la plusvalía robada a la clase obrera, y, aquí, añado yo que esta relación esta mediada por la lucha de la clase obrera por el salario. O sea, que no es cierto que la clase obrera sea estructuralmente un convidado de piedra en este asunto.
Asunto que, como podéis comprobar en el artículo recientemente publicado en Irteen sobre la entrevista a David Stockman, está ahora al pil-pil. Stockman, un mediano rentista que representa a la fracción de los rentistas pequeños y medianos del Sector Rentista de la Clase Capitalista, se refiere muy centralmente al tipo de interés, y lo hace en estos términos:
(CITA)
“Si, creo que eso es verdad. La reserva federal está destruyendo el mercado monetario, está destruyendo los mercados de capitales. Tienen una cosa que Ud. puede ver en pantalla que se llama tipo de interés. Ese no es un precio de mercado del dinero, o un precio de mercado del capital prestado a 5 años sino que es un precio administrado que la Reserva Federal ha fijado y que cada operador vigila al minuto para asegurarse que aún se halla dentro de un margen positivo, y no puede haber capitalismo si los mercados de capitales están muertos, si los mercados de capitales son solo una oficina o un casino del Banco Central. Y eso en esencia es lo que tenemos hoy.
(…) fue lo que JP.Morgan hizo en 1907, en la gran crisis de 1907 según sus crónicas. El no tenía una imprenta, no se dedicó a rescatar a todo el mundo, no hizo lo que Bernanke: no parar de imprimir dinero, congelar a todo el mundo, y propulsar a Morgan Stanley, Goldman Sachs y al resto de estos especuladores. El tipo de interés, el tipo de interés del dinero para calmar el pánico que era entonces el tipo de interés de mercado abierto, algunos días llegó al 30, 40, 70%, y estaba cargándose a especuladores a derecha e izquierda, liquidando deuda marginal, eliminando especuladores inmobiliarios, de ocho a diez ferrocarriles quebraron en un par de meses, electroimanes de cobre fueron embargados con su escudo de protección. Esa es la única forma en que puede funcionar un mercado de capitales, pero necesita un tipo de interés honesto, y no tenemos tipo de interés y por consiguiente, no resolvemos nada y tenemos hoy una clase de mercados, que están dañados e incapacitados. Son muy peligrosos porque dependen de 12 personas en total. Es lo que llamo el politburo monetario del mundo occidental, y son tan peligrosos como el politburo en Pekin, o el antiguo politburo de Moscú.(…) Es un organismo de planificación monetaria centralizada, que mediante el empleo del rudo instrumento del control de los tipos de interés y de la manipulación de las curvas de rentabilidad, y en esencia comprando deuda que nadie más compraría, está intentando mantener a flote a todo este sistema. Es un fraude piramidal, una Esquema de Ponzi, quienquiera que tuviera formación financiera antes de 1970 reconocería que esto es una economía basada en una estafa.“
Así pues, mientras Larry Summers argumenta que la “tasa natural de interés” no se puede expresar más que a través del crédito fácil a través de las pirámides de precios, – esquemas de Ponzi o burbujas -, Stockman sostiene que el tipo de interés solo puede ser “honesto” si no hay crédito fácil unido a una determinación arbitraria del “Politburo de los 12 en la Reserva Federal”, sino a través de crédito difícil unido a una determinación de precio de mercado en los mercados de capitales.
Todo lo que esto significa, y ello concierne a este debate, es que el Sector Rentista y el Sector En Funciones de la Clase Capitalista están en agudización de su contradicción interna estructural a causa de la crisis de sobreproducción y de sus resistencias a la destrucción de sus capitales particulares que fuerza a realizar el alto nivel alcanzado por la composición orgánica media del capital, – de caída de la ganancia media, de desarrollo de las fuerzas productivas -, sin que el Sector Oligárquico de la Clase Capitalista (ese politburo de doce, y los otros muchos politburos a varias escalas y regiones) alcance a superar la contradicción del modo de producción capitalista en su fase de final de ciclo, entre la enorme necesidad de plusvalía y su poca producción, aún en condiciones generales de intensa explotación.
EL CAPITAL FINANCIERO EN EL FOCO DE LAS CONTRADICCIONES SISTÉMICAS.
El pequeño y el mediano capital, y el rentista y el capitalista funciones, así como los distintos capitales concurrentes, en esta triple contradicción sistémica interna de la clase capitalista, luchan por determinar quien de ellos paga, mediante la destrucción de su capital, la crisis de sobreproducción. En el caso de las PYMES vascas, – o de todo el estado o de todo el mundo -, lo normal es que las fracciones del Sector Empleado de la Clase Obrera empleadas en esas PYMES colusione o converja relativamente con los cuadros del Sector En Funciones de la Clase Capitalista, de formato pequeño, pequeños empresarios, contra el Sector Rentista, de formato grande, para obtener crédito con el que evitar la destrucción de su capital, el uno, y de su empleo, los otros.
Es decir, aquí los obreros si y cuando apoyan políticamente la apertura de líneas de crédito lo hacen con la intención de emplearlas para eludir la destrucción del capital que es base de su empleo y medio de vida. ¿Esto es subordinación obrera o subordinación estructural del Trabajo al Capital? Más bien, lo segundo, y resulta que el Sansón Colectivo que es la clase obrera aquí no solamente no puede tirar de las columnas del templo en las que está atado, sino que además se ve condicionado brutal y estructuralmente a, encima, tratar de impedir que se desmoronen esas columnas tirando toda la aplastante masa de mampostería sobre su cabeza. Y esto nada tiene de subordinación obrera sino de SUBSUNCIÓN estructural relativa y absoluta de la clase obrera, especialmente la empleada, como Trabajo al Capital.
Podéis, efectivamente, Anibal y Materia, en acusar a los obreros, que se encuentran en esas circunstancias, de subordinación por aliarse temporalmente con su explotador en la busca de crédito para eludir quedar en el paro, pero estaréis errando el análisis…
Hay que señalar que detrás del Sector Rentista de la Clase Capitalista, de formato grande, y ya como figura productiva en cuanto a suministrador de capital, se encuentran los monopolios…
Todo esto lo que demuestra es que la lucha de la clase capitalista consigo misma arrastra a la clase obrera, lo quiera o no, relativamente, sin que por ello podamos endosarle alegremente voluntades de subordinación a la clase capitalista. La dialéctica de la triple contradicción interna de la clase capitalista y sus luchas, entre sus tres sectores estructurales, y sus dos polos de movilidad social, es arrastrante, y más arrastrante todavía en determinados contextos, normalmente, solo cuando salario y ciclo industrial se alinean al alza es cuando surge la contraofensiva política, económica o social de la clase obrera, o si estallan agudamente las contradicciones internas de la clase capitalista, la contraofensiva política de la clase obrera tiende a manifestarse como revolucionaria, como ofensiva histórica. Pasando de la nada al todo.
Importante, el foco de las contradicciones de la triple contradicción interna de la clase capitalista está centrándose en la actualidad en las relaciones políticas e institucionales entre los capitales financieros hiperconcentrados que tienen grandes propiedades sobre deuda, y quienes tienen propiedad sobre capital sobrante, no prestado (o sin vender), nómada. Estos, que son a los que representa Stockman, refugian el valor titularizado por ellos alienado en depósitos de valor (divisas, oro, activos inmobiliarios y de materias primas, acciones), y desean que explote un proceso inflacionario para que se destruya el capital colocado como deuda y sostenido institucionalmente mediante bajas tasas relativas de interés, volviendo a imperar altas tasas de interés.
La descomposición política del modelo de acumulación de capitales mundial anterior ocurre a ojos vista, pues la base social capitalista y su dirección política actual divergen y tienden a oponerse alrededor de este asunto de las tasas de interés. Y sobre esta inestabilidad institucional de la clase, surge la contradicción entre las fracciones con mando.
Mikhail Kazhim describe así la situación:
“Me parece que si no se da tal situación, el mercado de los EE.UU. no se derrumbará en el año 2014, porque el optimismo de todos los participantes se apoya no sólo en la propaganda estatal, sino también en su propia comprensión de que para cada uno de ellos, este puede ser el último colapso. En esta situación, y en medio del deseo general de que “la fiesta continúe” es muy difícil que esta se interrumpa sin ninguna causa externa.
(…)
De acuerdo con nuestro análisis (y aquí no quiero insistir en la verdad absoluta, si alguien está mas preparado escucharé con interés otras variantes) hay tres de estos grupos en el mundo. Dos, por así decirlo, globales, los ” cambistas ” y los “prestamistas/usureros”, y el otro también global, pero listo para conformarse con su futuro regional, esta es la parte que ahora se apoya en la administración de Obama y la dirección actual de la Reserva Federal. Observemos que al final de esta crisis, el tercer grupo tendrá en el sistema el equivalente a, por ejemplo, China, América Latina o Eurasia. Pero de mientras controla las emisiones de la moneda mundial de reserva, el dólar y el comercio de divisas y en este sentido es absolutamente comparable en potencia a los dos primeros grupos.
(…)Los dos primeros grupos, en principio, son incompatibles, porque los ” cambistas” construyen un sistema relativamente independiente de los centros financieros (los cuales necesitan una infraestructura de intermediación, que, de hecho, representan los “cambistas”). Los “prestamistas/usureros” sólo pueden existir si hay un único sistema monetario, y exclusivamente en el control del centro de emisión de la moneda principal. En cuanto al grupo americano, teóricamente, puede llevarse bien con los unos y los otros, pero hoy Obama está claramente inclinado hacia los “cambistas”. Y es por eso que los “prestamistas/usureros” obviamente están tratando de quitarle el control sobre la Reserva Federal (ya que necesitan urgentemente dinero para mantener la infraestructura financiera mundial), y porque para los financieros “prestamistas/usureros” la política exterior del gobierno (incluyendo la política de EE.UU.) es sólo una herramienta, y para Obama es una fuente de gastos, para la que ya no son suficientes los recursos disponibles.
Si la política de Obama no va a cambiar (y por ahora sólo la pueden cambiar las elecciones de noviembre, e incluso entonces, sólo si los resultados fueran demasiado abiertamente “anti-Obama”), la batalla entre estos grupos se va a saldar con una derrota gradual de los “prestamistas/usureros”
.
En otras palabras, los principales “jugadores” asociados a este grupo (los mayores bancos internacionales, el Banco Mundial, la OMC, el aparato de las organizaciones internacionales, la burocracia de la Unión Europea en Bruselas, “la elite liberal de los países post-soviéticos, etc) en el próximo año cederán gradualmente sus posiciones.
Pronósticos 2014. Mikhail Kazhim
Pero, como hemos visto, debajo de las contradicciones internas entre estas fracciones reinantes de la oligarquía, hay sectores de la clase capitalista en colisión estructural. Dado que la deflación salarial internacional no logra traer la recomposición de la ganancia, la carga de la prueba de la viabilidad histórica gira de nuevo hacia la destrucción de capitales, ineludible aunque solo sea la de los capitales ficticios flagrantemente sobrantes, – que son de un volumen muy considerable – lo cual genera un problema político descomunal a la clase capitalista y su sociedad burguesa.
Esto es una contradicción potente desarrollándose en el interior de la clase capitalista intensamente mediada por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, aunque los chalados antimaterialistas se nieguen a registrarlo, felices en su mundo de chocolate sin tendencia decreciente de la tasa de ganancia y de ración diaria de cons piranoia idealista.
Una pregunta ¿por qué, tras la situación de crack producida en 2007, ha seguido fluyendo el crédito? En principio, el crédito que fluye lo hace porque el estado chino, los fondos soberanos de los países petroleros, Rusia y la UE, siguen comprando bonos del tesoro de los EEUU. La deuda se financia imprimiendo dólares, dólares inflacionarios. El estado chino, los fondos soberanos, la UE hacen de capitalistas propietarios del medio de producción, y los EEUU hacen de capitalista en funciones, propietario de la fuerza de trabajo, que ha de pagar por ese capital. Bien, el problema es que lo paga imprimiendo dolares, y por tanto inyectando inflación en el proceso de circulación mundial de mercancías. Aceptando todos esos sujetos capitalistas esas reglas del juego, crean de facto un gobierno económico mundial, de tipo inflacionista de capital contra trabajo. Mientras sigue el crecimiento real de la acumulación de capital mundial, la inflación monetaria no es un problema grave para ellos (si lo es para el proletariado), el problema grave para ellos empieza cuando no hay crecimiento.
No hay crecimiento en los países imperialistas centrales básicamente porque ya lo ha habido. En determinado punto el capital aparece como su propio límite, pues unos quieren seguir valorizando sus capitales y otros necesitan abrir paso a una nueva acumulación quitando los límites de capital y de trabajo actuales a la nueva concentración de capitales y circulación de mercancías, a la nueva, en fin, reproducción ampliada de capitales y el nuevo modelo de acumulación mundial de capitales, lo que exige destrucción de capitales.
El alto grado de elevación alcanzado por la composición orgánica del capital media mundial implica que hay que o destruir capital (fuerzas productivas) o reducir el salario general mundial, o mejor dicho, que el capital ha de hacer las dos cosas. La oligarquía capitalista mundial no puede renunciar a destruir capital, prefiere que sea fundamentalmente pequeño y mediano y no “demasiado grande para caer”, aunque para eludir esos tragos, en la medida de lo posible, intensifica la presión para reducir los salarios. La burguesía pequeña y mediana y sus aliados de clase obrera lo registran, y conteniendo la respiración en los países en crisis aguda de acumulación, o sea, ya inocultable, como el estado español, el gobierno de los monopolios gana tiempo señalando que ya, que qué éxito, que si que se consiguió superar la crisis y tal. Pero el restablecimiento real de la acumulación de capital sigue sin lograrse y, por ello, el ataque a la clase obrera prosigue y se redobla.
Esta situación de acoso a la clase obrera para reducir sus salarios, aun cuando afecta mas a las periferias y semiperiferias, es mundial y filtra celularmente al capitalismo mundial, aunque no es tan fácil derrumbar los salarios todo lo que quisieran los capitalistas, pues su precio de producción, finalmente, también tiene detrás una objetividad. De todos modos, los mismos dolares inflacionarios presionan, junto a la competencia, hacia la deflación salarial, que es otra forma de decir, reducción del poder de compra de la clase obrera y los sectores populares.
Evidentemente, los rendimientos de este declinante sistema de gobernanza económica mundial, con su propio modelo de acumulación mundial, siguen bajando, y aumentan los intereses políticos y de todo tipo por finiquitarlo.
¿Y qué pinta en todo esto el tipo de interés bajo? Que sin el tipo de interés bajo todo este mecanismo de gobernanza burguesa económica mundial no podría funcionar, pues no solo se frenaría la compensación en renta inflacionaria y tributaria a los capitalistas montadas en las subvenciones de los bancos centrales, sino que, además, la deuda pública de los EEUU se dispararía brutalmente. Dicho de otro modo, vivimos en la disyuntiva del colapso o seguir aguantando determinados sujetos paulatinamente crecientes contradicciones referentes a solvencia y valor real realmente disponible. Vivimos en la quiebra permanentemente a las puertas del default.
Los que pierden posiciones gradualmente en este esquema son, fundamentalmente, los propietarios de capital que no disponen de grandes propiedades sobre deuda, pequeños y medianos rentistas acosados por las maniobras de los grandes rentistas monopolistas, superiores en infraestructuras, en sacar competidores rentistas extractivos, por un lado, y quienes disponen de propiedad sobre medios de producción cuya rentabilidad es alta, que no quieren subvencionar la colosal infraestructura financiera extractiva de los que Kazhim llama “prestamistas”. Estamos hablando tanto de capitales hiperconcentrados, como también de capitales financiero-industriales que se ven perjudicados en la colocación de su capital sobreacumulado por las bajas tasas de interés, que resultan necesarias para que no liquide, a causa de la inflación, los réditos de esa masa de deudas descomunal, y así den en la ruina sus poseedores “prestamistas”.
Es decir, en el fondo, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y su plétora de capitales, determina una lucha sobre el método y la forma de colocación del capital sobreacumulado, y por el reparto del decrecimiento de su renumeración.
Esto, – mediado, no lo olvidemos, por los complejos procesos políticos y geopolíticos de los asociados en alianza-contradicción hasta ahora en mantener esta gobernanza económica mundial -, lo que significa es que en cualquier momento pueden multiplicarse los tipos de interés y desencadenarse un proceso inflacionario, incluso a escala mundial. Sea en colapso o en terremoto financiero.
Por supuesto, todas estas circunstancias y condiciones, que tienen que ver con la tasa de interés, el crédito y el capital a interés, interesan a la clase obrera consciente, le conciernen muy directamente y, como estamos viendo, no es algo de lo que se puede desentender. Y visto todo este trasfondo de la dinámica de las estructuras mundial del proceso de capital, la sociedad burguesa y la composición política de la lucha interna de la clase capitalista internacional, la pregunta del inicio del texto vuelve a reaparecer:
EL CAPITAL FINANCIERO VASCO-ESPAÑOL, KUTXABANK Y LAS PYMES.
Dicen Anibal y Materia que no se puede hacer nada desde la oposición obrera con relación al precio del dinero, que hay una evidencia reiterada de que ello es así, en respuesta a mi denuncia de los efectos del cese del crédito durante la reestructuración de la explotación a escalas estatal española y nacional vasca, afectando a los obreros de las PYMES vascas, al punto de que no es arriesgado evaluar en 20.000 empleos los perdidos por la negación de crédito:
“El Banco Central Europeo (BCE) señala que las tasas de interés oficiales en la zona del euro, que son muy bajas, no se transmiten a los países que realmente las necesitan a ese nivel, como Italia y España.
En el boletín mensual de agosto, publicado este jueves, el BCE dijo que “los tipos de interés oficiales, situados en niveles muy bajos, no se han transmitido a los tipos aplicados al crédito bancario en varios países donde los efectos de la orientación acomodaticia de la política monetaria serían particularmente bien recibidos“.
La entidad monetaria añade en un artículo del boletín que “pese a la orientación acomodaticia de la política monetaria, las condiciones de concesión de los préstamos bancarios han seguido siendo heterogéneas”. Los factores de riesgo y los diferenciales de la deuda soberana han tenido un fuerte impacto sobre los tipos de interés de los préstamos bancarios en Italia y España en los últimos años, según el BCE.
El BCE añade que “ha respondido con determinación a las consecuencias de la fragmentación sobre la política monetaria, introduciendo diversas medidas convencionales y no convencionales, que han contribuido considerablemente a aliviar las tensiones financieras”. No obstante, la fragmentación del sector bancario de la zona del euro y las presiones en los mercados de deuda soberana continúan siendo significativas, según el BCE.
“La fragmentación financiera ha mermado la eficacia de la política monetaria, ya que las medidas de estímulo monetario introducidas desde finales de 2011 apenas han influido en las condiciones crediticias generales en gran parte de la zona del euro”, añade la entidad.
El BCE ha recortado su tasa de interés rectora hasta el mínimo histórico del 0,5%. El presidente del BCE, Mario Draghi, ha garantizado que los tipos de interés oficiales permanecerán en este nivel o más bajo durante un periodo de tiempo prolongado.
El Banco de Japón (BoJ) ha anunciado que mantendrá las actuales medidas de flexibilización monetaria y reafirmó su evaluación de que la economía “está empezando a recuperarse moderadamente”, algo en lo que coincide con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El nuevo gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, anunció el miércoles que los tipos de interés, que están en el mínimo del 0,5%, no subirán hasta que la tasa de paro, actualmente en el 7,8%, se sitúe por debajo del 7%.
Draghi denuncia que España e Italia bloquean el crédito al no aplicar totalmente las rebajas de tipos de interés (Enlace no activo: http://www.vozpopuli.com/economia-y-finanzas/29747-draghi-denuncia-que-espana-e-italia-bloquean-el-credito-al-no-aplicar-totalmente-las-rebajas-de-tipos-de-interes )
Aquí vemos varias cuestiones. La primera es que la crisis económica de sobreproducción y su plétora de capitales sigue impidiendo el despegue de la acumulación de capital, que solo se sostiene por medio de la inyección de inflación monetaria, (lo que puede reventar en cualquier momento como inflación generalizada [como lucha de clases intensificada alrededor de todos los precios]), y todo tipo de ofensivas contra la clase obrera en el salario directo e indirecto, en todos los principales países capitalistas.
En lo que nos toca más directamente, vemos que el Banco Central Europeo (BCE) ha dado crédito, – a quien lo ha querido… -, cada vez a más bajo tipo de interés. Los grandes bancos, (BBVA, BSCH, Caixa, Popular, etc) compran ese capital ficticio inflacionario emitido por el BCE a bajo tipo de interés y lo destinan a vendérselo al estado, que lo paga en deuda pública, que más adelante habrá de pagar la población y esencialmente la clase obrera a través de los tributos, u hoy por medio de recortes. En suma, compran el capital al 1,5%, al 1% y al 0,5% para vendérselo a continuación al 3-3,5% y más al estado. Con una inflación baja y con el salario a la baja, pueden ganar tiempo para intentar zafarse de la quiebra. Esta es, además de una lección magistral de economía realmente existente, la forma en que el estado monopolista intenta evitar la quiebra de los bancos monopolistas, y así del conjunto de sistema y de la sociedad burguesa.
Pero el crédito del BCE, como reconoce maquiavélicamente Dragui, no llega a otros compradores o alquiladores de capital, normalmente obreros y pequeños burgueses proletarizados que intentan establecer un hogar o poner un negocio de autoexplotación (clase obrera indirecta), por un lado, y por otro lado… PYMES.
Recordemos que Anibal y Materia en su texto de primavera de 2013, sostenían que las cajas de ahorro eran “elementos de captación de ahorro burgués para su canalización en negocios burgueses“, pero, dejando a un lado lo polisémico de esta frase, supongo que querían señalar que las cajas de ahorro eran entidades de concentración del ahorro obrero para su monopolización por parte de los monopolios y capitales concentrados locales, – quedando, es cierto, mayor margen de poder sobre esas masas de capitales para los negocios de la pequeña burguesía que en el modelo bancarizado -. Y las cajas de ahorro – hablo de las cajas vascas – eran eso, evidentemente, el caso es que la capacidad de chantaje contra la clase obrera también era menor que en los bancos surgidos de su reestructuración, mientras que la capacidad de presión sobre ellos de la clase obrera era algo mayor (por ejemplo, como potencial recurso de salvaguarda para afrontar amenazas de cierres patronales). Por supuesto, nada del otro mundo, pero nadie aquí ha dicho que lo fueran.
Empero, yendo más allá de todo esto (de la indiscutible eme·$%/ que realmente eran las cajas de ahorros y la gran eme·$%/ que son los bancos surgidos de su bancarización), lo que debería interrogarnos es A/ por qué no fluyó el crédito desde Kutxabank a las PYMES; y B/ por qué Kutxabank no ha participado en el chollo de la explotación tributaria a través de la deuda pública.
Para responder a la primera pregunta, hay que pensar en los riesgos reales de conceder crédito a las PYMES en un marco de crisis profunda de la demanda, pero también en un afán de reestructuración de la estructura productiva vasca por parte de los monopolios vasco-españoles, verdaderos propietarios de Kutxabank (BBVA, Iberdrola). Hay un comentario de Ekai Center (pequeña burguesía cooperativista vasca) sobre las posiciones de ELA y LAB que, en lo que respecta a este asunto particular de la ausencia de crédito para las PYMES vascas, resulta bastante jugoso:
“…En abstracto, no tiene por qué ser un disparate que las EPSV destinen un pequeño porcentaje de sus recursos a la inversión diversificada en pequeñas empresas. Sin embargo, en lo sustancial, ELA y LAB tienen razón. Como ya anticipó inmediatamente EKAI Center, no es ni política ni éticamente legítimo intentar implicar a las EPSVs en la constitución de un fondo de financiación empresarial de este tipo con el fin de hacer frente a una función que debía haber sido desarrollada por nuestras entidades financieras y, más en concreto, por KutxaBank. No es ni política ni éticamente legítimo solicitar a las EPSVs, digamos, 600 millones de euros en aportaciones a este Fondo mientras KutxaBank invierte 1000 millones en una incomprensible operación en CajaSur. No es ni política ni éticamente legítimo solicitar estos recursos a las EPSVs mientras KutxaBank renuncia por considerarlo innecesario- a recursos del Banco Central Europeo que podían haber supuesto a esta comunidad autónoma hasta 6000, 8000 ó 10.000 millones de euros a tres años y a un 1 por ciento de interés.”
Postura de ELA y LAB sobre fondos de EPSVs para PYMES. Comenta EKAI Center.
¿Será cierto esto? ¿Renunció realmente Kutxabank a 6.000, 8.000 o 10.000 millones de euros a tres años y a un 1% de interés? ¿Por qué? ¿A quién beneficiaba y a quién perjudicaba esta renuncia?
La, más tesis que hipótesis, que yo manejo es que, si esto es cierto, el director de Kutxabank es un hombre del BBVA, entidad que sin duda tendrá ya una red de control interno para dominar Kutxabank sobre el terreno. Que ese director nunca ha dejado de hacer la política del BBVA en el proceso de fusión, bancarización y, ahora, de privatización formal de las cajas vascas. Que la adquisición de Cajasur por parte de Kutxabank es parte de la política monopolista general del BBVA para el mercado interior del estado, por eso solo se puede entender desde los intereses del BBVA y no de su sucursal. Que Kutxabank es un colchón de salvaguarda y reserva de saqueo y repartija para el BBVA por si la crisis de sobreproducción se intensifica y prolonga. Que por eso Kutxabank-BBVA renunció a participar del saqueo de la deuda pública española (entre 300 y 500 millones de euros en ganancia renunciados, ¿qué raro no?), en beneficio fundamentalmente del BBVA. Que esta política está estructuralmente forzada por la quiebra – a escala estatal no invierten no tanto porque no hay expectativas de rentabilidad como porque no pueden – en que se encuentra muy especialmente la banca española y específicamente el BBVA, que junto al BSCH y los otros grandes son los verdaderos quebrados y rescatados, lo que ha determinado toda esta política del BBVA y del resto del capital monopolista español, así como la del BCE y la Troika.
Esta suerte de BBVA-Kutxabank abordó, precisamente determinado por su propia quiebra, una reestructuración en Baskongadas pretendiendo elevar la cuota de plusvalía, para ampliar la masa de plusvalía alienada a la clase obrera (masa de mercancías en propiedad burguesa a realizar como plusvalía con su venta) o de proporción de plusvalía alienada sobre capital invertido, por medio de la negación del crédito y del alza arbitrario de los tipos de interés sobre el crédito concedido, a excepción del concedido a las empresas de los capitales monopolistas. Empezaron por aprovechar la fusión de las cajas vascas para disfrutar de un monopolio, y un precio monopólico, de la venta del capital a interés a las PYMES vascas, situación de estrangulamiento que solo se moderó algo con la aparición a mediados de 2013 del Banco de Sabadell en el mercado vasco de capitales a interés, dada la incapacidad de los mecanismos de crédito de las cooperativas para actuar fuera del entorno cooperativista, sin hablar de su intenso peligro de quiebra irrecuperable y liquidación total tras los asuntos Fagor y Eroski.
Recapitulando, en este contexto, al contrario de lo que sugerían Anibal y Materia, exigir la afluencia de crédito al mercado vasco de capitales a interés no equivalía a detener el desarrollo de las fuerzas productivas, sino lo contrario, pues existía un monopolio en los hechos, y esta circunstancia afectaba a un bloque de cientos de miles de obreros, de entre los cuales había un bloque de entorno a 20.000 obreros y obreras a quienes se les quería enviar – y se les ha enviado – al desempleo.
Esta era la solución del BBVA que mencionáis al inicio de vuestro escrito, dicho sucintamente: Reducir los salarios (aunque haya que expulsar a cientos de miles o a millones de obreros al desempleo para poder hacerlo.). Y no es más que la sempiterna política de la clase capitalista en las crisis capitalistas. No hay que apoyarla sosteniendo que presionar al BBVA-Kutxabank para que haga fluir el crédito a menor tasa de interés es colaborar con la subordinación obrera, ¿desde cuando?. Al contrario, es un modo de insubordinación contra el intento de elevación de la cuota de plusvalía y la expansión del paro obrero, empleando, además, métodos monopolistas para ello, pues en el lapso de convergencia entre la crisis de liquidez de las PYMES y la fusión y bancarización de las cajas vascas la competencia entre esos capitalistas de hecho desapareció, siendo el mercado vasco de los capitales a interés para PYMES un monopolio de facto de BBVA-Kutxabank.
Decís, Anibal y Materia, haciendo tabla rasa de todas estas circunstancias, que “Ayudar a las empresas beneficia a las empresas, que se comportan como tales. No como dicen que deben hacerlo los que difunden confusión e ilusionismo burgués entre la clase explotada.”
Irrefutable. Y ayudar a los obreros en lucha beneficia a los obreros. Y no ayudarles beneficia a los capitalistas.
Finalmente, los obreros de las PYMES vascas han salido maltrechamente adelante, con la nueva explotación frecuentemente intensificada, o han quedado en paro, habiendo recibido la ayuda exclusivamente de quienes estaban dispuestos a ayudar, sin que en este año hayamos visto ninguna insubordinación a la que poder sumarse motorizada por los presuntamente no pequeño burgueses anti subordinación. Por otra línea, la protesta contra la bancarización de Kutxabank, ha pasado del reproche y la crítica al reformismo abertzale, que pudo haber roto la unanimidad en esa bancarización en un verdadero verano negro de la clase obrera vasca que ocurrió en 2011, hay una campaña de pánicos pequeño-burgueses, en la que se destaca el inefable Ekai Center, que ahora se oponen a esta formalización de esta privatización, indiscutible, de Kutxabank desde siempre. Véase: “La banca privada está destruyendo Occidente“.
Pero también hay compañeros que se oponen a la formalización de la apropiación del BBVA de Kutxabank, sin ir mucho más allá de la crítica pequeño burguesa a la privatización y keynesiana, dando, relativamente, la razón a Anibal y Materia sobre la poca incisicividad de la crítica a la bancarización de las cajas de ahorro vascas…(Véase: “Sobre la privatización de Kutxabank y los Transatlánticos“).
Una pregunta, cuando las Cajas de Ahorros Vascas eran públicas y sociales ¿por qué no financiaron un parque de viviendas en alquiler social extenso en los cuatro herrialdes del País, orientado a colmar la universalización del derecho/materialidad a la vivienda? Y su respuesta: porque en todo momento han sido entidades “públicas”, repito, “públicas”… bajo estricto control privado, burgués y capitalista, – en esto tenían razón Anibal y Materia -, bajo privatización de facto, que hoy en día tiende a mostrarse sin máscara y con todas sus luchas y contradicciones internas expresando su ya inocultable carácter rabiosamente capitalista.
BBVA-Kutxabank está ya privatizada hasta las cachas, lo que viene es un cambio en la repartija, pero a los comunistas la lucha por cambiar de amo en lugar de quitar los amos, la cosa es que no nos seduce. La misma contradicción interna capitalista que vemos en todo el escalafón de lo mundial a lo global de las fracciones oligárquicas del capital, la encontramos en nuestro país; ya empieza una lucha interna más abierta en la clase capitalista por el control del capital público privatizado a través de Kutxabank, entre burocracia partidista, sindical, pequeña burguesía, el BBVA-Kutxabank de Fernández, PYMES, et al.
En suma, para apoyar la clase obrera vasca una campaña contra la privatización (de lo ya privatizado desde siempre en los hechos), hay que poner muy solidos mojones de lo que es la gran política de la clase obrera vasca, y los intereses obreros en liza, nada de apoyar contra la privatización de los que se lo tienen privatizado desde hace décadas sin otro contenido que el puro no a la privatización de los nuevos peces gordos ya de nuevo del BBVA:
Sin un plan de financiación de un amplio, masivo, parque de vivienda popular social en alquiler, invendible, de una, dos y tres habitaciones, con innovaciones residenciales, también, por qué no, en todo el país, por decenas y decenas o cientos de miles de viviendas, en propiedad colectiva comunal, de la suficiente envergadura como para desmontar ya y de una vez por todas el tinglado de la propiedad privada de la vivienda en este país, sin este plan, no hay que apoyar nada.
No se trata de cambiar o no cambiar de amos, se trata de cambiar radicalmente las relaciones sociales de producción. Un parque de viviendas de esa envergadura y características daría una amplio vuelco a los mecanismos de sorda coerción salarial, y si las viviendas en si fueran intercambiables, con autocontrol obrero de la movilidad residencial, apoyaría a la oferta de fuerza de trabajo contra la demanda, lo que inmediatamente nos situaría en otro nivel de la contradicción Capital/Trabajo, sería, esta si, una reforma no reformista, una reforma potencialmente revolucionaria, y por tanto con muchos enemigos. Primeramente, el horroroso nivel antisocial de l sociedad de “los propietarios”, a quienes hay que empezar a desvalorizar ya para empezar a revalorizar a la gente, a los seres humanos, a los no propietarios, al proletariado. Nuestra política no es la política de la clase capitalista ni la de sus socios y aliados, no se trata solo de no privatizar, sino de emplear esos medios para desprivatizar la formación social entera.
En el caso, en lugar de estar parloteando décadas enteras de derechos a derechos y toda quincalla política reformista y su palique de siempre, ahora es el momento estratégico de luchar por el parque de viviendas en alquiler social ESTE ES EL MOMENTO porque:
Como vemos, el enemigo no construye casas ahora en EH, qué casualidad, ni en alquiler social ni en nada, solo para sectores muy clientelizados y partito-dependientes, pues bien, precisamente por eso, porque hay decenas de miles de pisos sobrantes en propiedad privada ES EL MEJOR MOMENTO PARA EXIGIR LA CONSTRUCCIÓN DE DECENAS O CIENTOS DE MILES DE VIVIENDAS NUEVAS EN PROPIEDAD SOCIAL, para dar un golpe a la propiedad privada de vivienda en EH que dure décadas sino medio siglo. He aqui lo posible, pero estamos en la Época de la Resistencia.
Veamos esto:
Pues bien, solo hay que apoyar esta movilización SI LAS ORGANIZACIONES CONVOCANTES LA ENGLOBAN Y SUBSUMEN EN LA LUCHA Y REIVINDICACIÓN DEL PARQUE VASCO DE VIVIENDAS NUEVAS POR DECENAS O CIENTOS DE MILES EN ALQUILER SOCIAL PARA LOS TODOS LOS HERRIALDES DEL SUR DEL PAÍS. Época de la Resistencia también a los cantos de sirenas.
CLASE OBRERA Y ÉPOCA DE LA RESISTENCIA.
Pero regresemos a Anibal y Materia, quienes nos cuentan que exigir crédito barato para que decenas de miles de empleos (es decir de los ingresos y la actividad) no se pierdan y no se intensifique la explotación, es predicar la subordinación obrera a la clase capitalista. Mas arriba ya he aclarado que confunden subsunción obrera con subordinación obrera, ahora me pregunto qué es lo que recomendarían hacer a los obreros que por cierre adrede del flujo de crédito para cerrar y reestructurar su empresa se encuentren en la tesitura de caer en el paro. ¿La revolución? Veamos, Anibal y Materia, estoy en el paro desde hace lo suficiente como para no aconsejar a ningún obrero el que se deje quitar sin muy seria lucha su puesto de trabajo, y si aconsejarle que toque, luchando colectivamente, cuantas teclas pueda para evitar esa circunstancia. No puedo mentirles diciéndoles que viene la solución colectiva de la revolución obrera, ahora mismo, cuando más la necesitan, sin mentir, ni tampoco, por spuesto, decirles que el trabajo asalariado capitalista es envidiable en lugar de una opresión y explotación salvaje más, producto de una dominación, pero tampoco puedo mentirles sobre la naturaleza real del paro obrero, su carácter destructor y más asesino todavía que el trabajo capitalista.
Lo que Anibal y Materia pierden de vista muy alegremente, es que estamos en la Época de la Resistencia. No solo estamos en la Época de la Resistencia como clase, sino que la coyuntura del ciclo industrial y de la larga y profunda crisis de sobreproducción mundial nos es desfavorable. Claro que hay que esbozar e impulsar los vientos de la revolución internacional comunista y de luchas revolucionarias nacionales en ella incardinada, pero con los pies en la realidad, y en lo posible: Cuando el ciclo industrial cae, el capital comienza a desvalorizarse, ello le impulsa a montar una ofensiva contra el salario y las posiciones de la clase obrera que le protegen como oferta de fuerza de trabajo ante una demanda que es dominante, por tanto, el capital emplea el arma del paro obrero para recuperar posiciones y destruir posiciones obreras. En esa coyuntura, normalmente, la desmoralización de la clase obrera se impone pues los obreros se ven sin herramientas ni armas de defensa ante el ataque capitalista. La tendencia es al defensismo, sobre una subordinación que es producto de la correlación de fuerzas y no de la voluntad pura de los obreros individuales o colectivos. ¿Cuál es la siguiente posición? Si el capital sale de la crisis, si comienza la inversión, entonces es cuando viene la reacción obrera que normalmente es puramente económica en términos de recuperación del salario directo e indirecto. Pero ¿Y si no recomienza la inversión?¿si el capital no recupera las ganancias, si no logra reactivar la acumulación de capital? Entonces viene una nueva ronda de ofensiva, a determinado punto comienza a abrirse un proceso de descomposición política que lleva a la parálisis de la clase capitalista, entonces es cuando puede despertar la clase obrera con todas sus fuerzas revolucionarias. No se trata pues de voluntarismos, sino de conocer el proceso estructural.
Y aquí termino, – que mis alcances no dan para más -, con una conclusión, al final resulta que Anibal y Materia, bastante equivocados en muchos en muchas cosas, tenían, y tienen, bastante razón en su caracterización de las cajas de ahorro vascas y su sucesor Kutxabank.
Mila esker zure arretagatik
K.A.García-Salmones
PD: A Anibal y Materia, como queda pendiente una contestación, la que tiene que ver con la cuestión de qué es el socialismo, de la pregunta que me hicistéis, tras vuestra contestación a mi respuesta, cuando contesteís a esta aportación, procederé a responderos en ese otro hilo. Ahora bien, cuando pueda, si bien ya tengo algunas notas sobre ella. Así que podeís decidir si contestar ahora o conjuntamente cuando yo ponga el material sobre qué es el socialismo. Agurrak Euskal Herriatik
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PRINCIPALES TEXTOS CITADOS
(1) PYMES y clase obrera: Práctica clasista contra subordinación (Crítica de Anibal y materia a KGS).
(2) “Reestructuración del tejido explotador de las PYMES vascas y Derechos Adquiridos”
(3) “BBVA también pide bajar impuestos y otra vuelta a la reforma laboral”.
(4) Salario, precio y ganancia. Karl Marx
(5) “Contribución al problema de la vivienda”. F. Engels
(6) El Capital. Tomo III. SECCIÓN QUINTA. El Capital a interés. Karl Marx
(7) FIT, Marx y los impuestos indirectos. Rolando Astarita
(8) Prefacio de 1887 a “Contribución al problema de la vivienda” de 1873. Fiedrich Engels.
(9) El Capital. CAPITULO XXIII. Interés y ganancia del empresario.Karl Marx
PROPUESTA DE CONSTRUCCIÓN DEL PARQUE NACIONAL VASCO DE VIVIENDAS EN ALQUILER ASEQUIBLE, PÚBLICO, SOCIAL, ENERGÉTICAMENTE EFICIENTES.
Compruebo que no se está entendiendo la crítica al rechazo pequeñoburgués y comebollos a la privatización, por lo que paso a caracterizarla con mayor profundidad y detalle.
Las cajas de ahorro siempre han sido privadas, el mismo reglamentismo actual, y el venidero, lo que muestran es que el BBVA quiere transformar el control del tinglado, porque el anterior ya no le sirve. Solo ocurre que los sinvergüenzas que perderán el control de parcelas de poder, llevan toda la vida apoyando y promoviendo la política del BBVA, y de los monopolios, es decir el imperialismo vasco-español, exportador de capitales por valor de no menos de 90.000 millones de euros, bajo la proteción de su estado y sus socios, el estado español y la UE. Por tanto, tiene que quedar clarísimo que no se va a hacer nada en positivo ni para los BBVAs ni para la pequeña burguesía ni para los comebollos y todo este imperialismo vasco-español, altamente explotador y marginador, antagónico a los intereses políticos de la clase obrera, y que pivota financieramente también y de manera muy relevante en BBVA-Kutxabank.
PROPUESTA DE CONSTRUCCIÓN DEL PARQUE NACIONAL VASCO DE VIVIENDAS EN ALQUILER ASEQUIBLE, PÚBLICO, SOCIAL, ENERGÉTICAMENTE EFICIENTES.
A ver, no estoy proponiendo meramente formar un parque nacional vasco de viviendas en alquiler asequible, público social, y energéticamente eficientes, sino CONSTRUIRLO, con la intención de que:
como porque la oferta no decrece:
En cambio, resulta que en Baskongadas el precio de la vivienda solo ha caído el 37% en Bilbao y el 45% en Bizkaia desde 2006. Compárese con el 62% de caída de los precios en Madrid según Borja Mateo. En Hego Euskal Herria han caído los precios un 25%, lo cual demuestra que estamos en una formación socio-económica distinta a la española, aún cuando sus conexiones y dependencias estructurales sean tan relevantes. Esta mitigación de la caída de los precios en EH está ocurriendo porque se evita construir y poner en venta, con todo tipo de apoyos legalistas y reglamentistas para que ello sea posible (por ejemplo, la represión contra los gaztetxes hay que enmarcarlas aquí, con el objetivo de evitar la creación de alternativas habitacionales al tinglado de la extorsión por medio de la propiedad) y que así no implosione totalmente el mercado inmobiliario y, más específicamente el de la vivienda, y, claro está, también porque de forma predeterminada no hay demanda.
Lo que se está sosteniendo socialmente por parte del bloque propietario y pro capitalista, en el que la pequeña burguesía tiene enormes posiciones, es, pues, el sistema de propiedad privada en sí, – que es precisamente lo que debe caer – la sociedad de propietarios, del suelo, la tierra y la vivienda, que muchas veces encubre el fruto de los palos anteriores, guerras, expropiaciones y apropiaciones privadas, inversiones formadas desde capitales captados en la burbuja de la heroína y las drogas en los ’80s, tráfico de armas, dineros no tributados, y en los palos de corrupción durante estas décadas del régimen e incluso las anteriores a la reforma del franquismo. Y hasta, es cierto, rentas de trabajo depositadas en viviendas como reservas de valor titularizado…
Con la sobreoferta de vivienda ahora mismo, introducir 80.000 o 100.000 viviendas de nueva construcción en alquiler social, por toda la geografía del Hego Euskal Herria sería un palo brutaal al capitalismo. Si además se hicieran energéticamente eficientes el palo sería doble o triple. ¿Y además de a parados/as y obreros de las PYMES a quien más concernería esta transformación profunda económica, social y cultural?
En suma, hay medios y políticas prácticas y practicables de aplicar el socialismo y la independencia, hay intereses, más allá de vacías cartas de derechos sociales que nacen condenadas a rollos electoralistas, políticas prácticas, abiertas a la pelea y el choque y la radicalidad.