[ ACTUALIZADO ] “El proceso de disminución del salario mínimo proletario y la masificación del abortismo. Génesis, historia y perspectivas.” Por Karlos García-Salmones

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Sección IV de Inteligencia Artificial y Abortismo. Tocante al contenido nazifascista de la ideologia generista del “El Patriarcado”.

NOTA: Este texto esta en proceso de actualización y su versión anterior es el artículo titulado “El carácter masivo del abortismo”. [Versión: 14/11/2020: Revisión 61 /Original del 3 de julio de 2018, con  fecha de publicación reeditada el 07-10-2021, por cuestiones de presentación, cambiándola al 16 de agosto de 2020]

Normalmente vemos centrado el debate, las investigaciones y los estudios respecto al abortismo como un combate épico entre las mujeres en general, supuestamente como una “clase”, y la sociedad tradicional en donde la cuestión central es el derecho o no a abortar. Esta es la narrativa dominante. Huelga aclarar que los liberales, la industria anti fertilidad humana y la amplia amalgama de intereses creados alrededor del abortismo se concentran en reducir la oposición al abortismo a la negación de la Iglesia Católica al derecho a abortar, y eluden así, con la rara eficacia burguesa del ninguneo, la crítica proletaria en relación con los efectos, causas y fondo economico que, más allá del derecho a abortar, constituyen el abortismo.

LLamo abortismo a la tendencia político-social a solucionar los problemas económicos, desde la búsqueda de la movilidad social ascendente hasta los creados con las disminuciones del Salario Mínimo y el auge del subempleo, por medio de dar muerte al embrión humano en sus primeros estadios de desarrollo. Pero también a la tendencia a tomar como materia prima de negocios biotecnológicos a los embriones humanos creándolos, sea por clonación o por fecundación in vitro, con el objetivo de sacrificarlos para obtener un rendimiento. Por supuesto, los comunistas estamos radicalmente en desacuerdo con estas prácticas porque son inadmisibles.

Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que es una constante en el capitalismo avanzado que, llegado un país a un nivel concreto de caída de la ganancia media, para disminuir el Salario Mínimo, – es decir, para elevar la ganancia en este caso eliminando la porción dedicada a la procreación del obrero, y dejando únicamente la dedicada a la conservación de su fuerza de trabajo -, amplias fracciones directivas del capital, burguesas y de las clases medias, pasan a promover el abortismo y el neomalthusianismo. Externamente, sus movimientos político-sociales parecen revoluciones liberalizadoras, con atractivos discursos sobre derechos reproductivos de las mujeres trabajadoras, pero internamente son en esencia disminuciones del salario mínimo del obrero, – especialmente de los salarios de los obreros manuales con baja capitalización -, por debajo del nivel de la procreación.

No encontraremos, pues, la verdad del abortismo en las vibrantes arengas de la manifestación feminista de clases medias, convenientemente difundida por el aparato mediatico a todo espectro y multipantalla, sino en los cubos de basura de los barrios obreros en los que el cuerpo destruido de un feto humano nos aclarará, aunque ello nos horrorize, de qué estamos hablando cuando hablamos del abortismo y del resultado real del supuesto derecho a abortar.

Peor todavía; una vez se normaliza el aborto, con marchamo de legal y prestigio de liberador, cuando además con ello se desata la disminución del salario mínimo obrero, necesariamente tiene que masificarse y se masifica la práctica del aborto en el proletariado y forzosamente debe iniciarse y se inicia un proceso de retroalimentación en que la misma disminución del salario mínimo, ya sin la porción dedicada a la procreación, lanza a las mujeres al trabajo explotado por debajo del nivel de procreación, y deja sin medios de vida a… el bebé embrionario.

La natalidad baja, => el salario mínimo disminuye, => más tiempo proletario queda exento de la maternidad y paternidad =>, aumenta la oferta de fuerza de trabajo =>, el salario mínimo disminuye más, => y, así, si surge una concepción se aborta al humano embrionario, pues el salario mínimo no permite sostener la procreación…

No existiendo estos bebes embrionarios, puede bajar el salario mínimo aún más, con lo cual, se toman cada vez mayores medidas anti fertilidad para evitar eventuales nacimientos que ocurrirían sin base económica suficiente. Ello además dentro del espejismo de que los medios anticonceptivos son infalibles y de que ha habido una liberación de la sexualidad, en lugar de una liberalización erótica sino una simple hipererotización mercantil también funcional a la disminución del salario mínimo proletario.

A la par, el costo personal de las mujeres trabajadoras de obtener la movilidad social ascendente se encarece, la maternidad se retrasa, sumándose al desprestigio de la natalidad y a la cosificación del bebe embrionario. Así el abortismo va quedando instalado como uso y costumbre, legitimado políticamente y masificado socialmente. Y en esta dinámica estructural, de todos modos, si vuelve a haber una concepción, dado que el salario mínimo ya no incluye el rubro de la procreación la sombra del aborto estará estructuralmente cernida sobre ese embrión proletario. Simultaneamente, los medios de entretenimiento se diversifican y eclosionan, así en cada nuevo ciclo de este bucle de retroalimentación descendente propio del régimen salarial-reproductivo antifertilidad, vuelve a aparecer omnipresente la solución del abortismo.

Estamos pues ante un proceso estructural de retroalimentación de disminución del salario mínimo proletario, concatenado con la tendencia decreciente de la ganancia media, cuyo engranaje clave es, finalmente, el abortismo y su superestructura adhoc.

Los comunistas conscientes no podemos hacer como que desconocemos este proceso económico estructural de la relación salarial, y sus implicaciones políticas, teóricas y culturales así como la horrible situación biopolítica en que queda ubicado el proletariado, por décadas, especialmente todo el proletario que está en la primera edad, cuando se normalizan, legitiman y legalizan el aborto y el abortismo en condiciones capitalistas.

Por otra parte, para aclarar posiciones en relación con la supuesta prerrogativa maternal a abortar, afirmo que la negación de la existencia de un derecho general a abortar de las madres a sus hijos no es una exclusiva de la Iglesia Católica, pues se puede (y además se debe si también se es comunista) ser ateo y estar en contra de semejante falso derecho, lo que afirmo en base a tres principios comunistas elementales:

  • A/ El Principio de Igualdad entre seres humanos; ¿cómo puede haber igualdad ninguna cuando a unos seres humanos, con la aquiescencia colectiva, se les última echando sus cuerpos destrozados a cubos de basura mientras a  pocos metros a otros seres humanos de similar condición se les suministra todo tipo de medios positivos y atención social para que prosperen? Si esto no es el Triunfo de la Desigualdad más absoluta ¿qué lo es?
  • B) El Principio de Reciprocidad entre seres humanos, puesto que la voluntad de la madre – cuando realmente la haya – de dejar de ser madre choca con el principio de no hacer a otro lo que no se quiere que le hagan a uno.
  • C) El Principio de Libertad de los seres humanos, en relación con la autodeterminación del ser humano como libre individualidad en desarrollo, cuya necesidad de protección también asiste y con mayor razón al bebé embrionario que a la madre.

Errare humanum est, pero con la masa de información científica disponible en la actualidad, y la capacidad de profundización en relación al contenido y las implicaciones de dar muerte a los seres humanos en sus primeros estadios de desarrollo que tenemos hoy en día, los comunistas no podemos insistir en el error de apoyar el abortismo, ser negligentes ante las actividades políticas intensamente anti proletarias de las clases medias y la burguesía neomalthusianas, y no informar al proletariado del verdadero calado, historia e implicaciones de la cuestión del abortismo y del aborto en términos de clase.

En lo que sigue voy a analizar la cuestión de la natalidad y su negación pro abortista a la luz de las posiciones en el marxismo clásico y en el movimiento proletario en general, hasta nuestros días:


Las posiciones estratégicas anti malthusianas de Marx

Marx y Malthus
Conviene aclarar, antes de proseguir con la exposición de los hechos históricos que dieron en la masificación del abortismo en el siglo XX y el siglo XXI, las posiciones de Marx en relación con la natalidad proletaria.

En 1849 Marx se vio obligado a emigrar exiliado a Londres con su mujer embarazada y sus tres hijos, donde quedó sumido en la pobreza sobreviviendo con la ayuda de Engels. Entre 1850 y 1855, en ese periodo de pobreza, a la pareja Karl y Jenny se les mueren tres hijos por convulsiones, bronquitis y tuberculosis. Sobre la muerte de su hijo Guido, Marx escribió en una carta de noviembre de 1850 a Engels que “el pobre niño ha sido un sacrificio a la miseria burguesa”.(1)

Ya entre 1857 y 1858, en el Cuaderno IV de los Gründisse, Marx, en el epígrafe dedicado al estudio de la sobrepoblación,(2)”, rebate a Malthus aclarando que “Malthus trasforma los límites inmanentes históricamente mutables del proceso de reproducción humano en barreras externas; las cortapisas externas de la reproducción natural en límites inmanentes o leyes naturales de la reproducción”.

La línea de choque de Marx con los teóricos burgueses y de clases medias (funcionariado, fracciones de técnicos, pequeña burguesía y aristocracia obrera) en relación con la natalidad proletaria se fundamentaba en la negación de la existencia de una sobrepoblación absoluta en el capitalismo, en contra de las teorías de Malthus respecto al supuesto Principio de la Población. Lo que estaba (y está) en juego en ese eje teórico era (y es) el reparto del plusproducto entre clases y fracciones de clases.

En febrero de 1865 Marx se refiere a la obra de Malthus sobre “El principio de la población” como “plagio” (a Steuart) y “libelo contra el género humano”.(3)

En 1867, en el capítulo de El Capital dedicado a la producción de plusvalía absoluta y relativa (4), Marx escribe:

No hemos de negar a Malthus el mérito que le honra de hacer hincapié en la prolongación de la jornada de trabajo, fenómeno que estudia directamente en otro pasaje de su panfleto, mientras que Ricardo y otros, enfrentándose con los hechos más clamorosos, toman por base de todas sus investigaciones la magnitud constante de la jornada de trabajo. Pero, los intereses conservadores a que estaba esclavizado Malthus le impedían ver que la prolongación desmedida de la jornada de trabajo, combinada con el desarrollo extraordinario de la maquinaría y la explotación del trabajo de la mujer y del niño, tenía forzosamente que dejar “sobrante” a una gran parte de la clase obrera, sobre todo tan pronto como cesasen la demanda de guerra y el monopolio inglés del mercado mundial. Naturalmente, era mucho más cómodo y servía mucho mejor a los intereses de las clases gobernantes, a quienes Malthus idolatraba como un verdadero clérigo, ir a buscar la causa de esta “superpoblación”, a las leyes eternas de la naturaleza, que no explicarla por las leyes naturales puramente históricas de la producción capitalista.”

En la Ley General de la Acumulación de Capital, comenta sobre el cinismo capitalista de imponer la sobrepoblación relativa obrera pero clamar por aplicar medidas malthusianas, en critica a la capitalista, y socióloga burguesa pionera ‘feminista’ malthusiana, Harriet Martineau:

Habiendo establecido así claramente que la acumulación capitalista no puede prescindir de una sobrepoblación obrera, la economía política se dirige a los supernumerarios, arrojados a la acera por el exceso de capital que han creado, estas palabras llenas de gracia, apropiadamente atribuidas para modelar fabricantes: “Nosotros los fabricantes, hacemos todo lo posible por usted; Depende de usted hacer el resto, al proporcionar su número a la cantidad de medios de vida. “.(5)

Nada de esto hizo mella en los socialdemócratas ni en sus compañeros comunistas. Entre abril y mayo de 1875, Marx se vio obligado a hacer una crítica radical al Partido Obrero Alemán por su completa rendición teórica y política a los lassalleanos en el programa de su alianza con la Asociación General de Trabajadores de Alemania de los lassalleanos, en el PSOA (Partido Socialista Obrero Alemán, luego SPD), crítica escrita en Glosas Marginales al Programa del Partido Obrero Alemán (Crítica al Programa de Gotha). En este crucial texto, pasados ya siete años de la publicación del Primer Libro de El Capital, Marx crítica a la asunción de los comunistas alemanes de la teoría lasalleana de la Ley de Bronce del salario por su fundamentación en la teoría errónea de Malthus sobre la población:

(…) si admito la ley (*de Bronce del salario) con el cuño de Lassalle, y por tanto en el sentido lassalleano, tengo que admitirla también con su fundamentación. ¿Y cuál es ésta? Es, como ya señaló Lange poco después de la muerte de Lassalle, la teoría malthusiana de la población (predicada por el propio Lange)[8]. Pero, si esta teoría es exacta, la mentada ley no la podré abolir tampoco, aunque suprima yo cien veces el trabajo asalariado, porque esta ley no regirá solamente para el sistema del salario, sino para todo sistema social. ¡Apoyándose precisamente en esto, los economistas han venido demostrando, desde hace cincuenta años y aún más, que el socialismo no puede acabar con la miseria, determinada por la misma naturaleza, sino sólo generalizarla, repartirla por igual sobre toda la superficie de la sociedad!(6)

Años antes, en relación con la cuestión de la mortalidad infantil, también en el otro crucial texto teórico, categorial en su obra, antes mencionado, La Ley General de la Acumulación de Capital, Marx escribió:

Ya hemos hablado de la degeneración física de los niños y jóvenes, de las mujeres obreras a quienes la maquinaria somete a la explotación del capital, directamente en las fábricas que brotan sobre la base de las máquinas, e indirectamente en todas las demás ramas industriales. Por tanto, aquí solo nos detendremos en un punto: la enorme mortalidad de niños de obreros en edad temprana. En Inglaterra hay 16 distritos en los que, de cada 100,000 niños que nacen mueren al cabo del año, por término medio, 9.000 (en uno de estos distritos, la cifra media es de 7.047 solamente), 24 distritos en los que la cifra de mortalidad es superior a 10.000, pero inferior a 11.000; 39 distritos, en los que oscila entre 11.000 y 12.000; 48 distritos en los que excede de 12.000 sin llegar a 13.000; 22 distritos en los que excede de 20.000; 25 distritos en los que la mortalidad rebasa la cifra de 21.000; 17, en los que excede de 22.000; 11, en los que pasa de 23.000; en Hoo, Wolverhampton, Ashtonunder–Line y Preston, la mortalidad infantil pasa de 24.000; en Nottingham, Stockport y Bradford, rebasa la cifra de 25.000; en Wisbeach, la de 26.000 y en Manchester la de 26.125. (42) Según demostró una investigación médica oficial abierta en 1861, estas elevadas cifras de mortalidad se deben principalmente, si prescindimos de circunstancias de orden local, al trabajo de las madres fuera de casa, con el consiguiente abandono y descuido de los niños, alimentación inadecuada e insuficiente de éstos, empleo de narcóticos, etc., aborrecimiento de los niños por sus madres, seguido de abundantes casos de muerte provocada por hambre, envenenamiento, etc.”(7)

Por aborrecimiento de las madres se refiere Marx al abandono de los niños y a los infanticidios secretos. Engels dedica una nota (la 43) a aclarar a que se está refiriendo Marx, describiendo la crueldad de las madres caídas en depauperación moral de clase, y en otra nota Marx describe la situación de minusvalía física de por vida en que quedaban los niños a quienes se suministraba opio durante la jornada laboral de las madres. El análisis de Marx, en convergencia con Engels, veía en estas situaciones horribles uno de los productos de la depauperación moral del proletariado en las condiciones de explotación, extensible con otras formas a toda formación socio-económica capitalista, pero la distinguía de la degeneración intelectual que las naturalizaba.

Esto es, que entre las causas que llevaban a Marx a rechazar el modo de producción capitalistas se encontraban precisamente este tipo de situaciones y callejones sin salida contra el desarrollo humano en una clase social, el proletariado, en lo que se distingue radicalmente del reformismo y la socialdemocracia. Pero incluso el reformismo que proponía reformar al capitalismo ha sido superado, desde el auge del movimiento neomalthusiano, con el reformismo que se lanza a reformar al proletariado como mera materia humana desechable precisamente para no reformar al capitalismo, el cual ciertamente es irreformable, como demuestra este cambio cualititativo en la socialdemocracia.

La crítica de Marx a los regímenes salariales-procreativos del siglo XIX

Entre el tercer tercio del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, durante la primera industrialización (que la convención liberal ha universalizado con la denominación de revolución industrial) el auge de las manufacturas inglesas llevó a los fabricantes a buscar fuerza de trabajo con la mayor premura codiciosa, ello lanzo a las mujeres del proletariado y campesinado a ampliar el número de hijos dado el auge de la demanda de trabajo infantil en las fabricas. Se ampliaba el salario familiar pero a costa de provocar reducciones del salario mínimo proletario en los siguientes ciclos de retroalimentación y circulación del capital.

A más hijos trabajadores desde niños, mayor salario controlado por el cabeza de familia, pero más oferta de fuerza de trabajo infantil, así más disminución estructural del salario mínimo y mayor búsqueda de compensación de esa disminución mediante la ampliación, otra vez, de la familia, teniendo más hijos, y el adelantamiento de la incorporación de los niños al trabajo infantil. Ese régimen salarial-procreativo fue combatido por el movimiento obrero.

Precisamente en La Ley General de la Acumulación de Capital, Marx aclaró con toda exactitud la naturaleza del proceso de reproducción humana del proletariado en el capitalismo:

 “De hecho, no sólo la masa de los nacimientos y defunciones, sino también la magnitud numérica de las familias se halla en razón inversa a la cuantía del salario, es decir, de la masa de medios de vida de que disponen las diversas categorías de obreros. Esta ley de la sociedad capitalista sonaría a disparatada entre salvajes, e incluso entre los habitantes civilizados de las colonias. Es una ley que recuerda la reproducción en masa de especies animales individualmente débiles y perseguidas.”(8)

Con otras palabras, el tamaño de la familia se ajusta a las necesidades de la acumulación de capital.

Este es el topos del abortismo que nuestros ex compañeros ex comunistas no quieren ver ni les interesa políticamente ver hoy, cuando no son los niños de 10, 8, 6 e incluso cinco años sino los bebés embrionarios los atrapados en la peculiar dinámica de las estructuras de la acumulación de capital del capitalismo tardío, y, debido a ello, en la contradicción de clase entre el proletariado y el capital, expresada en la ideología malthusiana legitimadora del abortismo como forma política del régimen salarial-procreativo en el proletariado.

La novedad actual es el cómo se ajusta el tamaño de las familias y la reproducción del proletariado. Si en la época de Malthus la alta mortalidad infantil producto de la pobreza causada por la expropiación, la explotación y la marginación, se naturalizaba y justificaba en base a la teoría del Principio de Población de Malthus, eludiendo invertir el plusproducto en esa reproducción y/o reducir o erradicar la explotación, al par que se animaba la natalidad para incorporar fuerza de trabajo infantil y femenina al proceso de producción, – lo que, como hemos visto, reducía el salario por el aumento de la oferta de fuerza de trabajo, en este caso femenino e infantil, y forzaba un nuevo ciclo de tendencia al incremento de la progenie, más numerosa cuanto antes mejor para ajustarse a las oscilaciones y niveles salariales -, cuando ese modelo de acumulación, fundamentado en el monopolio mundial que tomaron los fabricantes ingleses, comenzó a perjudicar al funcionariado y a los terratenientes, es cuando Malthus y sus seguidores comienzan a fomentar el peligroso camino de “ajustar” conscientemente el tamaño de las familias proletarias a los requerimientos del capital y culpabilizar al proletariado industrial, y no a la relación salarial, de la depauperación que padecía.

El capital aparecía dividido entre pro natalidad, realmente despiadados, y anti población, quienes llegarían a superar a los anteriores.

La lectura de la situación realizada por el proletariado internacionalmente organizado en la I Internacional consistió en poner a la defensiva al capital, forzándole a acumular en plusvalía relativa y no en plusvalía absoluta, a través de la histórica campaña por las 8 horas, por el fin del trabajo infantil y de la explotación industrial de las mujeres proletarias. Al par que se buscaban las vías revolucionarias para suprimir la relación salarial.

La posición de Marx fue la de crítica al malthusianismo y crítica al trabajo asalariado infantil y de las madres, que no a la natalidad proletaria.

En la Crítica al Programa de Gotha, en el asunto de la crítica a la Ley de Bronce del salario, aparentemente inocua, Marx demostró tener una visión superior de las implicaciones estructurales de la relación salarial en los regímenes procreativos del proletariado, incluyendo no únicamente los modelos de acumulación de capital concretos sino también las implicaciones histórico-estructurales como una totalidad en desarrollo, con sus ricas alternativas, pero bajo una propensión reformista malthusiana hacia las mayores vilezas sociales, como se ha vuelto a comprobar con el régimen salarial-procreativo neomalthusiano comtemporáneo que en nuestra época propulsa el abortismo.

La Ley de “Bronce” del salario

“Lassalle formuló su “ley de bronce” en estos términos:

La ley económica de bronce que, en las condiciones de hoy, bajo el poder de la oferta y la demanda del trabajo, determina los salarios, es ésta: el promedio de salario permanece siempre reducido a la indispensable subsistencia que por lo común necesita un pueblo para prolongar su existencia y para la reproducción.
Este es el punto en torno al cual oscila el salario diario real, sin poder aumentar demasiado ni rebajarse demasiado por mucho tiempo. El salario diario real no puede permanecer largamente por encima de este promedio, porque entonces el mejoramiento de la situación de los obreros conduciría a un aumento de la población obrera y con ello de la oferta de mano de obra, lo que rebajaría nuevamente el salario a su nivel anterior o incluso por debajo de éste.
El salario no puede, tampoco, quedar muy por debajo del nivel necesario de la subsistencia por largo tiempo, ya que entonces sucederían la emigración, el celibato y la abstención de procreación y finalmente, como resultado de la miseria, el descenso de la población obrera, lo que reduciría la oferta de mano de obra y haría subir el salario nuevamente a su antiguo nivel elevado. Así, pues, el promedio de salario real existe en constante movimiento alrededor de ese centro de gravedad: baja y sube, ora un poco por encima, ora un poco por debajo de ese nivel.

(Véase Libro de lectura para obreros, discursos de Lassalle en Francfort del Meno el 17 y el 19 de mayo de 1863, Ediciones
Hottingen-Z&uumlrich, 1887).

En resumidas cuentas; la misma doctrina malthusiana de Martienau; controlar vuestro número ajustándoos a las oscilaciones del mercado pero basándose en un supuesto índice de regresión a la media de los salarios en torno al salario de subsistencia. Lassalle reformulaba la ley de hierro del salario, en condiciones de mercados nacionales expansivos, pero Marx observaba la complejidad de la formación de los precios salariales en el salario mínimo de la clase, así mismo más compleja.

El salario mínimo ni tenía ni tiene limitaciones como un supuesto suelo salarial conteniendo el nivel de la procreación, mientras el capital disponga de una arena campesina exterior se beneficia de salarios mínimos en fuerza de trabajo poco potenciada mucho menores, dado que la capitalización se realiza al exterior del sistema del valor. Esto, durante los pulsos de expansión, si permite que existan los salarios “de subsistencia” en salarios mínimos conteniendo el nivel de la procreación, pero cuando se acaban la expansión y la inyección de fuerza de trabajo gratuitamente capitalizada en el campo, comienza a no funcionar.

La existencia de un término medio estructural de los niveles salariales, relativamente perennes, resultaba muy atractiva para los reformistas de clases medias, lanzados a forjar la futura socialdemocracia, y convergía con las solicitudes de la mayor parte de los capitalistas de ajustes del tamaño de la familia proletaria a los salarios, y no lo contrario, fuere a la baja o al alza, estando sin embargo asegurada la procreación lo que, además, con un acuerdo con el estado biskmariano, combinado con eventuales reducciones de fertilidad y expansiones del capital, quizá también permitiera una elevación del fondo de consumo proletario. Por esto Marx  tildaba a  esta “ley” de malthusiana.  Ya no se trataba de hacer la revolución comunista, sino que la revolución era sustituida por la lucha por reformas malthusianas, para permitir el autoajuste del tamaño de la familias a las necesidades del capital y las oscilaciones del salario, con ayuda del estado, dejando de lado la gravedad de las consecuencias de la universalización de la relación salarial en el proletariado.

Así, sobre estas teorías malthusianas del ajuste familiar a los salarios y no lo contrario, terminaría surgiendo la infame política de planificación neomalthusiana familiar, cada vez más estatalmente centralizada, lo que al llegar su momento histórico, ya desde hace medio siglo tras la revolución de colorines del 68, ha traído el hecho de masas de que una gran parte de la anterior mortalidad infantil, cuyas causas profundas en el proletariado no se combaten, haya sido desplazada hacia, o, mejor dicho, ocultada en la mortalidad prenatal por la vía del fomento del abortismo.

Por ejemplo, grosso modo, los 380.000 nacimientos anuales en el estado español y la mortalidad infantil durante el primer año de vida, correlacionados con los 100.000 embriones que anualmente son abortados quirurgicamente en esta fase, en su inmensa mayoría por causas económico-sociales carenciales (a un 98% si añadimos la de búsqueda de movilidad social ascendente o sacrificios pro consumo), reflejan, sin contar los abortados por píldora abortiva “del dia después”, una tasa de mortalidad infantil real no de 3 cada 1000 menores de un año sino del 340 cada 1000, el 34% de los menores de un año y prenatales… lo que queda en pie es que la mortalidad infantil no ha sido erradicada, ha sido ocultada y desplazada, en el proceso de disminución del salario mínimo proletario, al tiempo prenatal, a la vida intrauterina, pero la mortalidad infantil del capitalismo de los países “avanzados” es tan o más significativa en este siglo XXI que en el siglo XIX.

Por ejemplo, en Bostwana la mortalidad infantil en niños menores de 5 años es de 114/1000, pero en esta cifra no se engloba la mortalidad perinatal humana. Supongamos, grosso modo y por lo alto, dado que allí no se practica el abortismo, que son cien vidas quintianuales perdidas por cada mil embarazos más a causa de abortos espontáneos. En este caso, la mortalidad infantil integrada en los primeros 5 años y 9 meses de existencia allí sería de alrededor de 224 niños y bebes embrionarios por cada 1000 humanos concebidos (224/1000).

     En el estado español la tasa de mortalidad infantil antes de los cincos años es de 12/1000, pero si añadimos las muertes perinatales por abortismo que son anualmente como un 25% del total de los concebidos, y así, en esta media, de los humanos existentes menores de cinco años y 9 meses, en realidad tendríamos una tasa de mortalidad antes de cumplir los cinco años y 9 meses de existencia de entorno a 262/1000. Aunque si sumáramos los humanos embrionarios muertos como consecuencia de la pildora abortiva “del día después”, posiblemente sea mayor. Esto no es, desde luego, el reflejo estadístico de una Eficiencia Reproductiva sino de la Eficiencia Antiprocreativa de la industrialización neomalthusiana antifertilidad, en el régimen salarial, sin porción dedicada a la procreación en el salario mínimo de la mayor parte del proletariado, de tipo toyotista que ha preponderado durante el último medio siglo,

Aquí, sin ni siquiera saber esto, a causa de seguir estas erróneas teorías malthusianas y neomalthusianas, lo que se ha producido y se produce es el desplazamiento de la pobreza mortal, no su erradicación, hacia las espaldas de los más inermes, que pagan con su vida la estabilidad muelle del régimen capitalista neomalthusiano, eugenésico y darwinista social que padecemos. Este régimen salarial-procreativo es además defendido por la socialdemocracia con uñas y dientes, presentándolo como un logró histórico del liberalismo capitalista y la supuesta liberación de la mujer, invisibilizando la gravedad mortal, en rango de extinción masiva de líneas genéticas humanas, que tiene para el proletariado.

La conclusión es que el triunfo del reformismo en su protección lacaya del capital en su conjunto y muy especialmente el de tendencia malthusiana lo pagan esos seres humanos con sus existencias, en lo que no es otra cosa que la más sangrante expresión contemporánea de la depauperación absoluta del proletariado.

Y otra conclusión es que, al contrario de lo que las diversas corrientes de la socialdemocracia sostienen, este desenlace de hegemonía malthusiana y neomalthusiana en el siglo XX sobre la reproducción y la procreación proletarias se ha basado en la negación de las ideas y teorías de Marx, que son estas:

Después de la muerte de Lassalle, se había abierto paso en nuestro Partido la concepción científica de que el salario no es lo que parece ser, es decir, el valor, o el precio del trabajo, sino sólo una forma disfrazada del valor, o del precio de la fuerza de trabajo. Con esto, se había echado por la borda, de una vez para siempre, tanto la vieja concepción burguesa del salario, como toda crítica dirigida hasta hoy contra esta concepción, y se había puesto en claro que el obrero asalariado sólo está autorizado a trabajar para mantener su propia vida, es decir, a vivir, en la medida en que trabaja gratis durante cierto tiempo para el capitalista (y, por tanto, también para sus combeneficiarios en cuanto a la plusvalía); que todo el sistema de producción capitalista gira en torno a la prolongación de este trabajo gratuito alargando la jornada de trabajo o desarrollando la productividad, o sea, acentuando la tensión de la fuerza de trabajo, etc.; que, por tanto, el sistema del trabajo asalariado es un sistema de esclavitud, una esclavitud que se hace más dura a medida que se desarrollan las fuerzas productivas sociales del trabajo, esté el obrero mejor o peor remunerado. Y cuando esta concepción viene ganando cada vez más terreno en el seno de nuestro Partido, ¡se retrocede a los dogmas de Lassalle, a pesar de que hoy ya nadie puede ignorar que Lassalle no sabía lo que era el salario, sino que, yendo a la zaga de los economistas burgueses, tomaba la apariencia por la esencia de la cosa!

GLOSAS MARGINALES AL PROGRAMA DEL PARTIDO OBRERO ALEMAN. Parte II. K. Marx

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/critica-al-programa-de-gotha.htm

Esa autorización al obrero “a trabajar para mantener su propia vida” no incluye el nivel de procreación en el salario mínimo, y a medida que la tasa de ganancia media baja, y se encarece el costo de la conservación de la fuerza de trabajo en los periodos de bajada del ciclo industrial, al par que surge la Robotización, se condiciona el salario mínimo (con independencia de su remuneración alta o baja) incluso en su conservación.

El abortismo, por tanto, no es un punto de llegada sino el punto de salida de la siguiente ronda de elevación de la cuota de explotación y del grado de cosificación impuesta por las relaciones sociales de producción de este tipo de esclavitud que es el capitalismo. Lo que hoy se muestra con el rostro más horrible de la explotación del Hombre por el Hombre cuando se procrean seres humanos, clonándolos, solo para sacrificarlos y emplear sus tejidos y células, o información biológica, hacia docenas de millones sino más, como materia prima de nuevas mercancías, constituyendo la nueva forma extrema del abortismo, la bioindustrializada.

Esto es, mediante la técnica de fecundación in vitro, o sea, óvulos fecundados en un recipiente de vidrio se han traído al mundo cuatro millones de personas en el último medio siglo, en los mercados de fertilidad humana artificial. Pero, por cada vida humana traída al mundo quizá dos más han sido desechadas, no solo las inviables sino también las sobrantes. Por tanto, en torno a 8 millones de embriones humanos producidos para el mercado pero que han devenido han sido sacrificados por la tecnocracia eugenésica.(19)

Una vez el embrión humano no es reconocido como único propietario de sí mismo, de su ser inalienable, ante la madre, no es reconocido tampoco ante nadie como propietario de sí y su propia persona, estamos ante la mayor impugnación de las libertades personales y la mayor cosificación que ocurre en nuestra época, pero si no lo conseguimos remediar esto es el punto de salida de una cosificación de la Humanidad aún más nazifascista  en lo próximo venidero. ¿Se puede ser marxista, comunista, anarquista o libertario, y apoyar, a la vez, esta monstruosa explotación del Hombre por el Hombre? ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?

Continua >>>


La transformación del marxismo en neomalthusianismo a manos de la socialdemocracia

Neomalthusianismo
Tras la lucha teórica de Marx contra el malthusianismo y las tendencias malthusianas de la socialdemocracia, quedaban varias cuestiones que no se habían abordado. Por ejemplo, Marx no tocó otra cuestión crucial en el análisis del aborrecimiento de las madres a sus niños, cual es el abortismo masculino, de segundo grado, aquel que se produce cuando los padres abandonan en el desamparo a los hijos que ellos mismos han procreado.

Así mismo, los prejuicios burgueses que se encuentran en el rechazo al “bastardismo”, que si es cierta la atribución de su paternidad extramatrimonial el mismo Marx padeció, no serán abordados hasta décadas después en la leyes noruegas de familia y en el primer código de familia soviético. E igualmente, Marx se enfocaba en las limitaciones impuestas por las condiciones de explotación pero no podía ver el posterior desarrollo técnico aplicado por el capital al proceso de reproducción humana, en la renovación laica que iba a producirse del neomalthusianismo.

Hacia finales del siglo XIX la corriente burguesa malthusiana es reelaborada crecientemente por elementos de clases medias, liberales y socialdemocratas (*Los Bulffi, Hartmann, Sanger et al). Su principal propuesta regeneradora del malthusianismo es la separación (ideológica) del Sexo y la Procreación, lo cual es imposible, por lo que se encubría en este marketing era, en realidad, la separación del placer sexual y la procreación. Toneladas de literatura nos informan de la promesa de inocuidad y supuesto gran beneficio de esta separación, pero esa separación quirúrgica formalista, esa abstracción de la procreación y el placer de la procreación es, – además de mentira, pues se anula y suprime la sexualidad transformándola en erotismo -, es algo más que una construcción social, es lucha de clases. El cambio de paradigma, desde el prometeico revolucionario proletario al mefistofélico reformador de clases medias, iba a ser impresionante pero oculto entre brumas.

Paul Robin, autotitulándose anarquista, lideró en París en 1880 la formación del primer centro de “planificación familiar”, dando comienzo a la reelaboración de las posiciones de Malthus, el cual predicaba ajustar el tamaño de las familias mediante la contención sexual. Pero los neomalthusianos eliminaban esta cortapisa y ponían manos a la obra desencadenando un movimiento internacional de clases medias orientado a dotar socialmente de medios de ‘ajuste familiar’ de las familias. Por supuesto, llueven subvenciones y apoyos a este nuevo paradigma de segunda generación de lo que en el fondo es el inicio de la subsunción real de la reproducción biológica del proletariado, y un nuevo ciclo de desarrollo del malthusianismo, esta vez con ramales darwinistas y eugenésicos entre los cantos de sirenas de la socialdemocracia y el feminismo burgués.

Las dos figuras políticas femeninas más significativas en el impulso a la masificación del abortismo fueron, durante la primera mitad del siglo XX, Margaret Sanger (*Margaret Sanger era racista, clasista y apoyaba la eugenesia y la esterilización de pobres pero no hasta el punto de apoyar el aborto como a continuación han hecho sus seguidores). Las dos figuras femeninas más influyentes en la expansión del neomalthusianismo fueron, durante la primera mitad del siglo XX, Margaret Sanger y Alexandra Domontovich.

Estas dos mujeres tuvieron respectivamente el apoyo político de dos de los hombres más influyentes del siglo XX, Nelson Rockeller y Vladimir Ulianov, Lenin. Aun cuando las dos aparecen como grandes figuras del feminismo, en realidad sus principios políticos rectores se fundamentaron en dos filosofías políticas muy distintas al feminismo. Sanger defendió el capitalismo liberal, adaptando el neomalthusianismo a ello. Y Domontovich, que hizo suyas las posiciones neomalthusianas, defendía la socialdemocracia rusa, apoyando a y apoyándose en Lenin.

Lenin y Rockefeller encarnaban, a su vez, los dos grandes proyectos desarrollistas del siglo XX; Rockefeller la globalización del capitalismo occidental a partir del potente monopolio financiero-industrial estadounidense y el gran área de influencia anglosajona, sobre la idea del liberalismo y la democracia. Y Lenin, imponiéndolo por métodos revolucionarios, terminó encarnando un desarrollismo del capitalismo nacional ruso de dimensiones colosales a través de la instauración de un estado socialista, sobre el ideal del comunismo y la liberación del proletariado, un desarrollismo capitalista que sirviera de trinchera en una lucha anti imperialista a las poblaciones no occidentales de todo el orbe, a la espera de la revolución mundial.

Margaret Sanger en los EEUU, recopilando toda la experiencia anterior, montó la farsa de los derechos reproductivos sobre la base de que la mujer pudiera “decidir si deseaba tener hijos, cuándo y cuántos”, eludiendo la cuestión del ajuste sistémico del tamaño familiar que determinaba – y determina – la acumulación de capital. Fundó en 1916 una red de Planificación Familiar en los EEUU, con el objetivo de fomentar la esterilidad en el proletariado. De esa industria, Michael Baker escribe que “Desde el primer día de su inicio en octubre de 1916, Planned Parenthood ha sido un aliado idóneo en la guerra maltusiana del capitalismo contra los seres humanos” (9). Esta celestina, apoyada por magnates como J. P. Morgan, William K. Vanderbilt, Thomas Lamont y Otto Kahn implanta una red política para actuar sobre las mujeres proletarias que conduciría posteriormente a desplegar una enorme red de abortaderos en los barrios proletarios de los EEUU y en todo el mundo, cuyo despliegue organizativo e infraestructura que al parecer fue dirigido por el padre del actualmente autonombrado, filantrópicamente, ministro de salud mundial, W. Gates III.

Hasta es fácilmente comprensible que las clases medias y el capital financiero-industrial, alrededor del malthusianismo, el liberalismo y la socialdemocracia, hayan degenerado en adoctrinar a la madres proletarias, por medio del agit prop a toda escala, contra la concepción humana, y en favor del fomento de la esterilización y el abortismo de proletarios a escala industrial.

Lo impresionante y menos fácil de entender es que el conjunto de los autotitulados marxistas y comunistas callen, apoyen, difundan esa propaganda, animen a la contracepción por aborrecimiento, en lugar de combatirla, y oculten el deshaucio de embriones humanos por centenares de millones del único lugar en que pueden seguir existiendo, y hasta lo animen amparándose en “los derechos de la mujer”. Olvidan la directiva de Marx a los delegados de la I internacional: “Hay que defender los derechos de los niños y los jóvenes, ya que ellos no pueden hacerlo por si mismos.”(10) Menos aún pueden hacerlo los embriones humanos en la trama burocrática del malthusianismo laico, mucho más criminal aún que el malthusianismo religioso del mismo Malthus.

En 1913, Lenin, criticando las posiciones neomalthusianas del Congreso de Médicos de Pigoroz sobre la práctica del aborto, se declara enemigo incondicional del neomalthusianismo, esto es, del empleo de métodos anticonceptivos y de la idea de renuncia a los hijos para eludir la pobreza, pero partidario de despenalizar el aborto, “en defensa de los derechos elementales de los ciudadanos”, categoría donde no incluía a los embriones humanos.

Allí Lenin nos informa de los “progresos”, maliciosamente inflados por la propaganda nazi-abortista de la época, que los neomalthusianos estaban haciendo en Nueva York y Paris de lo avanzado del proceso neomalthusiano de generalización del abortismo para presentarlo como socialmente normalizado: “En Nueva York, se realizaron 80,000 abortos en un año y hay 36,000 abortos cada mes en Francia. En San Petersburgo, el porcentaje de abortos se ha más que duplicado en cinco años” (11). Evidentemente era mentira, pero Lenin mordiendo el anzuelo creyó esa mentira y no acertó a ponerse en guardia. La táctica de inflar las cifras de abortados es muy habitual, busca la relativización del acto de abortar, y hoy en día, un siglo despues sigue siendo empleada por los neomalthusianos en cada lugar en que realizan sus campañas pro abortismo.  En cambio, cuando se masifica realmente prefieren poner sordina a la denuncia de esa masificación que no es otra cosa que el medio solucionar la cuestión social por medio de eliminar a los pobres.

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Alexandra Domontovich


Dos años después, la socialdemócrata Alexandra Domontovich, hija de un general cosaco y de familia terrateniente por parte de madre, que casada con su primo mantuvo el apellido de casada por las resonancias de una antigua propiedad de la familia en Finlandia, y quizás para no parecer cosaca, elabora un informe sobre el seguro de maternidad para el ala menchevique de la socialdemocracia rusa en la Duma zarista, en el que sostiene que:

El intento de preservar las antiguas obligaciones de la familia sobre la base de su forma pasada de moda tiene las consecuencias más lamentables altamente perjudiciales para los intereses de toda la sociedad: conduce a la disminución deliberada de la tasa de natalidad y aumenta la mortalidad infantil”.(12)

Esto es, la mortalidad infantil no sería ocasionada por la distribución del plusproducto en la acumulación de capital ni un problema de salario y medios de producción, como en el marxismo, sino que a juicio de ese informe, el problema sería la familia. Afirma que la familia perjudica a la sociedad ¿por qué entonces dar un subsidio de maternidad? No para sostener a la familia sino para despiezar la familia porque ‘perjudica los intereses de toda la sociedad’ con su mortalidad infantil. Esta retroaccionaria, añade una nota de autoridad del Doctor Kaspar Schmidt que sostiene lo siguiente:

“El principio de colocar la carga económica de la crianza de los hijos sobre los hogares privados responsables de traerlos físicamente al mundo “, dice el doctor Schmidt,” es tan irrazonable, una idea tan loca … que nuestros descendientes serán totalmente incapaces de entender la perspectiva de una época en la que este principio parecía normal y evidente por sí mismo “.

Sin embargo durante dos millones de años esa ha sido la forma de reproducción humana, los núcleos familiares tenían la carga económica de la crianza de los hijos, lo que no tenían era la carga económica de la acumulación de capital, sea este estatal o privado. Esto es, Kollontai, – o mejor dicho, Schmidt invertía doblemente los términos del problema tal y cómo los había aclarado Marx en La Ley General de la Acumulación de Capital, y del objetivo de combatir la mortalidad infantil y los tormentos de explotación -, gira hacia “El seguro de maternidad como base de una orden sexual maternal-polígamo “, que es como se titula el trabajo que articula la posición que Kollontai lanza a los mencheviques para que estos lo defiendan en la Duma, como “los intereses de toda la sociedad”. El futuro de los embriones humanos en la URSS durante dos décadas se iba a dirimir en base a estas dos posiciones, que no son marxistas.

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La explosión del abortismo legal en la URSS


El Código de Familia o Código de Leyes de la república Soviética Rusa relativo al Estado Civil y las relaciones Domésticas, fue decretado por el Comité Ejecutivo Central de Rusia (13). El primer objetivo era separar la Iglesia del Estado. Ya no habría que acudir a la iglesia para casarse sino a una oficina. El patriarcado rural tradicional es abolido, y se extienden los derechos de descendencia, proscribiendo el bastardismo, esto es, legitimando los hijos extramatrimoniales. El abortismo masculino, en segundo grado o por desamparo, es penalizado, se instaura el divorcio de mutuo acuerdo o a petición de cualquiera de los cónyuges y se abole el derecho de herencia. La abolición del derecho de herencia por parte de una burocracia estatal contiene la contradicción de que, en ausencia de un desarrollo de las fuerzas productivas paralelo a ese paso, la propiedad queda en manos de esa burocracia en forma de propiedad estatal, que no tiene derecho a la herencia, con lo cual su tendencia nueva es a hacer de la posición burocrática hereditaria. Por esto, y por el énfasis en los registros de control demográfico y de la natalidad, a este cambio hay que entenderlo como un golpe de mano de una fracción de las clases medias, especializada en oficios burocráticos, en el vació generado por la caída de la burguesía tras la Revolución de Octubre.

Por supuesto, excepto esta última medida, todas las demás estaban siendo instauradas en los países capitalistas centrales, como reconocerá años después la misma Domontovich:

“Porque nuestra ley de matrimonio soviético, separada de la Iglesia, sin duda, no es esencialmente más progresista que las mismas leyes que, después de todo, existen en otros países democráticos progresistas. El matrimonio, el matrimonio civil y aunque el hijo ilegítimo [165]colocado a la altura legal con los legítimos, [166]en la práctica una gran cantidad de la hipocresía y la injusticia todavía existe en esta área. Cuando uno habla de la “inmoralidad” que supuestamente propagaron los bolcheviques, basta con someter nuestras leyes matrimoniales a un escrutinio detallado para señalar que en la cuestión del divorcio estamos a la par con América del Norte, mientras que en la cuestión del hijo ilegítimo tenemos[167]progresó hasta los noruegos. ”(14)

Pero el Código Civil Soviético si era una novedad, no en cuanto a la defensa del abortismo en el proletariado por parte de la intelectualidad neomalthusiana al servicio de la burguesía monopolista industrial, como en los EEUU, los neomalthusianos en Francia o la Federación para la maternidad y la Reforma Sexual (Asociación de Protección de la Madre) alemana, sino en cuanto a la legalización del abortismo.

En los meses de abril a julio de 1920, el Departamento para el trabajo entre la Mujer del Partido Comunista organizó tres reuniones con representantes del Comisariado del Pueblo de Salud Pública y su División para la Protección de la Maternidad y la Infancia para discutir la cuestión del aborto. Las reuniones se llevaron a cabo el 14 de abril, el 2 de junio y el 3 de julio de 1920. La mayoría de los asistentes fueron favorables a legitimar el aborto, excepto un representante del Comisariado de Justicia, N.A. Cherliunchakevich, que argumentó que el aborto debía seguir siendo un acto criminal que solo sería permitido por una comisión especial, ya que el orden soviético no debía apoyar nada que pudiera conducir a “la destrucción del embarazo”. Yevgeni Preobrazhensky apoyó dicha noción, llamando a crear “tribunales sociales” especiales para decidir en qué casos debía practicarse el aborto.(…)(20)

Finalmente, tras las reuniones de los meses de abril a julio de 1920, se hizo un decretó sobre el cuidado de la “salud femenina” que estableció la gratuidad y el carácter libre del aborto.

La población del Imperio Ruso era de 178 378 800 habitantes censados en 1914. Si se suma el número de los muertos causados por I Guerra Mundial Interimperialista en el Imperio Ruso, (1914-1918), – que se sostiene fueron entre 7 y 17 millones de personas -, y los causados por la Guerra Civil Rusa, entre 1918 y 1923, – que se habla fueron 10 millones de personas -, el resultado es que casi el 10% de la población murió, a lo que habría que añadir la mortalidad natural de la población. Pero la mayoría de esos muertos fueron hombres, quizás en una proporción de cinco a uno, o más.

El decreto de la liberación del abortismo no hay que entenderlo pues como una “liberación” de la mujer sino como una medida política económica de guerra para lanzar a las mujeres en masa a la producción y el desarrollo industrial acelerado. Por un lado, el interés de Lenin en el desarrollo acelerado de la producción industrial, por otro los planes fundamentalmente neomalthusianos, aunque también anti monogámicos, de Kollontai, esta convergencia política facilitó que el abortismo fuera introducido en la posguerra mundial y civil en la URSS.

El abortismo alcanzó y superó los niveles de mortalidad infantil anteriores, llegando a concluir uno de cada tres embarazos en Moscú en aborto, pues se empleaba el aborto como forma contraconceptiva. 16 años después, mediando un debate público y social, fue prohibido el aborto, a excepción de los casos de enfermedad del embrión, pues las condiciones en que había quedado la población eran insostenibles. Pero, el capital internacional ya había tomado nota de semejante experiencia.

“(…) Y Hitler se había referido al tema de la raza en los siguientes términos en sus entretenidas conversaciones de sobremesa, alrededor de la copa y el puro y en la entrañable compañía de sus más “queridos colaboradores” e íntimos:

“Si cualquier idiota tratara de oponerse a la utilización de métodos abortivos puestos en práctica en los territorios del Este, yo, personalmente, lo haría fusilar. Dada la abundancia de niños de esas poblaciones, nos interesa que las mujeres y las muchachas se hagan abortar lo más posible.

“Como es natural no tenemos ningún interés en el crecimiento de la población no alemana”.

Siguiendo, pues, a rajatabla el “pensamiento” del Führer, Himmler enviará las órdenes más brutales a todos los “expertos raciales”, directamente encargados de eliminar los “elementos nocivos” en las naciones conquistadas.

Algunas de esas órdenes son tan “encantadoras” que no resisto la tentación de reproducirlas para ejemplo de ciegos sin remedio:
“Se deberá estimular para que aborten a las mujeres de esas regiones (se refiere concretamente a los países del Este de Europa). El ocupante alemán deberá desarrollar paralelamente un floreciente comercio de preservativos anticonceptivos.

No deberá prestarse a esas poblaciones asistencia médica ninguna (vacunas, intervención quirúrgica, etc.).

Convendrá desarrollar una intensa propaganda a fin de inculcar a esas gentes:

  • 1. Que es perjudicial tener muchos hijos.
  • 2. Que la vida de la mujer corre peligro con el parto.
  • 3. Que el aborto es beneficioso, recomendado e incluso “supervisado” científicamente.
  • 4. Que es deseable la esterilización voluntaria.

Por otra parte, no deberá combatirse la mortalidad infantil; las casas infantiles serán suprimidas y la educación de los que, a pesar de todo lo que antecede, hayan sobrevivido, se reducirá a su expresión más primitiva.”(15)

El criminal plan no salió adelante por la resistencia de la población y la resistencia militar del Ejercito Rojo. Tras la muerte de Stalin, la burguesía soviética retomó el abortismo con el objetivo de controlar la reproducción del proletariado y adecuarla al proceso de acumulación de capital, en este caso estatal, en el cual estaba inmersa porque la URSS no había logrado sacar la producción de las mediaciones de la Ley del Valor, aunque había logrado alcanzar un proceso de modernización productiva al precio que acabamos de ver. Es importante señalar, no obstante, que uno de los motores principales de la caída de la URSS fue la escasez de jóvenes y de juventud anímica y la sobreabundancia de viejos y no regeneración social, tras décadas y décadas de práctica masiva del abortismo.

La legalización del abortismo eugenésico en la República española en 1936 y 1937

La campaña pro abortista del capital y las clases medias urbanas se centraba en el discurso de “mejorar la raza”. Esta retórica ocultaba una criminalización del proletariado, y si en la URSS la introducción del abortismo la realizó Domontovich engalanándola con parloteo alrededor de los derechos de las mujeres, dada la mala fama que el feminismo burgués tenía en las izquierdas y el proletariado debido a su apoyo generalizado al imperialismo durante la guerra mundial, la retórica que se abrió paso fue la del libertarismo, pero como la mayoría del proletariado era contrario al abortismo, la ideología de legitimación fue la eugenesia, como “mejora de la raza”.

El 25 de diciembre de 1936, el conseller en cap Josep Tarradellas, y los consellers de Sanidad y Asistencia Social y de Justicia, Pere Herrera, de la CNT (!), y Rafael Vidiella, de UGT, firmaban el decreto de legalización del abortismo en Cataluña.

“Hay que acabar”, decía la introducción del texto, “con el oprobio de los abortos clandestinos, fuente de mortandad maternal, para que la interrupción del embarazo pase a ser un instrumento al servicio de los intereses de la raza y efectuado por aquellos que tengan solvencia científica y autorización legal para realizarlo” (18)

El médico Feliz Martí Ibañez había redactado el texto, quien luego se exilió a Nueva York y probablemente se haya integrado en los circuitos malthusianos internacionales. Las contradicciones de la CNT, que no contenta con integrarse en el Estado asumía legalizar el eugenismo, son terribles, y el Dr. Mina, del POUM las sintetizó así:

“el doctor Mina, en su opúsculo El problema sanitario ante la revolución proletaria, publicado en 1937 por la Editorial Marxista, escribió en relación al hecho de que se tratase de una reforma de tipo eugenésico: “¡Interés de la raza! Se huele la influencia de la teoría del racismo, tan cara a los nazis alemanes“. Y añadía: “Lo que importa para la especie humana no es la selección de un pequeño número de individuos, sino la creación de condiciones de subsistencia suficientes para permitir a todos los miembros de la sociedad vivir y rendir provecho”.(18)

En realidad, durante décadas la pequeña burguesía y las clases medias urbanas de Cataluña, y especialmente de Barcelona, había visto en el neomalthusianismo un modo de frenar la revolución proletaria, conteniendo el número de proletarios, disminuyendo el salario mínimo, y reorientando las críticas proletarias hacia los conservadores.  Tras la victoria de los franquistas, una amalgama de fascistas, conservadores, nacional-católicos y retroaccionarios, y con la expansión de los años 1950 el neomalthusianismo ni es posible ni conlleva ventajas económicas a la burguesía y las clases medias, lo que sin embargo en los años 1970s, volvió a aparecer como una urgencia.

En Japón, en los años 1920s se legalizó el aborto, pero se masificó después de la II Guerra Mundial Interimperialista, cuando Japón pasó a emplear el abortismo para contener el crecimiento de la población que desbordaba las estructuras estatales y a las mismas relaciones sociales de producción, para lanzar enérgicamente el desarrollismo industrial en las nuevas condiciones políticas tras la derrota del imperio, lanzando a las mujeres proletarias japonesas en masa a la explotación asalariada. Para ello imitó el pro abortismo bolchevique de la posguerra con el objetivo de  dar alas,  – junto a la sobreexplotación del campo – , a la industrialización acelerada.

El fraude Roe contra Wade y la imagen del embrión.

Después EEUU y Europa Occidental, hacia los años 1970s frenan el notable crecimiento poblacional promoviendo el abortismo. En los EEUU, se formó una espectacular pantomima jurídica financiada por el magnate mediático propietario de Playboy, Hugh “Hef” Hefner, alrededor de una denuncia falsa de violación de unos pandilleros a una muchacha. Fraguándose la jerga de “pro vida contra pro derechos”, en el infame caso de Roe contra Wade (16). Por supuesto, resultó ser un montaje, como luego reconoció la mujer que había denunciado, Jane Roe, a cambio de dinero de unas abogadas financiadas por los magnates de la línea neomalthusiana.

En realidad, la lucha ideológica en torno a los derechos de los embriones humanos se concentró en la idea burguesa malthusiana de su presunto carácter no humano ¿cuándo empieza la vida humana? Preguntaban. Pero la respuesta se conocía, gracias a la ciencia, desde inicios del siglo XIX con toda precisión. La idea supuestamente revolucionaria de los años 1960s era que un embrión humano era demasiado pequeño, no se parecía a un humano en fase madura de desarrollo, por lo que no sería un ser humano. Pero hay, más, como la Iglesia Católica sostiene que el humano tiene alma desde el mismo momento de la concepción, hay una sacralización, y por tanto sería oscurantista atribuirle humanidad al embrión humano. En realidad esta misma posición es la posición de la Iglesia Premoderna, el oscurantismo que hace siglo y medio se vió obligada a abandonar la Iglesia, y que es el que defienden hoy lo defienden los malthusianos.

En efecto, con anterioridad a 1869 la Iglesía Católica no reconocía que el cuerpo humano es plenamente humano desde el segundo uno de la concepción, como han demostrado las ciencias embriológica primero y biogenética después. El cambio doctrinario y constituyente de 1869 en la Iglesia Católica está claramente relacionado con los avances de la embriología que ponían en crisis a la doctrina aristotélica, recogida por Santo Tomás de Aquino, anterior a esa fecha, respecto a que los embriones humanos no tenían alma hasta que alcanzaban la figura humana. Pero la embriología demostró que la imagen bípeda del embrión se forma gradualmente, es un proceso de desarrollo, y no podía haber un momento concreto de descenso del alma al cuerpo relacionado con la imagen, – como tampoco de las prerrogativas comunitarias de la persona -, por lo que la teoría aristotélica del alma quedaba obsoleta.

La Iglesia tardó medio siglo en admitirlo, en cambio los malthusianos llevan casi dos siglos negando el carácter plenamente humano de los embriones humanos desde el mismo momento de la concepción, que es el momento en que hay que reconocerle todas las mismas e iguales prerrogativas que a cualquiera otro humano. Pero no es eso lo que interesa a las clases medias funcionariales, grandes capitales concentrados que operan en la industria de la antifertilidad humana, para esta industria la ideología y no la observación científica es mejor. Mas con independencia de lo que estas asociaciones de clases impulsen ideológicamente, los humanos embrionarios son simplemente seres humanos en el estadio de desarrollo inicial, y todo lo que se les haga se les está haciendo a individuos humanos, ni más ni menos, se lo haga su madre o un técnico de laboratorio, ocultar esto, como hacen hoy los malthusianos, es faltar a la verdad.

Casi dos siglos después de los descubrimientos científicos de la embriología y de la reposición de la Iglesia, la socialdemocracia y los neomalthusianos, encastillados en posiciones posmodernas socialfascistas, que incluyen la política de las identidades, todavía se niegan radicalmente a reconocer esta realidad material; que los humanos embrionarios son plenamente humanos. Y esa negación ni es casual ni es inocente.

Siempre, una y otra vez, los auges del abortismo están relacionados con las necesidades de la acumulación de capital, los intereses industriales y el desvió del proletariado hacia posiciones neomalthusianas, que en realidad son el malthusianismo de siempre, e incluso agravado. Pero la socialdemocracia a todo espectro ha sido capaz de presentar y promover el abortismo haciéndolo pasar como “marxista”. En China, igualmente, para propulsar el desarrollo industrial, y regular la transición demográfica hacia la urbanización, se impuso la política de un solo hijo y el abortismo. Incluso Cuba tomó ese camino.

Cualquiera que sean las formas políticas que adopte, el abortismo forma parte intrínseca de la acumulación de capital en todo el mundo. La política pro abortismo del capitalismo y la socialdemocracia del siglo XX, a todo espectro, desde sesentayochistas hasta leninistas, en comandita con los grandes capitalistas financiero industriales y amplias fracciones de técnicos e intelectuales de clase media, no ha abreviado la existencia a menos de dos mil millones de personas y es causante de una reducción eugenésica y darwinista social de población de al menos tres mil millones de personas que faltan a la población mundial actual, y tienen su contracara en la colosal acumulación de capital.

Puede sostenerse, pues, con mucha y muy seria base que el abortismo ha sido el principal medio de guerra contra el proletariado y el factor principal de freno a la Revolución Mundial. Pero, como apuntaba Marx en el proceso de acumulación de capital, en referencia a la despoblación de Irlanda; La producción de superpoblación relativa ganó la delantera a la despoblación absoluta.

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La autopositivización de la masificación del abortismo

Causas de las muertes maternas en Argentina
Por su parte, los grupos de interés pro abortismo dedican una parte de su propaganda del abortismo, claramente reaccionaria por su voluntad de no decir y que no se alcance la verdad y desinformar hasta brutalizar en aspectos centrales de esa práctica, a revelar, con intención normalizadora, el carácter masivo del abortismo, como hemos visto antes. Gran número de intelectuales y técnicos de clase media, desde antropólogos, sociólogos, sexólogos, publicistas, médicos y sicólogos, por generaciones, han cooperado en crear una ideología embellecedora del abortismo que lo hace incluso deseable, una vez el capital ya sabe producir y explotar industrialmente el deseo, y conoce los patrones de conducta y el estado de consciencia de las mujeres cuando están embarazadas, y en las primeras etapas del embarazo, cuando pasan por momentos naturales depresivos.

Estamos ante el primer gran hito histórico de la domesticación humana, pues lamentable e inquietantemente, el abortismo es el punto de salida, no el punto de llegada.

La industria del abortismo, que se expande y diversifica hacia nuevas formas de negocio e intervención, en los procesos de control y rentabilización de la planificación “familiar” centralizada, en sus adoctrinamientos ideológicos inflan las cifras allá donde buscan la normalización, o las hacen desaparecer allí donde ya la han conseguido, tanto para imponer una urgencia prioritaria en la fase de la implantación, como para ocultar el carácter reaccionario y nazi-fascista del abortismo.

Así, por ejemplo, las cifras de las mujeres muertas por abortar en la industria del celestinaje ilegal, son omnipresentes, en cambio ocultan no solo las mujeres muertas en el abortismo legal, sino también que las mujeres muertas durante la gestación por desasistencia de la maternidad son mucho más numerosas en gran número de países y que gran número de mujeres que quiere realizar su maternidad no puede hacerlo por las mismas causas que Marx aclaró en La Ley general de la Acumulación de Capital.

La propaganda nazi-fascista del abortismo busca establecer una urgencia y, a la vez, dar por ya masificado el abortismo, cuando en realidad es el objetivo, el objetivo buscado con la aplicación de esa técnica propia de las revoluciones de colores antimaternidad que promueven las campañas nazifascistas de las redes pro abortismo malthusianistas en gran número de países. Países en los que pretenden instaurar la planificación centralizada de la maternidad, en su búsqueda de ajuste del tamaño de la población a las necesidades de la explotación capitalista.

Más concretamente, el objetivo de la tecnocracia neomalthusiana es desplegar la planificación familiar centralizada, haciendo emerger de esta subsunción real de la reproducción biológica del proletariado toda una industria y su proceso adhoc de concentración y acumulación de capital en el ramo concreto que desarrollan, como ya han hecho en todo el Hemisferio Norte, además de elevar la tasa media de ganancia.

Pero esta práctica de inflar las cifras en determinados contextos no quiere decir que el abortismo no sea un proceso masivo, lo es, y a unos niveles realmente sorprendentes pero no por ello nada “normales”, si se entiende por ello como algo natural y normalizable en los usos y costumbres de las poblaciones el asumir la reducción de la vida social a procesos, insisto, claramente nazi-fascistas.

Lo que quiere decir esta afirmación crítica respecto a la manipulación del carácter masificado del abortismo es que en las campañas políticas de esta industria, en sus procesos de expansión geográfica y social del mercado, se miente sistemáticamente durante sus inicios sobre la masividad de la práctica con el objetivo, precisamente, de masificarlo.

Por ejemplo, en la Argentina, este año, camuflada en la campaña en pro de despenalización del abortado de embriones, la industria ha sostenido que los abortos clandestinos se realizan a un ritmo de 500.000 embriones deshauciados anualmente. Es cierto que un informe institucional de 2002 afirmaba que se habrían deshauciado ese año entre 370.000 y 500.000 embriones en Argentina.(17)

Eliminando el sesgo propagandístico de la industria, si suponemos una media de 300.000 embriones deshauciados de los vientres de sus madres en Argentina los abortos ilegales quizás no superen los 10.000 anuales (que “deciden” en realidad solo lo que ya está socialmente decidido y embellecido por el capital y las clases medias liberales y socialdemócratas) pero el objetivo si es el de 500.000 de bebés embrionarios abortados al año, lo que equivale a su muerte, que llegarían a ser 10 millones de humanos, en su mayoría proletarios, muertos en dos décadas, o 10 millones si no está inflada la estadística. Ese es el objetivo de la industria y del loby neomalthusiano en el FMI para el proletariado argentino. Son palabras mayores porque, verbi gratia, en el estado español con similar población, siendo de si brutal el alcance del abortismo que soporta sobre todo el proletariado, la media de abortos es de 100.000 anuales. ¿Por qué en Argentina han venido siendo realizados proporcionalmente el triple o, si fuera cierto lo que sostiene la industria, cinco veces más de abortos que en el estado español? ¿Hay algún proceso no visibilizado tras estas diferencias? ¿Por qué es tan elevado el objetivo neomalthusiano en Argentina? Entramos en palabras mayores.

Como la fecundidad es mayor, precisamente para contrarrestar la alta mortalidad infantil, y la situación del proletariado en la distribución del plusproducto y la escala de producción de valor es más precaria, la presión proabortista, legal o ilegal, es mayor. El capital, en las formaciones socio-económicas capitalistas que se incorporan a fases avanzadas de la acumulacion de capital, primero desarrolla una capacidad superior de ajuste del tamaño familiar y, como subproducto, organizan así un desplazamiento de la mortalidad infantil hacia la la mortalidad prenatal. Esto es lo que fundamentalmente organizaron las revoluciones neomalthusianas de colores de los años 1960-70s en los centros imperialistas, una reorganización masiva de la reproducción social a partir de adornarla con el eje-señuelo de la separación de la sexualidad (en tanto que placer) y la reproducción. Esto es lo que hoy intentan imponer en Argentina las clases medias neomalthusianas alineadas con el FMI y sus brutalmente caras financiaciones.

Como conclusión, el desplazamiento de la mortalidad infantil a mortalidad perinatal ha sido el gran logro del reformismo socialdemocrata, incluido el leninista, en el siglo XX. Y esto es lo que oculta el carácter masivo del abortismo. Pero hay más.

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La industrialización del abortismo como modo de estabilización de la ganancia y formación de una clase media temporal

Ahora, mediante la planificación centralizada del abortismo familiar en el seno del proletariado mundial, al igual que ocurrió en las grandes sustituciones genéticas del Cuello de Botella Postneolítico del Cromosoma Y, la reducción de líneas genéticas no se produce simultáneamente y de una sola vez, sino que se produce secuencial y continuamente a lo largo del tiempo, ya desde hace un siglo. Si proyectamos a largo plazo esta misma práctica estructural de abortar a los seres humanos proletarios sobrantes al capitalismo, por ejemplo a dos siglos, tenemos la desaparición de la mayoría de las líneas genéticas humanas proletarias actuales, a partir de la destrucción paulatina y sostenida de la población proletaria sobrante al capital, o bajo presión de bajos salarios, insolvencias y baja cualificación o alta obsolescencia inducidos por las devastadoras oscilaciones cíclicas del mercado mundial.

Probabilidad de automatización y computerización de los empleos

Conviene aclarar que la tendencia en la fase de la robotización es a que solo se pueden reproducir los abiertamente solventes, clases medias estables y burguesía, así como sus aliados aristócratas obreros. Pero no el proletariado. La tendencia es a que en el modelo ya maduro de la robotización una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres no se reproducen. En su mayoría se trata de proletarios y proletarias considerados sobrantes al estar desempleados y subempleados, o destinados por la sociedad burguesa y de clase media a la producción potenciada de plusvalía (esto es, en superexplotación, sin incluir una cantidad de poder adquisitivo concreto para la perpetuación de su línea genética). La cuestión aquí es que a medida que la tendencia decreciente de la tasa de ganancia pone a la sociedad capitalista a activar sus seis causas contrarrestantes para sostener la estabilidad interna de las clases aliadas en el capitalismo, la proporción de la población relativamente sobrante, subempleada es estructuralmente mayor. En estas condiciones, capitalistas, el abortismo es claramente un genocidio político-económico de proporciones históricas, indefendible por parte de ningún marxista.

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Machos alfa de clase media, entre el poliamor, la anti heteronormatividad y el disciplinamiento del proletariado


Pero las hembras alfa de clase media, como Kollontai (en lo de alfa, no en lo de clase media), no están solas. Interesa aclarar aquí que los machos alfa de clase media tienden a ser polígamos, (no existe la monogamia secuencial sino la monoparejantalidad secuencial, lo cual es distinto), de forma que el efecto de reducción de la diversidad genética masculina, a partir de la eliminación ventajista sostenida de la monogamia en el proletariado, aumenta a medida que se prolonga este modo capitalista de producción y reproducción biológico-social.

La reducción de la diversidad masculina va más acelerada que la femenina, que también se produce a velocidad histórica considerable. Así, en los centros imperialistas, en la lucha de clases, una parte de las lesbianas profesionales de clase media normalmente suelen promocionar su rechazo a las relaciones “heterosexuales”, o sea, sexuales, e incluso la negación directa de la primacía de la hetero-normatividad, o sea, de la atracción sexual entre hombres y mujeres, usualmente para ampliar el volumen de sus co-eróticas disponibles, a la vez que los polígamos alfa de clase media denostan a la familia nuclear precisamente porque es el principal obstáculo al desarrollo de su ventajista pasión polígama.

Si en las próximas generaciones solo va a poder reproducirse el 30% 70% de las mujeres, siendo las esterilizadas en su mayoría proletarias, y trabajadoras de clases medias, entre los hombres solo podrán reproducirse el 60%. Pero la socialdemocracia nos viene sermoneando con flagrantes estupideces como el “poliamor” mientras mantiene en marcha la acumulación de capital y todo tipo de depauperaciones morales y degeneraciones intelectuales en el proletariado, con nuevas formas, pero iguales en esencia a las denunciadas por Marx.

Por supuesto, no se pueden fundamentar las libertades sexuales de unas clases a costa de destruir la reproducción incluso biológica de otras clases, y presentarse encima como “democráticos” y “progresistas”. Y tarde o temprano esta tiranía estallará. Pero hay más.

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El abortismo en la dialéctica de los tiempos largos


La conclusión es clara, la muerte de miles de millones de embriones trae al capital un cheque de estabilidad social multiterritorial a largo plazo, porque la gestión de la sobrepoblación relativa se hace menos costosa y la estabilidad política de los estados aumenta, favoreciendo también la acumulación de capital durante toda una época al movilizar al ejercito industrial de reserva femenino movilizado hacia la explotación en la Esfera de la Producción. Y como demanda adicional, reduciendo los salarios, y así reduciendo el salario familiar, el proceso desencadenado por el lanzamiento de las mujeres a la oferta se retroalimenta, pero además la clase media se ve consolidada y estimulada a favorecer la estabilidad esencial del desarrollo político y económico de la acumulación de capital a partir de la participación en el despiece sexo-reproductivo de las partes menos rentables del proletariado y en el flujo gerencial de la dominación, en las primeras fases.

Estamos pues ya no únicamente bajo las mediaciones de los resultados sociales inerciales de la dinámica de las estructuras sino también ante la lucha de clases y luchas de clases en proceso. El resultado en tiempos largos no es otro que, al igual que ocurrió en el Cuello de Botella del cromosoma Y con los cazadores-recolectores, pero a una velocidad mucho mayor, la mayoría de las líneas genéticas del proletariado mundial actual y venidero tiende a desaparecer en el proceso, siendo el abortismo una herramienta fundamental para mantener la dinamica que lleva a este resultado.

Karlos Agustín García-Salmones
Euskal Herrian, 2018-22

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Notas y recursos en línea

(1) Carta a Engels en noviembre de 1950. Citada en Las Metáforas teológicas de Marx, de Enrique Dussel. Página 34.
(2) Elementos fundamentales para la crítica de la economia política. (Gründisse) 1857-1858. Siglo XXI Editores. Estudio de la población. En el concepto de trabajador libre está implicito el pobre. Población y sobrepoblación, etc. Tomo II, página 114. Karl Marx.
(3) Sobre Proudhon (Carta a J. B. Schweitzer) Febrero de 1865. K. Marx
(4) EL Capital, crítica a la economía política. Libro Primero. El Proceso de producción de capital. Capítulo XV. Karl Marx
(5) Loi générale de l’accumulation capitaliste. III. – Production croissante d’une surpopulation relative ou d’une armée industrielle de réserve. Karl Marx
(6) Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán. Crítica al Programa de Gotha. Karl Marx
(7) La Ley General de la Acumulación del Capital. Karl Marx
(8) Ibidem.
(9) Planificación Parental para los capitalistas. Por Michael Barker
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/515402
(10) La Asociación Internacional de Trabajadores, 1866. Instrucciones para los Delegados del Consejo General Provisional. Las diferentes preguntas
https://www.marxists.org/history/international/iwma/documents/1866/instructions.htm
(11) La clase trabajadora y el neomalthusianismo. Vladimir Ilich Uianov, Lenin. 1913
https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1913/jun/29.htm
(12) Mujeres de Octubre. El Código Soviético de familia de 1918: La primera legislación para la igualdad de las mujeres.Marina Pibernat (Coord.) Prólogo de Ana de Miguel. El Viejo Topo
(13) Preface to the Book Society and Motherhood. Alexandra Domontovich, 1915
https://www.marxists.org/archive/kollonta/1915/mother.htm
(14) The Autobiography of a Sexually Emancipated Communist Woman. Alexandra Kollontai, 1926
https://www.marxists.org/archive/kollonta/1926/autobiography.htm
(15) Grandes Tragedias de la Segunda Guerra Mundial. La selección de la raza aria.[Lebensborn] Juan Jose Abad. Ginebra, 1978. Cap. Hijos del odio. Pp. 170-171.
(16)Caso Roe contra Wade
http://www.papelesdesociedad.info/IMG/pdf/caso_roe_contra_wade-2.pdf
(17) ¿Cuántos abortos se realizan en Argentina?
http://kaosenlared.net/cuantos-abortos-se-realizan-en-la-argentina
(18) Así se prestigiaba el abortismo durante la campaña de inicios de los años 1989s en el estado español:  “Cataluña tuvo durante la República la ley del aborto más progresista de Europa. Permitía interrumpir el embarazo por razones éticas o sentimentales” . Jaume Sobreques I Callico | 
(19) Los partidarios de la Fecundación In Vitro se ayudan de una Inteligencia Artificial para resolver el caso de cuáles son los embriones humanos “sobrantes”

[Neoeugenesia y Concepción Artificial] Tocante a los crímenes tecnomalthusianos de los Padres Tecnológicos saturnalistas: Izpisua tenía el deber de cuidar a sus (132) hijos humanoides concebidos artificialmente


(20) “Marxismo y derecho al aborto. Los orígenes del decreto soviético de legalización del aborto de noviembre de 1920. Los debates que precedieron a la adopción del decreto soviético sobre el aborto.” Cintia Frencia et Daniel Gaido
https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6414


INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y ABORTISMO.

Tocante al contenido nazifascista de la ideología generista del “El Patriarcado”.

Por K.A. García-Salmones

Índice

Entradilla

  1. Acerca del bluf sobre que Marx avaló la idea de que las mujeres constituyen una clase social. Luz de Gas de clase media tergiversando las equivocaciones de Engels / Las diferencias entre la familia nuclear y el Matrimonio, y entre el siglo XIX y el siglo XXI / El pensamiento de Marx respecto a la familia / La familia como marco de opresión o como sujeto y/o objeto de explotación / La primera explotación de clase y las enseñanzas de la lucha de clases primitiva / Notas
  2. Cuello de Botella Neolítico del Cromosoma Y y Estatización; la equivocación de Engels. La diversidad mitocondrial y la dialéctica Poligamia/Monogamia / El muy profundo Cuello de Botella del Cromosoma Y del Neolítico / Crecimiento poblacional y migraciones de colonización / Despaleolitización Violenta y Eliminacion de Población Sobrante a la Reproducción antes que Guerras de Clanes Patrilineales / El papel de la poligamia en la Estatización / Notas
  3. La vida de los hombres proletarios (NO les) importa. Metabolización de los sobrantes y dialéctica de los tiempos largos / Las desigualdades en la esperanza de vida entre varones y féminas / El ocultamiento del condicionamiento negativo de clase más grave en el proletariado masculino / La dinámica global de los androcidios / Notas
  4. La baja natalidad recrudece la mortalidad del proletariado masculino. El crecimiento de la disparidad de duración de la vida por sexo-géneros a partir de 1880 / El experimento de Exeter / La Ley General de la Acumulación de Capital en la reproducción proletaria / Efectos pro poligámicos y de diferentes mortalidades prematuras en el proletariado masculino por la desigualdad de ingresos / Notas
  5. El carácter masivo del abortismo. Las posiciones estratégicas anti malthusianas de Marx / La transformación del marxismo en neomalthusianismo a manos de la socialdemocracia / Alexandra Domontovich / La explosión del abortismo legal en la URSS / La autopositivización de la masificación del abortismo / La industrialización del abortismo como modo de estabilización de la ganancia y formación de clases medias temporales / Machos alfa de clase media, entre el poliamor, la anti heteronormatividad y el disciplinamiento del proletariado / El abortismo en la dialéctica de los tiempos largos / Notas
  6. El rol central del abortismo en la producción social del sujeto ultraliberal o maquínico. Mentiras a todo trapo completamente normalizadas y de “sentido común” / La maquinización original / La maquinización de las familias para su centralización, control, disciplina y mando / Notas
  7. Inteligencia artificial hacia la producción de consciencia humana artificial y abortismo destruyendo consciencia humana natural.
  8. Las grandes sustituciones genéticas y las crisis históricas de modo de producción.

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